Al parecer a Oliver no le importaba que estaban en un sitio público ni muchos menos las miradas indiscretas de las que empezaban a ser merecedores. Lo único que le importaba era empujar su lengua en su cavidad, ocasionando que involuntarios sonidos quisieran salir de lo más profundo de su garganta, sonidos que eran atrapados por la boca del hombre mientras le impedía alejarse con una mano firme en su nuca.—Mmm, Oliver —gimió cuando finalmente se alejó un poco para permitirle respirar.Adhara se enderezó en su asiento con el rostro en llamas y muy consciente de que eran el centro de atención y la razón de tantos cuchicheos, pero realmente no podía prestarle mucha atención al ruido exterior cuando su propia cabeza no paraba de soltar sonidos de alarmas.¡ALERTA!¡CUIDADO!«Esto no está bien», concluyó después de un rato.Y si estaba consciente de que debía hacer algunos sacrificios por el bien de su plan, pero esto empezaba a excederse y ni siquiera podía colocar como excusa que seguía
Adhara se mordió el labio inferior, mientras veía la figura de Oliver dormido en su cama. Una semana entera llevaba presenciado esta misma visión y aún no lograba acostumbrarse, de hecho, no debía acostumbrarse.No había vuelto a tocar el tema del Grupo Aceros con él para no presionarlo, pero comenzaba a creer que era el momento de dar el paso definitivo. Ese día buscaría que le diera una respuesta y esperaba que esta fuera un sí, el sí que tanto necesitaba y que le ayudaría a poner distancia.—¿Desde cuándo estás despierta? —de repente la voz del hombre, la sacó de sus más profundas cavilaciones.Adhara sonrió, como lo hacía últimamente, como debía hacerlo por beneficio de su plan.—No hace mucho que me desperté —esa parte era cierta.—Ya veo.Oliver estiró su mano y la tomó del brazo, ocasionando que perdiera el equilibrio y cayera de vuelta a la cama.—¡Oliver! —se quejó al sentir sus brazos rodeándola.Pero el hombre no pareció atender a sus protestas, sus manos sujetaron su rostro
No estaba pensando. Simplemente no estaba pensando.Adhara se dio cuenta de esto, cuando aquel arrebatado beso terminó y se encontró de frente a Esteban, quien parecía tener muchas preguntas reflejadas en su cara.—¿Esto… qué fue? —la confusión presente en su voz.—Yo… no lo sé.No encontraba como decirle que estaba desorientada, que su corazón comenzaba a sentir cosas que no quería sentir y que prefería que estos sentimientos fueran en su dirección antes que en la de otro hombre.—Acabas de besarme, Adhara —enuncio, mostrándose muy afectado—. Eso no puede ser nada. Debe tener un significado. La Adhara que conocí hace unos meses no haría una cosa así simplemente porque sí, ¿qué pasa?—Esteban, creo que me gustas —confesó encogiéndose de hombros. Estaba actuando como una adolescente alocada, pero lo prefería a él mil veces. Al menos sabía que Esteban sí había amado a su hermana y no la había hecho sufrir. Y además Esteban sabía quién era en realidad, él la conocía como Adhara. No como e
Adhara sabía que no tenía salida, esta noche ocurriría lo inevitable, así que prefirió adelantarse a los acontecimientos. Era mejor planearlo todo de una manera conveniente a esperar que Oliver la tomara con la guardia baja.Por esa razón, paso por una tienda de ropa íntima y escogió un vestido de lencería negro, era de satén adornado con encaje que dejaba entrever una generosa porción de piel. Sin duda no estaba orgullosa de usar algo como esto en presencia de Oliver, pero era aquí donde entraba la segunda fase de su plan.—Unas pocas gotas y pondrá a dormir hasta a un elefante —explicó el vendedor de aquella tienda naturista.Adhara tomó el somnífero entre sus manos temblorosas y lo guardó en su bolso, temerosa de que alguien pudiera verlo y leer sus más oscuras intenciones. En condiciones normales no se atrevería a dormir a una persona en contra de su voluntad, pero esto era un asunto de vida o muerte, de lo contrario, Oliver se saldría con la suya y no lo podía permitir, prefería
El reclamo de Oliver estaba siendo mucho más fuerte y desbocado de lo esperado. Sus manos la apretaban con fuerza y su boca parecía querer succionarle el alma con cada roce de sus labios. Era demasiado intenso. Demasiado todo.—Más despacio —gimió, sintiéndose afectada ante tantos estímulos inesperados. Era humana después de todo y su cuerpo parecía tener vida propia en una situación como esta.—Me cansé de esperar —soltó con aquel tono frío y demandante, mientras se ponía de pie con ella en brazos y caminaba en dirección a la cama, para luego lanzarla sobre el colchón sin mucha amabilidad.El cuerpo de Adhara se estremeció cuando su espalda chocó contra la mullida superficie, sus ojos se abrieron frenéticos y estuvo a punto de protestar; pero Oliver no le dio tregua y se abalanzó sobre ella como un animal, tomó sus manos en su poder colocándolas por encima de su cabeza y manteniéndolas presas en un agarre de hierro, un agarre que parecía decir: “de aquí no te vas a mover”.«Okay, esto
Adhara siguió a Oliver hacia el ascensor sin saber cómo romper el silencio sin que fuera demasiado evidente toda su emoción. No se suponía que ella debiera sentir tanta felicidad por una cosa como esta, así que reflejarlo sería contraproducente. Por eso, en su lugar, decidió decir:—¿Y estás seguro de esto? —sabía que se arriesgaba a que se retractara de la idea, pero debía hacerlo para no levantar sospechas—. Sé que lo sugerí antes, pero no me gustaría que tomaras una decisión incorrecta. Así que por eso te pregunto: ¿lo analizaste en profundidad?Oliver la volteó a mirar lentamente, con esos ojos velados. No había ninguna expresión en su cara. Estaba en blanco.—Confió en el buen juicio de mi esposa —y, a pesar de que profesaba su absoluta confianza, algo olía mal.Adhara se estremeció cuando un escalofrío inusual recorrió su columna vertebral, alertándola del peligro. Sin embargo, Oliver no había dicho nada más, había elegido ignorarla los segundos restantes de camino y pensó que e
Irina la mató…Las palabras quedaron colgando en el aire por un par de segundos más, antes de que los ojos de Oliver se llenaran de comprensión.—¿Cómo puedes estar tan segura? —era su madre después de todo, así que era natural que tuviera sus dudas.—¿Recuerdas tu intoxicación? —le preguntó—. Ese día comiste de mi desayuno —señaló esperando que uniera los puntos.Oliver negó un par de veces, mientras parecía caer en cuenta de la abrumadora realidad.—¿Cuándo murió? ¡¿Por qué te guardaste esta información todo el tiempo?! —explotó de repente—. ¡Soy su maldito esposo, Adhara! ¡Tenía el derecho de saberlo!—¡Porque tú también contribuiste a su muerte! ¡Por eso! —le gritó—. Ella te acusó antes de morir, dijo que tú la estabas envenenando y que le habías causado mucho daño y yo le creo. Por supuesto que le creeré a mi hermana por encima de todo y por supuesto que orquestaré todo un maldito plan para que el hombre que la hizo tan miserable pague con su propia sangre. ¡Te odio, Oliver Volko
Oliver pudo ver la indecisión reflejada en el rostro de Adhara. Evidentemente, la mujer no estaba convencida de escuchar su versión de los hechos, pero se la daría de todos modos.—Todo comenzó cuando le propuse matrimonio…La mente de Oliver viajó a aquella mañana en particular. Adriana era muy eficiente como secretaria, además era hermosa y le hacía favores particulares, estos favores lo hacían sentir sumamente complacido. También se había percatado de que ella comenzaba a sentir algo más, en un inicio pensó que esto jugaría a su favor dadas las circunstancias. Pero no sabía lo equivocado que estaba.—Es tu decisión. Pienso recompensarte bien si me ayudas a deshacerme de la molesta insistencia de mi madre.—¿Qué debo hacer? —sus ojos brillaron con un fuerte deseo de ayudarle.—Es simple. Sé mi esposa falsa.—¿Falsa? —aquel calificativo no pareció gustarle.—Sí, técnicamente estaremos casados, pero no por razones convencionales —le explicó con calma—. Nuestro matrimonio tendrá fecha d