Su viaje a Italia se llevó a cabo esa misma noche. Lamentablemente, no podía hacer nada para evitarlo y terminó resignándose a su destino demasiado pronto. —Serás parte del grupo de chicas exclusivas —le informaron al bajarse del avión privado.Anastasia no había vuelto a ver a aquel individuo que, se suponía, la había comprado. Sin embargo, acababa de enterarse de cuál sería su verdadero trabajo.—¿Chicas exclusivas? ¿De qué están hablando? —se horrorizó ante la idea de que fueran a prostituirla.—De que entregaras tu cuerpo únicamente a las personas que te indiquemos —así sin más le contestaron, como si no estuvieran hablando de su cuerpo y de la posibilidad de que la violentarían al usarlo. —¡De ninguna manera, yo no soy una mujerzuela! —se negó sin dudarlo.—Lo serás luego de que recibas el entrenamiento necesario. —¡No! ¡No! ¡Por supuesto que no! —forcejeó con aquellos hombres, los cuales no dudaron en apuntarla con un arma para que obedeciera.Anastasia fue llevada en un auto
Para Adhara era indispensable evitar estar a solas con Oliver, razón por la cual, decidió impedirle el ingreso al apartamento. —Sé que no tengo derecho a decirte esto. Pero hazme un enorme favor y deja de venir, deja de insistir —le pidió con sinceridad, deseando alzar una barrera entre ellos—. En cuanto pueda volver a caminar con normalidad, buscaré un trabajo y me marcharé de aquí. Te pagaré todo lo que te debo. Absolutamente todo. Pero hasta entonces solamente mantente lejos.La expresión en el rostro de Oliver se volvió de piedra al escuchar sus palabras. Sabía que luego de lo ocurrido entre los dos tomaría este tipo de actitud, pero no imaginó que sería a tales extremos.—¿Por qué te resulta tan difícil darme una oportunidad? —Quiso saber, con el corazón en la mano y con una intención real de enmendar sus errores.—Adriana lloró mucho por tu culpa —comenzó ella a enumerar sus razones—. A pesar de tu deseo de ayudarla con su enfermedad. No fue suficiente. La hiciste sufrir realme
—Por favor, no le hagas nada —suplicó Adhara, refiriéndose a Emily—. Déjala ir, Esteban. Esto es entre tú y yo solamente.El hombre pareció pensarlo, mirando a la enfermera con una mueca de desagrado.—Si la dejo ir me denunciará —no pareció estar de acuerdo con su exigencia.—¡No lo haré, se lo juro! —habló la mujer con voz temblorosa. Suplicando por su liberación.—¡Mientes!—Esteban —le llamó Adhara al ver que su atención se centraba en la persona menos indicada—, por favor, no hagas algo de lo que luego te arrepientas.—¡¿Qué más da?!—se encogió de hombros como si no le importara—. De igual forma, todos ustedes ya han decidido condenarme.—No, no es así. Por favor, detente.El sonido de un vehículo entrando en el estacionamiento lo hizo reaccionar precipitadamente, empujó el cuerpo de Emily, haciendo que se golpeara la cabeza contra la carrocería de un auto y quedara inconsciente.Adhara quiso gritar ante este hecho, pero la mano del hombre cubrió su boca impidiéndolo y la pistola
Cuando Luke Jones recibió aquella llamada no esperaba oír la suave y melódica voz de Adhara Miller, la chica que había pedido sus favores innumerables veces y de la que no había recibido más información en varios meses. Intuía que algo estaba ocurriendo en Rusia, algo que la mantenía lejos del lugar al que verdaderamente pertenecía. Porque sí, Adhara había pedido una licencia en sus pasantías, una licencia que se estaba extendiendo demasiado. Necesitaba que volviera. —Es un placer oír tu voz de nuevo —contestó con un ronroneo. —Luke, lo lamento —comenzó Adhara con sus disculpas—. El plan, el contrato, todo se vino abajo. No quise volver a contactarte para que Oliver no diera con tu pista ni procediera legalmente contra ti por intento de e****a. No quería perjudicarte con esto —le explicó sus razones para mantenerse lejos. Adhara sabía bien que Luke había sido su aliado principal en su plan de venganza, había creado una empresa ficticia invirtiendo parte de su dinero únicamente pa
—Tenemos a tu mujer —dijo una voz distorsionada a través del teléfono. El cuerpo de Oliver se puso rígido ante esto, sabía que la policía estaba buscando a Esteban luego de haberse llevado a Adhara, pero no se imaginó que las cosas iban a tomar este rumbo inesperado. —Si quieres volver a verla con vida, entonces deberás pagar el rescate —soltó la persona sus verdaderas intenciones. «Se suponía que era Esteban, ¿no?», pensó Oliver. —¡No te atreves a hacerle nada! —rugió él con miedo de perderla. Esas horas desde su secuestro habían sido las más angustiantes de toda su vida. Amaba a Adhara y la idea de perderla era simplemente insoportable. No lo podía permitir así tuviera que entregar todo lo que poseía. No le importaba con tal de traerla sana y salva a su lado. —Eso dependerá de ti. —Muéstramela. Dame una evidencia de que es verdad —exigió rotundo. —No estás en condiciones de negociar —y con esto se cortó la comunicación. Oliver lanzó el teléfono al sofá y contuvo un grito
Cuando el teléfono de Oliver volvió a sonar, la respuesta del hombre ya estaba perfectamente planificada en su mente. —¡Tengo el dinero! —fue lo que contestó a sus extorsionadores.Rápidamente, acordaron una dirección para la entrega y entonces la advertencia no tardó en llegar a sus oídos.—Nada de policías ni de querer hacerte el listo —ordenó con firmeza aquella voz distorsionada.—De acuerdo. Oliver colgó la llamada y miró a su madre. Ambos compartieron una mirada de complicidad, la cual tenía mucho tiempo sin ser intercambiada entre ambos. Le resultó inevitable no recordar su niñez cuando Irina parecía ser una persona normal y buena madre. Ahora, en cambio, sentía que no la conocía y que era una completa desconocida de la cual quería mantenerse lo más lejos posible. Pero por el momento no le quedaba más opción que cooperar juntos. Así que, con un asentimiento, le indicó que estaba listo y era hora de darle inicio al plan. Madre e hijo tomaron caminos diferentes, la idea era
La ira de sentirse burlado hizo que Giovanni se girara bruscamente en la dirección de Oliver, quien se encontraba a unos pocos metros de distancia. No lo pensó en el momento en que su mano se alzó apuntándolo con el arma de fuego. Su corazón palpitaba fuertemente en su pecho con un deseo ardiente de venganza.Debía matarlo.Debía…Un disparo se escuchó, pero no fue el de su propia arma. Un dolor agudo lo atravesó al instante y supo entonces que lo habían herido en el brazo.Oliver, con los ojos abiertos como plato, dio un paso atrás y miró a su madre, quien sostenía en su poder una pistola.—¡No te atrevas a meterte con mi hijo! —bramó la mujer al hombre que ahora se encontraba herido.Giovanni no podía procesar lo que estaba ocurriendo. Todo había sido demasiado rápido. Su arma se disparó, pero no dio a ningún objetivo. Y ahora era él quien se encontraba herido y todo por culpa de Irina Volkov.—¡¿Cómo te atreves?!—Mi hijo está fuera de los límites —le recordó ella, desafiante.—Pue
Al llegar al hospital, las puertas de la ambulancia se abrieron de golpe. Los paramédicos rápidamente hicieron rodar la camilla y llevaron a Oliver hacia la sala de emergencias.—¡Urgente! —gritó uno de ellos al equipo médico que esperaba—. Hombre de 30 años, herida de bala en el costado izquierdo, signos de shock hipovolémico. Presión arterial baja y pulso acelerado.El médico a cargo rápidamente recibió la información y se acercó a atenderlo.—¿Cuál es su nombre? —preguntó mientras revisaba las notas sobre su historial.—Oliver —respondió Adhara, quien se encontraba cerca. Conteniendo a penas las ganas de llorar. —Bien, Oliver. Vamos a hacer todo lo posible por ti. Necesitamos estabilizarte y llevarte al quirófano de inmediato.Las palabras quedaron suspendidas en el aire, porque el hombre al que le estaban hablando no pudo contestar. Sus ojos estaban entreabiertos, pero no parecía enfocar absolutamente nada.Se lo llevaron entonces y Adhara se quedó en la sala de espera, con las m