Oliver fue dado de alta esa mañana. Su madre, Irina, estaba a su lado, cuidándolo con melosería. —Ten cuidado —indicaba la mujer, mientras se coloca de pie. —Ya estoy bien, mamá —trató de tranquilizarla. —No, no lo estás —contradijo ella con una mirada suave—. Estuviste al borde de la muerte y estoy… muy preocupada, cariño. Por favor, ¿prométeme que tendrás más cuidado la próxima vez? —¿Cuidado con qué? —preguntó sin saber muy bien a qué se refería. Hasta el momento las causas de su intoxicación eran inciertas. Había hecho un repaso de todo lo que había ingerido esa mañana y no lograba dar con la razón de su envenenamiento. —¡Con todo, Oliver! —lo regañó Irina, como si no se diera cuenta de lo obvio—. Sé que esa noche dormiste en la habitación de esa mujer, ¿Qué te asegura que no te hizo algo mientras dormías? ¿Quizás te inyecto algo? No puedes confiar en Adriana, siempre ha sido una oportunista y está demostrado que está loca. ¡Su psicóloga te lo dijo! —¡Basta, madre! Deja de ac
Mientras más luchaba, más rudo se volvía Oliver. A Adhara le bastaron un par de minutos de forcejeo para darse cuenta de que la lucha no era la salida a su situación actual.El cuerpo de la mujer quedó completamente inmóvil, mientras su mirada se perdía en el techo. Se había transformado en la mejor imitación de una estatua.Oliver pareció percatarse de esto, porque se echó hacia atrás y la miró con ojo crítico, nada contento.—Si lo que quieres es violarme. Adelante —su voz era fría y sin emociones.—No soy un violador —se ofendió el hombre, alejándose.—Eso no era lo que parecía hace un minuto.—Basta, Adriana. Estoy muy molesto.La mujer guardó silencio, mientras lo veía poco a poco regresar a sus sentidos.—¿Y por qué se supone que deberías estarlo?—Te dije que no me agrada Esteban cerca de ti, sin embargo, lo primero que me encuentro es a ustedes dos en una situación muy comprometedora.—Todo está en tu cabeza.—No, no lo está. Sé lo que vi. Hay algo entre ustedes.—¡No, no lo h
Al parecer a Oliver no le importaba que estaban en un sitio público ni muchos menos las miradas indiscretas de las que empezaban a ser merecedores. Lo único que le importaba era empujar su lengua en su cavidad, ocasionando que involuntarios sonidos quisieran salir de lo más profundo de su garganta, sonidos que eran atrapados por la boca del hombre mientras le impedía alejarse con una mano firme en su nuca.—Mmm, Oliver —gimió cuando finalmente se alejó un poco para permitirle respirar.Adhara se enderezó en su asiento con el rostro en llamas y muy consciente de que eran el centro de atención y la razón de tantos cuchicheos, pero realmente no podía prestarle mucha atención al ruido exterior cuando su propia cabeza no paraba de soltar sonidos de alarmas.¡ALERTA!¡CUIDADO!«Esto no está bien», concluyó después de un rato.Y si estaba consciente de que debía hacer algunos sacrificios por el bien de su plan, pero esto empezaba a excederse y ni siquiera podía colocar como excusa que seguía
Adhara se mordió el labio inferior, mientras veía la figura de Oliver dormido en su cama. Una semana entera llevaba presenciado esta misma visión y aún no lograba acostumbrarse, de hecho, no debía acostumbrarse.No había vuelto a tocar el tema del Grupo Aceros con él para no presionarlo, pero comenzaba a creer que era el momento de dar el paso definitivo. Ese día buscaría que le diera una respuesta y esperaba que esta fuera un sí, el sí que tanto necesitaba y que le ayudaría a poner distancia.—¿Desde cuándo estás despierta? —de repente la voz del hombre, la sacó de sus más profundas cavilaciones.Adhara sonrió, como lo hacía últimamente, como debía hacerlo por beneficio de su plan.—No hace mucho que me desperté —esa parte era cierta.—Ya veo.Oliver estiró su mano y la tomó del brazo, ocasionando que perdiera el equilibrio y cayera de vuelta a la cama.—¡Oliver! —se quejó al sentir sus brazos rodeándola.Pero el hombre no pareció atender a sus protestas, sus manos sujetaron su rostro
No estaba pensando. Simplemente no estaba pensando.Adhara se dio cuenta de esto, cuando aquel arrebatado beso terminó y se encontró de frente a Esteban, quien parecía tener muchas preguntas reflejadas en su cara.—¿Esto… qué fue? —la confusión presente en su voz.—Yo… no lo sé.No encontraba como decirle que estaba desorientada, que su corazón comenzaba a sentir cosas que no quería sentir y que prefería que estos sentimientos fueran en su dirección antes que en la de otro hombre.—Acabas de besarme, Adhara —enuncio, mostrándose muy afectado—. Eso no puede ser nada. Debe tener un significado. La Adhara que conocí hace unos meses no haría una cosa así simplemente porque sí, ¿qué pasa?—Esteban, creo que me gustas —confesó encogiéndose de hombros. Estaba actuando como una adolescente alocada, pero lo prefería a él mil veces. Al menos sabía que Esteban sí había amado a su hermana y no la había hecho sufrir. Y además Esteban sabía quién era en realidad, él la conocía como Adhara. No como e
Adhara sabía que no tenía salida, esta noche ocurriría lo inevitable, así que prefirió adelantarse a los acontecimientos. Era mejor planearlo todo de una manera conveniente a esperar que Oliver la tomara con la guardia baja.Por esa razón, paso por una tienda de ropa íntima y escogió un vestido de lencería negro, era de satén adornado con encaje que dejaba entrever una generosa porción de piel. Sin duda no estaba orgullosa de usar algo como esto en presencia de Oliver, pero era aquí donde entraba la segunda fase de su plan.—Unas pocas gotas y pondrá a dormir hasta a un elefante —explicó el vendedor de aquella tienda naturista.Adhara tomó el somnífero entre sus manos temblorosas y lo guardó en su bolso, temerosa de que alguien pudiera verlo y leer sus más oscuras intenciones. En condiciones normales no se atrevería a dormir a una persona en contra de su voluntad, pero esto era un asunto de vida o muerte, de lo contrario, Oliver se saldría con la suya y no lo podía permitir, prefería
El reclamo de Oliver estaba siendo mucho más fuerte y desbocado de lo esperado. Sus manos la apretaban con fuerza y su boca parecía querer succionarle el alma con cada roce de sus labios. Era demasiado intenso. Demasiado todo.—Más despacio —gimió, sintiéndose afectada ante tantos estímulos inesperados. Era humana después de todo y su cuerpo parecía tener vida propia en una situación como esta.—Me cansé de esperar —soltó con aquel tono frío y demandante, mientras se ponía de pie con ella en brazos y caminaba en dirección a la cama, para luego lanzarla sobre el colchón sin mucha amabilidad.El cuerpo de Adhara se estremeció cuando su espalda chocó contra la mullida superficie, sus ojos se abrieron frenéticos y estuvo a punto de protestar; pero Oliver no le dio tregua y se abalanzó sobre ella como un animal, tomó sus manos en su poder colocándolas por encima de su cabeza y manteniéndolas presas en un agarre de hierro, un agarre que parecía decir: “de aquí no te vas a mover”.«Okay, esto
Adhara siguió a Oliver hacia el ascensor sin saber cómo romper el silencio sin que fuera demasiado evidente toda su emoción. No se suponía que ella debiera sentir tanta felicidad por una cosa como esta, así que reflejarlo sería contraproducente. Por eso, en su lugar, decidió decir:—¿Y estás seguro de esto? —sabía que se arriesgaba a que se retractara de la idea, pero debía hacerlo para no levantar sospechas—. Sé que lo sugerí antes, pero no me gustaría que tomaras una decisión incorrecta. Así que por eso te pregunto: ¿lo analizaste en profundidad?Oliver la volteó a mirar lentamente, con esos ojos velados. No había ninguna expresión en su cara. Estaba en blanco.—Confió en el buen juicio de mi esposa —y, a pesar de que profesaba su absoluta confianza, algo olía mal.Adhara se estremeció cuando un escalofrío inusual recorrió su columna vertebral, alertándola del peligro. Sin embargo, Oliver no había dicho nada más, había elegido ignorarla los segundos restantes de camino y pensó que e