El la miraba de arriba a abajo. — ¿Qué haces Rose? ¿Sabe tu novio que estás aquí?—El no… no metas a Kalem en esto — lo miró a los ojos. — Y como si no supieras a qué vengo.—Bien… vas directo al punto… eso me gusta. — encendió un cigarrillo — ¿quieres uno?—No tengo esos vicios.—Mala suerte — el humo salió de su boca. Eleanor hizo una mueca de fastidio. — ¿No te gusta el humo? — ella negó. — te aguantas entonces… estás en mis dominios… aquí se hace lo que quiero.—Bien… dime qué quieres…—¡Wow, Rose¿Tanto te molesta mi presencia?—¿Para qué negarlo? — lo miró. — me enfermas… aún sigo pensando lo mismo de ti… así que…—¿Tienes el descaro de llegarte hasta aquí y decirme eso? ¡Mal chiquita, empezaste muy mal tu discursito!—¿Por qué no? El hecho de que me vea obligada a venir…—¡Nadie te obligó! — dijo cortante.—¡No seas tan cínico! Sabías muy bien que vendría… que haría cualquier cosa por ver a mis padres como antes…—¿Cualquier cosa? — ella se tensó. — ¿Qué tal si te pido un fin de
Eleanor Molly Rose era la típica chica inglesa. No muy alta, de cabello lacio, color rubio dorado y una piel muy blanca adornada por graciosas pecas alrededor de su pequeña nariz. Era demasiado delgada, pero, aun así, tenía una belleza especial. No era como las grandes beldades Evana Brown o su hermana Gabrielle, capaces de hacer desnucar un tipo, por sólo voltear a verlas, pero se defendía. No en vano hizo suspirar a varios chicos en la escuela. Tenía 23 años y una nada despreciable profesión, que, si bien no le daba grandes satisfacciones económicas, al menos la ayudaba para sobrevivir y ayudar en el mantenimiento de su casa. Porque, a pesar de ser una mujer independiente, todavía vivía en la casa de sus padres. Era algo más fuerte que su misma independencia, necesitaba estar ahí y recordar todas las cosas felices del pasado. Tenía un novio, desde la escuela. Quizás esto era lo más paradójico en ella. Desde los 16 años, se descubrió terriblemente enamorada del “tipo más odioso de la
Una vez mas, esa mañana escuchaba a su mentor y consejero dándole un sermón sobre porque razón era bueno para el conseguirse una esposa. Una mujer buena y dedicada que lo sacara de la miseria mental en que la que había estado sumergido durante tantos años. David en ocasiones, era demasiado molesto.—Si sólo le dieras una oportunidad. Mírate, el soltero más codiciado — él torció los ojos. — Si no quieres a Sara, dedícate a buscar una muchacha con la que puedas ser feliz — Él lo miró y luego giró su vista hacia la ventana. El día estaba espectacularmente soleado…“ser feliz… sólo ella podría hacerme feliz…” Carlisle meditaba sobre eso, realmente no le interesaba estar con nadie más, realmente nunca quiso a nadie más…solo a ella.—De todas maneras – volvió a la realidad. – no harás nada referente a la empresa — David asintió resignado. Todo lo dicho, estaba seguro que había caído en saco roto. — Te dedicarás a averiguar quién soltó el dato de mis cámaras…—Por qué estás empecinado en ave
—¿Si, pero él tardara mucho? Verás…—Eleanor – la miró – la paciencia es una virtud… sé que tus padres han estado así, por pocos años… entiendo que estés desesperada por tenerlos de vuelta. Pero si no te calmas, tendremos que ir a visitarte a ti al hospital. Terminaras volviéndote loca.—Tienes razón… – bajó la cabeza.—Mira a Neville, años tratando de hacerlo, despacio, paso a paso… y ahora ve sus frutos y se siente tan bien…—Me imagino… a él le dolía estar sin sus padres. – De pronto la puerta de calle se abrió. Todos se dieron vuelta para ver quién llegaba, pero eran varias personas. Emerson reconoció enseguida a la abuela de su amigo…. Todavía tenía ese viejo sombrero oscuro con el que se la había visto siempre, y el bolso rancio del mismo color. Ella venía tomada del brazo de un hombre algo calvo, y demacrado, el señor Frank Moore. Detrás de ellos, una mujer de cabellos blancos, Alice, abrazada a su hijo. Aquí todos abrieron los ojos. Neville no se parecía en nada al joven que c
Los Rose estaban devastados cuando llegaron a la cocina de aquella casa que una vez fue la más alegre, luego de su visita a los Moore. Eleanor era la más afectada. Parecía que un desalmado le hubiera dado con un palo en la cabeza. Estaba aturdida y no escuchaba a sus hermanos. Como un animal de costumbres, puso la tetera al fuego para tomar un té. Perdida en su mundo interior, trataba de buscar la forma de encontrar tanta cantidad de dinero, pero no podía encontrarla, no había una manera posible de reunir ese dinero en poco tiempo…ni siquiera en un año entero trabajando todos.Una mano femenina pasó por delante de su cara y la hizo volver a la realidad. Farrah, la miraba preocupada. Había visto una esperanzada Eleanor, ir a la casa de su amigo, y ahora la rubia estaba como dos metros bajo tierra, de lo decaída que se mostraba. Farrah le apoyó una mano en el hombro y le sonrió. Ella sólo la miró, no entendiendo el gesto de su amiga. Farrah, hizo una mueca parecida a una sonrisa y fue h
Sabía que no se encontraría en su casa, así que se fue directamente a su oficina. Kalem trabajaba en una empresa de bienes raíces, que tenía algunos negocios con el mundo empresarial. Cuando llegó a la recepción, una bonita secretaria, la miró y con una sonrisa en los labios, le explicó a qué piso debía ir. Era la primera vez que lo visitaba en su trabajo. No le gustaba molestarlo… Pero esa ocasión lo ameritaba. Sus hermanos se habían complotado para pedirle ayuda a ese infeliz, sin tener en cuenta el dolor y el odio que Carlisle Stone causaba en su hermana. Subió al ascensor y a los pocos minutos llegó al noveno piso. La estancia era bastante acogedora. Se acercó a una de las tantas secretarias.—Buenos días señorita — dijo Eleanor. — podría decirme cuál es la oficina del señor Kalem Green? ——Es la última de la derecha — Eleanor le agradeció y se encaminó hacia el lugar. Al llegar, otra secretaria un tanto más bonita, la miró expectante. Ella se había quedado bloqueada… Kalem le hab
—Ah… — dijo la secretaria. — el señor… Creo que dijo Emerson Rose, ha estado esperándolo más de una hora. Dice que necesita hablar con usted…—Bien…— se acercó lentamente. Emerson distraído, no supo de la presencia de su amigo, hasta que no estuvo a más de tres metros y escuchó la voz de la secretaria. El pelirrojo se levantó de golpe y puso sus manos al costado del cuerpo. Hacía cuatro años que no se veían, y no tenía idea de cómo reaccionar ante él. ¿Qué debía hacer?… darle la mano ¿Abrazarlo? Afortunadamente para él, Carlisle fue el que habló primero.— ¡Vaya, Vaya! ¡Si no lo veo no lo creo! — río malignamente. — ¿qué te trae por aquí… Rose? — Emerson lo miró. Ni un hola, ni un cómo estás… ese no parecía su amigo. — Me perdonarás que no te salude efusivamente… — lo miró con rabia. — Si mal no recuerdo, ustedes no me despidieron afectuosamente…—Carlisle…—¿A qué has venido? — dijo en una voz gélida.—Necesito hablar contigo… es algo importante.—Importante… ¿tu, Emerson Rose hablan
—No puedes ser tan…—Déjame a mí, decidir lo que soy — dijo serio. — ¿Te interesa mi oferta? Al menos no te vas con las manos vacías. Tienes una oportunidad.—Carlisle…—A decir verdad… tu hermana la tiene. Solo quiero ver… — sonrió. — Qué tiene que decirme ahora…—No creo que venga — él soltó la puerta.—Dile que el destino de sus padres está en sus manos… que si ella no viene… será la culpable de que Molly y Leonard estén como vegetales de por vida… — la puerta se cerró dejando a Emerson totalmente desconcertado.Eleanor caminaba de un lado al otro de su habitación… hacía rato que Emerson había ido a entrevistarse con Carlisle Stone y todavía no llegaba. Trataba de pensar cómo reaccionaría si Carlisle aceptaba y les otorgaba el préstamo… ¿Cómo reaccionar ante eso? De seguro no podía dar marcha atrás a lo que pensaba… y si Carlisle aceptaba, se convenció que sería sólo por el gran cargo de conciencia que tendría… “Después de todo, mis padres están en esta situación por su culpa” “¡Ka