(Koddel)Yo sabía que la familia de Carla iba a estar furiosa después de semejante enfrentamiento. Porque su padre sabía que yo, había ganado esa pelea incluso sin violencia.—Fue un discurso motivador. —dijo Zim, que todavía no se recuperaba de sus propios nervios.Era imposible pensar que el actuaría con normalidad, había pasado la mayor parte de su vida en las sombras, manejando mis negocios desde el anonimato que lo mantenía a salvo. Ahora todos conocían su rostro, su peor pesadilla de había vuelto realidad.Zim buscó en la guantera del auto un móvil un poco gastado, pero que tenía crédito para realizar llamadas. Me lo entregó.—Has las llamadas que correspondan para que vengan nuestros refuerzos. —dijo con un tono apurado, tenía prisa por librarse de la responsabilidad. —Me largo de aquí.—No vas a irte, no te pasará nada. Deja de ser tan cobarde. —solté, con algo de fastidio. Ahora mi prioridad era encontrar a Clara, sin ella no tenía nada en la vida. —Debemos encontrarla.—Es t
(Jimmy)Estaba todavía platicando con Kimmu cuando Ashley entró al cuarto, viendo a mi hijo dormido en uno de los sofás de la habitación.—Til ya está dormido, tu servicio no es requerido aquí. —dijo Ashley, con su voz más agreste y parca, estaba en alerta.—Disculpe, es que debo limpiar este cuarto antes de marcharme. —empezó a decir Kimmu, con la cabeza gacha, señalando todo el desastre que la fiesta había dejado por todas partes.Los papeles de confeti, los adornos, estaban desparramados por cada rincón del lugar. Los platos sucios por el pastel y los utensilios utilizados también se hallaban todavía en la mesa. Ashley arrugó la nariz, siendo como un sabueso, rastreando su sospecha.—Está bien. —dijo después de una larga pausa que se me hizo prácticamente eterna. —Limpia todo y vete a tu casa. —su hostilidad creció, ella miró a la muchacha de arriba abajo con una mirada despectiva. Vi que eso la hizo sentir mal y hubiera querido poder defenderla, si no fuera porque habría levantado
(Clara)—Una cita, es lo único que le he pedido a las noches que he pasado en soledad. Una noche contigo para demostrarte lo mucho que vales. —dijo Lucio, todavía con la voz amable y ronca a la vez. —Nadie debió quitarte tu amor propio, eras y siempre serás una mujer brillante.Las lágrimas salían de mi rostro. La decepción se mezclaba con la impotencia, porque los recuerdos venían a mi mente como fotografías tan vivas. Él me había hecho la mujer más feliz del mundo por mucho tiempo, cuando tuvimos nuestro casamiento, la luna de miel, nuestra vida en pareja de ensueño. Yo estaba bien conmigo misma, orgullosa de mi carrera, forjada con tanto esfuerzo. Para que todo se derrumbara en engaños, el llanto volvió a escaparse de mí, sin vergüenza alguna.Lo que más me dolió fue saber que le había vendido al mundo y a mi misma la imagen de un matrimonio perfecto, todos me felicitaban constantemente. Nadar en mentiras era lo más triste, porque chocarse con la realidad es puro dolor, físico y me
Al tener que marcar un número, mi mente se quedó en blanco. Las puntadas en la cabeza a causa del dolor de los golpes se multiplicaron. Comencé a pensar que estaba perdida. Al intentar navegar por internet me topé con que el internet no era el suficiente para lograr entrar a un sitio con mi cuenta.Solo podía llamar y no recordaba el número de Koddel, ni de Zim, ni de nadie que hubiera conocido hacia poco. La debilidad me estaba haciendo cerrar los ojos y me creí próxima a desmayarme en cualquier segundo. Si perdía la oportunidad ahora, no volvería a tener la chance de pedir ayuda.Me habían mandado a ese ángel del cielo y tenía que pensar en algo. Busqué en mis recuerdos, hallando solo un único número que jamás olvidé con el pasar de los años.Este era el número de Lucio. Al haber estado casados por tanto tiempo, era el número de móvil que siempre sabía de memoria por si surgía una emergencia. Marqué sin temor los dígitos y esperé a que se conectara.Fue un tiempo de minutos larguísi
Ahí estaba, la verdad frente a mis ojos. El panorama antes tan alentador iba desmoronándose a pedazos frente a mí. Ella era un demonio, con un plan para cada cosa, con una perversidad que no tenía nombre.—¿Te ha gustado la puesta en escena, Clara? —preguntó Carla, yendo hacia donde yo me hallaba.Tenía los ojos chispeantes y el cabello impecable, había ido a cambiarse y tomado ese baño de relajación. Se veía imponente, bella, esplendida. Un brillo radiante que solo se daba cuando uno estaba relajado.—No ha sido muy difícil engañarte, es que eres tan tonta. —dijo ella, poniendo los ojos en blanco.Vi que tomaba la mano de Lucio entre las suyas.—Saluda al nuevo miembro de nuestra familia. —dijo ella, con una amplia sonrisa. —Quería tener a alguien que te recordara a tu hogar. Oh, vaya que es bueno en la cama. —guiñó un ojo. —Ya veo porque te gustaba tanto.Él me miró como si me odiara. Quizás se estaba vengando, aunque yo no le hubiera hecho nada.—Los dejo a solas para que charlen u
Pude ver que Lucio haría cualquier cosa, porque su mirada ya no tenía culpa ni pena. Ahora tenía el deseo de obedecer las órdenes de Carla. Yo me quedé helada, paralizada sin poder hacer nada para reaccionar ante esas palabras tajantes.Ella, de pie frente a mí, le decía a Lucio las órdenes precisas. Iba a hacerme su sumisa, era su venganza. Su mente planeaba miles de maneras en las cuales humillarme por segundo. Al provocarla, había hecho que pensara todavía más en esas formas.—No lo hagas Lucio, tu dijiste que me amaste. —dije con los ojos enrojecidos. El miedo estaba subiendo por mi estómago, no quería vivir una situación así de terrible.No era justo, yo no sería la sumisa de nadie.—Quítale la ropa y comienza. —ordenó Carla, con la voz de mando firme.Lucio estaba pensando en si lo haría o no, pero el deseo en sus ojos me marcaba que se decidiría por hacerlo.—No creíste que eras demasiado buena para mí. —dijo él, enfocándome. —No eres tan buena como piensas.—¿De que hablas…? —
Los medicamentos comenzaron a hacer efectos días después de comenzar el tratamiento. Aún así, el dolor era intenso, aunque los calmantes fueran fuertes. Koddel dormía a mi lado intentando no aplastar las partes de mi cuerpo que me dolían. Estaba callado, porque yo tampoco lograba hablarle mucho para contestarle. Pero no necesitábamos hablar, él estaba presente a cada minuto, dándome amor y protegiéndome. Tenía una mirada severa, el haber sido atacado lo había hecho más sombrío y taciturno. Pero no por eso era menos amable conmigo. Yo era su reina.Cuando me dormía, solía tener horribles pesadillas en las cuales Lucio y Carla ingresaban a este cuarto para seguir con lo que comenzaron y me despertaba al borde del llanto. Koddel me acunaba entre sus brazos y me refugiaba en su comprensión. Era tan dulce, a pesar de su imagen en extremo ruda.Después de que pasaran unos días, mi garganta se desinflamó y logré comenzar a hablar con más normalidad.—Kodd, ¿Qué ha sucedido? —fue lo primero q
(Koddel)Ella lo dijo sin pensarlo, sin detenerse, como una verdadera fiera que había estado enjaulada por mucho tiempo. No podía mirarla sin entristecerme, soportar tanto, no lo merecía y jamás podría recompensarla. Tenía un corazón de hierro, nada la doblegaba ni aun con todos los pronósticos en su contra. La amaba, podría hacer cualquier cosa por ella, incluso marcharme sin pertenencia alguna, olvidando las herencias que mis padres me dieron en legado.La sostuve entre mis brazos disfrutando el calor que me brindaba, era una sensación que jamás se apagaba, el deseo que tenía dentro por hacer que fuera mía para siempre. Una inmensidad dentro de sus ojos, los más hermosos del mundo para mí. Clara sonrió al terminar de decirme que no se retiraría, sino que, al contrario, pelearía con más fuerza.Me pidió que la dejara a solas por unos momentos para dormir, necesitaba con urgencia seguir descansando después de todo lo que había vivido. Tomé aire antes de cerrar la puerta, este lugar er