Los días siguieron transcurriendo en la misma sintonía. La presencia de Oliver se había vuelto una constante en su vida. Se había sorprendido a sí misma, esperándolo en más de una ocasión. Pero cuando finalmente aparecía, lo repudiaba; sin embargo, él era paciente ante su rechazo.—Mañana podremos ir al médico, a ver cómo va la pierna. Quizás terminen quitándote este yeso mucho antes de lo planeado —le dio la buena nueva con una pequeña sonrisa en sus labios.—¿Tú crees? —preguntó como una niña esperanzada.—Existe la posibilidad. Has guardado el reposo necesario.Adhara no pudo evitar contagiarse con su buen humor. Aquella era la mejor noticia que había escuchado en mucho tiempo.—Ya quiero que sea mañana —suspiró con añoranza.—No comas ansias —le acarició el cabello. El gesto fue completamente inesperado y, por la expresión de Oliver, él mismo pareció sorprenderse de que su mano tuviera vida propia y se moviera en esas direcciones—. Lo siento —se disculpó entonces.—Está bien —resp
Cuando Oliver regresó a su casa esa noche, lo último que esperaba era encontrarse a Anastasia en su habitación.—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó sorprendido y disgustado de que se hubiera tomado el atrevimiento de invadir su espacio sin su autorización.—Aún conservo la llave —alzó el objeto en su mano derecha como única explicación.—Eso no responde a mi pregunta. ¿Qué estás haciendo aquí? —repitió con irritación en su voz.—He venido para solucionar lo nuestro —contexto en un tono bajo, desprovisto de toda emoción. Algo en la expresión de Anastasia, le hizo recordar a un robot, a una marioneta, a un ser sin vida ni decisiones propias. Era como si existiera únicamente para representar un papel.«¿Qué ocurría con ella?», se preguntó entonces genuinamente preocupado. —Sabes perfectamente que estamos destinados a casarnos —prosiguió la mujer con aquellas palabras ensayadas—. Esto es inevitable. Lo nuestro lo es —dicho esto, bajó el cierre de su vestido y dejó al descubierto su cue
—Señorita, no sé si haya sido buena idea venir. La colina es muy empinada y usted no puede forzar demasiado la pierna —se preocupó Emily, al ver el trayecto que faltaba para llegar hasta la tumba de su hermana.Adhara había insistido mucho en hacer esta visita, para ella era importante tener un momento a solas con Adriana, hablarle, contarle lo que le aquejaba y lo que le hacía doler el corazón últimamente.Nada le había salido como lo había planeado. Los culpables resultaron no serlo, y la justicia parecía no existir en este lugar. Pero como si fuera poco, se había enamorado de un hombre al que no debía ni siquiera mirar.Necesitaba que su hermana la escuchara y le diera alguna señal sobre esto, la ayudara a encontrar el rumbo nuevamente. Le hacían tanta falta sus consejos.—Por favor, continuemos —pidió a pesar del dolor que comenzaba a embargarla.Había comenzado la rehabilitación hacía una semana, pero justo como lo predijo el médico, era un proceso lento. Demasiado lento para su g
Esa misma tarde, un par de hombres aparecieron en compañía de una mujer de expresión severa.—Levántese —le ordenaron.Anastasia no entendía lo que estaba sucediendo. ¿A dónde la llevarían estas personas?—¿Qué pasa? ¿A dónde me llevan? —pidió explicaciones cuando la alzaron sin mucha delicadeza.—Primero debe darse un baño. Apesta —señaló la mujer con molestia.—¡¿Un baño para qué?! ¡¿Qué me piensan hacer?!El miedo se apoderó de ella; no se suponía que esto estuviera sucediendo. Es decir, sabía que su padre quería darle una lección por su desobediencia, pero de ahí a entregarla a un grupo de desconocidos, le parecía algo extremo. Todo parecía indicar que Giovanni Sidorov sí la había vendido a ese sujeto.La realidad de su situación la hizo sentir devastada. Ya no sabía si realmente Oliver se daría cuenta de lo que estaba sucediendo a tiempo.Estaba perdiendo las esperanzas a medida que más la arrastraban a una habitación desconocida, la cual era más amplia y tenía un baño incluido.
Su viaje a Italia se llevó a cabo esa misma noche. Lamentablemente, no podía hacer nada para evitarlo y terminó resignándose a su destino demasiado pronto. —Serás parte del grupo de chicas exclusivas —le informaron al bajarse del avión privado.Anastasia no había vuelto a ver a aquel individuo que, se suponía, la había comprado. Sin embargo, acababa de enterarse de cuál sería su verdadero trabajo.—¿Chicas exclusivas? ¿De qué están hablando? —se horrorizó ante la idea de que fueran a prostituirla.—De que entregaras tu cuerpo únicamente a las personas que te indiquemos —así sin más le contestaron, como si no estuvieran hablando de su cuerpo y de la posibilidad de que la violentarían al usarlo. —¡De ninguna manera, yo no soy una mujerzuela! —se negó sin dudarlo.—Lo serás luego de que recibas el entrenamiento necesario. —¡No! ¡No! ¡Por supuesto que no! —forcejeó con aquellos hombres, los cuales no dudaron en apuntarla con un arma para que obedeciera.Anastasia fue llevada en un auto
Para Adhara era indispensable evitar estar a solas con Oliver, razón por la cual, decidió impedirle el ingreso al apartamento. —Sé que no tengo derecho a decirte esto. Pero hazme un enorme favor y deja de venir, deja de insistir —le pidió con sinceridad, deseando alzar una barrera entre ellos—. En cuanto pueda volver a caminar con normalidad, buscaré un trabajo y me marcharé de aquí. Te pagaré todo lo que te debo. Absolutamente todo. Pero hasta entonces solamente mantente lejos.La expresión en el rostro de Oliver se volvió de piedra al escuchar sus palabras. Sabía que luego de lo ocurrido entre los dos tomaría este tipo de actitud, pero no imaginó que sería a tales extremos.—¿Por qué te resulta tan difícil darme una oportunidad? —Quiso saber, con el corazón en la mano y con una intención real de enmendar sus errores.—Adriana lloró mucho por tu culpa —comenzó ella a enumerar sus razones—. A pesar de tu deseo de ayudarla con su enfermedad. No fue suficiente. La hiciste sufrir realme
—Por favor, no le hagas nada —suplicó Adhara, refiriéndose a Emily—. Déjala ir, Esteban. Esto es entre tú y yo solamente.El hombre pareció pensarlo, mirando a la enfermera con una mueca de desagrado.—Si la dejo ir me denunciará —no pareció estar de acuerdo con su exigencia.—¡No lo haré, se lo juro! —habló la mujer con voz temblorosa. Suplicando por su liberación.—¡Mientes!—Esteban —le llamó Adhara al ver que su atención se centraba en la persona menos indicada—, por favor, no hagas algo de lo que luego te arrepientas.—¡¿Qué más da?!—se encogió de hombros como si no le importara—. De igual forma, todos ustedes ya han decidido condenarme.—No, no es así. Por favor, detente.El sonido de un vehículo entrando en el estacionamiento lo hizo reaccionar precipitadamente, empujó el cuerpo de Emily, haciendo que se golpeara la cabeza contra la carrocería de un auto y quedara inconsciente.Adhara quiso gritar ante este hecho, pero la mano del hombre cubrió su boca impidiéndolo y la pistola
Cuando Luke Jones recibió aquella llamada no esperaba oír la suave y melódica voz de Adhara Miller, la chica que había pedido sus favores innumerables veces y de la que no había recibido más información en varios meses. Intuía que algo estaba ocurriendo en Rusia, algo que la mantenía lejos del lugar al que verdaderamente pertenecía. Porque sí, Adhara había pedido una licencia en sus pasantías, una licencia que se estaba extendiendo demasiado. Necesitaba que volviera. —Es un placer oír tu voz de nuevo —contestó con un ronroneo. —Luke, lo lamento —comenzó Adhara con sus disculpas—. El plan, el contrato, todo se vino abajo. No quise volver a contactarte para que Oliver no diera con tu pista ni procediera legalmente contra ti por intento de e****a. No quería perjudicarte con esto —le explicó sus razones para mantenerse lejos. Adhara sabía bien que Luke había sido su aliado principal en su plan de venganza, había creado una empresa ficticia invirtiendo parte de su dinero únicamente pa