Aw, la familia al poder!!
Mientras pronunciaba estas palabras, los recuerdos de años de falso amor y cariño por parte de su hermana Irina inundaron su mente. Cada sonrisa, cada gesto de afecto, ahora se revelaba como una máscara que ocultaba su verdadero deseo: su muerte. Una llama de ira se encendió en su interior, alimentada por la traición y el engaño que él en secreto siempre sospechó.Aelina, sin embargo, se detuvo. Su mirada se había fijado en el bebé que yacía solitario en la cama, junto al cuerpo sin vida de su madre. Había algo en esa imagen, en la vulnerabilidad de esa pequeña vida recién comenzada, que la conmovía profundamente.—Un momento... —dijo Aelina, con su voz cargada de una curiosidad repentina que contrastaba con la tensión del momento. Sus ojos, fijos en el bebé solitario, reflejaban una mezcla de compasión y perplejidad—. ¿Quién te puso por nombre Valdimir?La pregunta flotó en el aire, aparentemente fuera de lugar en medio de las revelaciones trascendentales que acababan de escuchar. Sin
De regreso en la línea temporal donde todos vivían, el palacio real de Kolgrim bullía con una actividad poco común. En uno de los amplios salones, cuyas paredes estaban adornadas con tapices que narraban la historia del reino, se encontraba Valdimir, el actual Rey Lobo. Su figura elegante e imponente como siempre, contrastaba con la sobria elegancia de la estancia. Sus ojos de color ámbar tan hermosos para Aelina, y nada comunes para un lobo promedio, recorrieron la habitación antes de posarse en uno de sus sirvientes, que aguardaba atento a sus órdenes. Valdimir, con la seguridad de quien ha tomado una decisión que ha estado meditando por un tiempo considerable, rompió aquel mutismo con su voz grave y autoritaria:—Escucha con atención, sirviente —comenzó, dirigiéndose al hombre lobo siervo que se mantenía en posición firme —. Quiero que liberen al prisionero que tenemos encerrado en uno de los calabozos de las torres altas del palacio real.El sirviente, un hombre lobo beta de median
A pesar de todo, la confusión se dibujaba en cada línea del rostro de Nikolai mientras procesaba la situación en la que se encontraba. Más desconcertado que nunca, simplemente aceptó todo principalmente porque decidió ceder ante la curiosidad que lo carcomía por dentro. Esta misma curiosidad, mezclada con una cautelosa resignación, lo impulsó a cooperar con los guardias que lo escoltaban.Mientras caminaba por los pasillos del palacio, aquellos pasillos que otros tiempos recorría con la seguridad de un heredero al trono, pero que ahora atravesaba como un prisionero. La ironía de su situación no escapaba a su aguda percepción: él, el legítimo heredero, marchaba escoltado como si fuera un peligroso criminal, mientras que el verdadero monstruo, el culpable de todas sus desgracias, se sentaba cómodamente en el trono que por derecho le pertenecía.Con cada paso que daba, Nikolai sentía el peso de los años de cautiverio sobre sus hombros. Su mente, desafilada por el largo encierro, luchaba p
Nikolai, aún con el sabor del vino persistente en su paladar, sintió un escalofrío recorrer su espalda. El Vacío, ese lugar misterioso y temido, representaba la faceta más oscura de su linaje familiar. Era un reino de sombras y secretos, un espacio que parecía estar en la realidad y otro mundo que pocos se atrevían a mencionar, mucho menos a explorar por lo inhóspito que era.El comedor real, iluminado por la tenue luz de las velas, parecía que podía sentir la tensión de los que estaban sentados a la mesa. Los manjares dispuestos sobre la mesa, antes tan apetitosos, ahora yacían en su mayoría casi olvidados, mientras la conversación tomaba un giro que Nikolai encontró siniestro.En el instante en que Valdimir mencionó que Nikolai entraría en esa otra dimensión a través del espejo, él sintió que su corazón daba un vuelco. Su mente, nublada por el vino que no había tomado en años y las revelaciones recientes, inmediatamente trazó un escenario funesto.«Esta es la oportunidad perfecta par
Erik, consciente de la desconfianza que su tío Nikolai albergaba hacia su padre Valdimir y de su sospecha de que su madre también estaba siendo controlada por su padre, asumió la responsabilidad de explicar la situación. El joven del futuro representaba, en cierto modo, la versión más imparcial de esa verdad que Nikolai estaba escuchando y que le resultaba tan difícil de creer.Con paciencia y detalle, Erik desentrañó la compleja red de eventos y secretos familiares. Su voz, firme pero siempre comprensiva, llenó el comedor mientras relataba la historia que había sucedido y descubierto en su propia línea temporal. Habló de la maldición de Irina, del plan de sus abuelos para sacrificar a Valdimir, y de cómo los eventos se habían desarrollado de manera diferente a lo que todos creían.Mientras Erik hablaba, Nikolai escuchaba con una mezcla de incredulidad y horror creciente. Su rostro, normalmente lleno de altivez y orgullo, se contorsionaba con cada nueva revelación. Sus ojos color ámbar
Para ese momento, el aire en el comedor real se impregnaba con el aroma persistente de los manjares que estuvieron en la mesa, mientras los sirvientes se movían con gracia recogiendo los platos sucios de la suntuosa cena. La luz ambarina de las velas danzaba sobre las paredes de piedra, creando sombras que parecían cobrar vida propia en los rincones del salón.Valdimir, el imponente Rey Lobo, se levantó de la silla con sus ojos penetrantes fijos en Nikolai. Sin perder más tiempo, él le dijo sin rodeos a su hermano mayor:—Nikolai, confío en que no aprovecharás esta oportunidad para escapar —declaró, con cada palabra llena de autoridad y una pizca de desafío.Nikolai, sin dejarse intimidar, alzó la mirada. Sus ojos, dos brasas color ámbar en un rostro que parecía tallado en mármol, se encontraron con los de Valdimir. De inmediato, una sonrisa torcida se dibujó en sus labios antes de responder:—¿Escapar? —repitió con un deje de ironía—. No tengo intención de ir a ninguna parte, Valdimir
El castillo, sumido en un silencio sobrenatural, se alzaba como un gigante de piedra dormido. En sus pasillos y rincones el tiempo se había detenido, creando un mundo de estatuas vivientes y momentos congelados. En medio de este lienzo inmóvil, Valdimir y Aelina se movían con suma tranquilidad, con sus figuras envueltas en un suave resplandor que los distinguía del resto del mundo paralizado.Luego de oír la propuesta de su esposa, Valdimir exhaló pesadamente, cediendo ante la curiosidad insaciable de Aelina. Sus ojos color ámbar, recorrieron los corredores desiertos antes de posarse en Aelina. Con un gesto espontaneo y galante, el Rey Lobo guio a su reina por los pasillos congelados del castillo. Sus pasos en ese instante hacían un audible eco gracias al silencio antinatural que los rodeaba, creando un ritmo inquietante que marcaba su avance.Sin perder el tiempo que tenían de sobra, el agudo olfato de Valdimir los llevó hasta el área de las habitaciones de servicio que era donde Erik
—Cuando nuestro Erik nazca dentro de un año —esa era Aelina con sus ojos brillando con la anticipación de ese futuro—, el Erik del futuro, ese que dejamos durmiendo allá, se quedará con nosotros. Será como tener gemelos, pero con casi 17 años de diferencia.Valdimir entrecerró los ojos, con su mente aguda procesando la complejidad de su situación. Tenían un solo hijo, pero debido a la convergencia de las líneas temporales, ese mismo hijo existía en dos versiones distintas. Era un concepto que desafiaba la lógica, y, sin embargo, era su realidad.—Nuestra situación es bastante complicada —admitió Valdimir con una sonrisa torcida curvando sus labios—. Parece que ni siquiera en esto podemos hacer las cosas de manera convencional.Aelina no pudo contener una risa que mitigó cuando se cubrió la boca con una de sus manos. El sonido risueño pareció rebotar en las paredes del pasillo congelado, llenando el aire con una alegría que parecía fuera de lugar en aquel sombrío entorno.—Supongo que s