Narra Adriana:
El salón es exquisito, todo está perfectamente decorado, justo como la Emma, la organizadora de eventos prometió. Jeremiah ha invertido mucho dinero en esto, por lo que era de esperarse que nada estuviera fuera de lugar, sin embargo, no puedo negar que me da cierta tristeza saber que todo el esfuerzo invertido en esto es en vano, porque al final es una farsa.
Me acerco al señor Johnson y le saludo con un abrazo.
—¡Querida! Estás preciosa, aunque seguro te lo han dicho ya muchas veces.
—Gracias, señor Gogo. Usted también muy guapo. Veo que ha conocido ya a mi madre.
—Por supuesto, solo una mujer tan guapa como ella podría dar una hija como tú.
Mi madre y yo reímos al mismo tiempo.
—Les dejaré para que conversen, iré a saludar a algunos amigos.
Me dirijo a mis compañero
Narra Jeremiah: Veo a Daniela parada en el podio y mi corazón se acelera. Esta mujer es una caja de sorpresas, y lo último que podría imaginarme era que, a parte de que estaría en la fiesta, tendría el valor de tomar la palabra para hablar en frente de todos. Después de su amenaza en la cafetería, supe que debía andar con paso fino para no cometer ningún error, por eso, contacté a un abogado fuera del bufete que trabaja para nosotros, con el fin de que no se supiera la naturaleza del acuerdo entre Adriana y yo.Todos los ojos están puestos sobre ella y mi mayor temor es que haya descubierto el contrato que firmamos y lo hago público aquí. Sin embargo, no puedo ir como un salvaje y arrebatarle el micrófono, porque eso me dejaría muy mal parada ante los ojos de mis amigos y los de Adriana.—¿Qué piensa hacer? &mdas
Narra Adriana: Tan pronto entramos a una de las puertas del pasillo del hotel, Jeremiah se apodera de mi boca con frenesí y yo me entrego gustosa.—Estaba volviéndome loco después de tres días sin verte.Sus manos se cuelan por debajo de mi vestido y me arranca la ropa interior con fiereza. Esto va a ser rápido, lo sé, pero yo también le deseo. Estos días han sido una locura y no nos hemos podido ver. He estado yendo con mi madre al hospital, exámenes en la escuela y a eso, el hecho de todo lo que implicaba esta fiesta.—Van a preguntarse dónde estamos — replico pensando en los invitados.Tengo los ojos cerrados y le dejo besarme, igual o más excitada que él.—Que esperen. No sabes la falta que me hacías.En la penumbra, le escucho desabrocharse la cremallera y en un segundo lo tengo dentro de m
Narra Jeremiah: Miro a Adriana dormir tranquilamente en el asiento del copiloto. Luego de varias horas de camino, ha quedado rendida y no he querido despertarla. Tras una fiesta que ha sido una montaña rusa de altas y bajas, vamos de camino a la playa de Driftwood, en la isla Jekyll. He rentado una hermosa cabaña en la costa de la isla, para que ella y yo pasemos unos días de relajación. Sé que no debería estar haciendo esto, es algo que haría algo una persona enamorada, pero mis intenciones son meramente carnales. Con su trabajo y el mío, el cuidar de su madre y yo de mi abuelo, ha complicado que nos podamos ver en los últimos días, por eso necesito poder dedicarme a ella en cuerpo y alma. Le he puesto por encima de los hombros mi chaqueta para abrigarla y sonrío cuando se mueve en el asiento murmurando algo. Por suerte, estamos a unos minutos de nuestro destino. Al llegar al complejo, me estaciono en el aparcamiento y apago el motor, espe
Narra Adriana: No hay nada más romántico que hacer el amor en la playa. Para mí, ese ha sido mi sueño desde que era jovencita y nadie nunca me había dado el placer. Sin embargo, viene este tipo que no quiere enamorarse, y mucho menos enamorarme a mí, con un viaje planeado por él, con ropa para mí que empacó él, lo que hace muy difícil resistirme. Por eso, tan pronto me ha propuesto bañarnos juntos, he accedido, segura de que, bien podría pedirme lanzarme de un paracaídas y le diría que sí, totalmente bajo su hechizo.Desnuda frente a él, no siento vergüenza ni tapujos, no siento más que el enorme deseo de hacerle mío. Así que me lanzo por su boca mientras comienzo a desvestirle.—Te deseo — ahora soy yo quien tiene prisa, quien está ardiendo de ganas.—Aqu
Narra Jeremiah: Me despierto con el sonido arrullador de las olas. Al abrir los ojos, me toma unos segundos descubrir dónde estoy, aunque me recupero rápidamente. La brisa marina es fría y el delicioso aroma del mar es sanador. A mi lado, la cama está vacía y al tocar el lugar de Adriana, está frío, lo que significa que se levantó hace rato. Me sorprende mucho, porque es muy temprano y cuando finalmente nos metimos en la cama anoche eran pasadas las tres. Salgo en su búsqueda, sin saber dónde andará. Quizás esté paseando en la playa, o algo parecido, pero me da pena la idea de pensar que se ha ido sin mí. Me levanto de la cama y la encuentro de inmediato.—¡Wow! — digo sorprendido al verla hacer yoga en la pequeña terracita frente al mar.Tiene una camiseta gris de las mías que le queda un par de tallas m&aa
Narra Adriana: Termino mi delicioso desayuno con una sonrisa de satisfacción. No sabía que estaba tan hambrienta hasta que llegó el momento de comer. Tras una mañana de mucha actividad física, hemos venido a un pequeño restaurante de la costa, cerca de la cabaña que sirve delicias de todo tipo. Como no me decidía, terminé ordenando de todo un poco y no me arrepiento de nada. Panqueques, tocino, huevos revueltos, queso frito y un par de tostadas han sido mi menú, y Jeremiah ha pedido lo mismo. El camarero mi miro raro al principio, pero al ver mi plato vacío, solo negó con la cabeza.—Debo admitir que nunca había visto comer así a una mujer — dice Jeremiah, riendo.Tiene unas gafas de sol oscuras, un polo de cuello azul claro y unos pantalones cortos color kaki. Está más guapo que nunca, si es que eso fuera posible
Narra Adriana: Jeremiah me deja en la puerta de mi edificio el domingo por la tarde, luego de un fin de semana exquisito. Luego de la aventura en el esquí de agua, me llevó a un spa donde me miraron durante dos horas, mientras el trabajaba. El resto del domingo lo pasamos en la habitación, entre besos, caricias y mucha pasión.—¿Estás segura de que quieres quedarte? — me pregunta devorándome los labios en el auto.—Sí, mi madre me espera — susurro.—Hmm, tienes razón, pero no veo la hora de que vengas a vivir conmigo. Tenemos que poner fecha de boda.—Tranquilo, no hay prisa, ¿o sí? — pregunto sonriendo.—Será el mes que viene — concluye y yo me río.—Adiós.Me bajo sin esperar respuesta y subo a toda prisa hasta mi casa. Estoy ansiosa por ver a
Narra Jeremiah:Un lunes nunca me pareció tan ligero y liviano como el de hoy, donde, a pesar de todo el estrés y presión de la oficina, me siento como en una nube, con un estado de ánimo imposible de arruinar. A penas son las nueve y cuarto de la mañana, llevo media hora en la oficina y ya me han dado varias malas noticias: que si el pedido de los enlatados marca Gautier no ha llegado, que la declaración de impuestos que debió hacerse hace dos días tuvo un error y encima, uno de nuestros camiones distribuidores ha sufrido un accidente en la autopista, perdiendo una carga de casi ochenta mil dólares en productos, por suerte sin pérdidas humanas ni ningún herido.—Tremenda mañana, ¿no, Teresa? — le pregunto a mi asistente con una sonrisa.Está de pie junto a la puerta, con su acostumbrado traje gris. Me mira por encima de sus len