Narra Adriana: No hay nada tan bochornoso como ser descubierto haciendo las cosas que están mal. Ya sea que te descubran robando en una tienda, besándote con un noviecillo en el portal o rompiendo la dieta luego haber lanzado un sermón sobre la comida saludable. En cualquiera de esas situaciones, el sentimiento es el mismo y es que la vergüenza hace que queramos desaparecer, que la tierra nos trague y nos arroje en otro mundo, donde nadie conozco nuestro nombre. Tristemente, cuando uno es adulto, no puede correr a ocultarse entre las mantas y esperar que las cosas sigan su curso. La madurez nos obliga a plantar cara y enfrentar nuestro error con responsabilidad.Claro que, en esta situación, no estamos hablando de que se nos mojó el pantalón en la escuela o que nos han encontrado picándonos la nariz. Daniela ha descubierto nuestro secreto y no ha dudado en hacerlo público con la persona que
Narra Jeremiah:Me bajo en casa de Maritza junto con Adriana para no ser tan descortés de llegar hasta aquí y no saludar. Mis modales son demasiado fuertes y, aunque mi intención es ir directamente al trabajo a poner algunos asuntos en su lugar, prefiero hacer las cosas con calma para no ofender a mi suegra o a mi esposa. Lo que menos necesito ahora mismo son más conflictos innecesarios. Cinco minutos no harán la diferencia y de todos modos sé que tendré que ir a casa de Daniela porque probablemente no la encuentre en la oficina hoy sábado.—¡Wow! ¡Qué guapos están! —Exclama Maritza al recibirnos en la puerta.Una sonrisa despampanante se expande por toda su cara y extiende los brazos para fundirnos en un tremendo abrazo. Eso es lo más hermoso que tiene esta señora: su capacidad de ser cariñosa de una manera tan pura que se contagia
Narra Adriana: —¿Cómo has estado, mamá? —le pregunto, viendo sobre la mesa su arsenal de medicamentos —¿Britt ha venido a verte todos estos días?—Sí, cariño. Ella me ha cuidado muy bien. Estoy bien. Feliz.Por supuesto que se nota. Está radiante, con un brillo que solo da el de estar enamorada. Claro que, si por alguna razón de la vida, ella y Daniel terminan unidos legalmente, no sé cómo terminarían las cosas luego de lo que Daniela ha hecho. Si George muere, Jeremiah nunca se lo perdonará, ni yo tampoco. Además, de que no hay manera de que esa mujer y yo nos llevemos bien, no cuando ella misma se ha encargado de destruir cualquier tipo de relación entre nosotros.—¿Cómo están las cosas con Daniel? —me veo obligada a preguntarle.En verdad, preferiría quedarme al
Narra Jeremiah: Andy se me queda viendo con la boca abierta, sin terminar de creer todo lo que le he dicho. Me doy el último trago de mi café, sin decir nada más. Luego de desahogarme contándole todo, absolutamente todo lo que he vivido en estos últimos días, no sé qué más decir. Por el contrario, necesito su consejo para proceder de manera correcta. Si bien es cierto que podría dejar las cosas estar y no hacer nada con Daniela, la verdad es que quiero decirle sus tres cosas por descarada. Acepto parte la culpa de haberle mentido a mi abuelo, pero ella no es quién para haberse tomado las atribuciones de contarle y mucho menos de semejante manera.—No sé qué decirte, Jemmy. Todo esto es muy descabellado y sin embargo, no tienes pruebas o manera de someterla legalmente. Sería tu palabra contra la suya y no creo que un juez pueda hacer nada al respecto
Narra Adriana:El resto del día la paso con mi mamá y no me había percatado de la mucha falta que me hacía hasta ahora. Luego de la boda, me pasé recluida con Jeremiah dos semanas y él ha sido todo mi circulo social desde entonces. Para mí, que he pasado toda mi vida adulta a su lado, su ausencia ha significado mucho y no esperaba que el tiempo alejada de ella me resultara tan doloroso. Hemos pasado una tarde entre chicas, compartiendo chismes, anécdotas y risas. Por lo menos debo confesar que su relación con Daniel Stuart le está haciendo mucho bien, mejor incluso que los tratamientos caros que le ha indicado su doctor. Está llena de vida, de alegría, vitalizada y eso es solo gracias al amor.—¡Ay, mamá! No termino de acostumbrarme a la idea de no vivir contigo.—Lo sé, es que soy una compañera de piso muy buena —se r
Narra Jeremiah: Antes de regresar por Adriana, decido pasar otra vez por el hospital para ver Gogo. No es que espere una recuperación inmediata, no cuando el doctor mismo me ha dicho que su mejoría, en caso de haber una, sería gradual. Sin embargo, la hora de visita es a las cinco, así que esta sería la última oportunidad de verle por el día de hoy, en vista de que las visitas serán solo hasta las seis.Al llegar al hospital los resultados son los mismos que antes, no ha habido ningún cambio significativo y sigue con la máquina de oxígeno puesta. Mi corazón se quiebra al verle. No creí que las cosas se darían de esta manera. Siempre pensé que su vida terminaría de pronto, quizás a mitad de una carcajada, jugando al golf o en medio de una discusión acalorada sobre un equipo de deportes, no como el resultado de un chisme mal cont
Narra Jeremiah: La rabia y la impotencia crecen en mi interior en partes iguales. Verla tan frágil y asustada despiertan en mí un deseo de protegerla que no había sentido por nadie más y eso no hace más que confirmar que las cosas con ella han ido muy, muy lejos a lo que creí inicialmente. Ahora ella no es solamente mi socia, se ha convertido también en mi mejor amiga y confidente, en la autora de mis alegrías y sonrisas. Por eso, saber que alguien le está amenazando, así sea su propio padre, me provoca una gran ira. ¿Qué clase de sujeto es él, capaz de amenazar a la madre de su hija por unos pocos dólares? Obviamente, eso dice que los vicios y la ambición lo han cegado, pero no voy a dejar que nos extorsione y se salga con la suya. Eso no sabe la que le espera, porque ni él ni nadie va a amenazar a mi familia.—¡Dios! ¿Qué tipo de hombre es tu padre, Adriana? —pregunto asombrado por lo que me ha dicho.Todavía estamos en mi auto, en frente del edificio de su madre, y, no sé cómo, el
Narra Adriana:Jeremiah me ha pedido que me quede en la entrada mientras él se encarga de revisar la casa. Ha llamado al departamento de seguridad del edificio y entre el agente de turno y él, buscan por todas partes al posible intruso. He querido obedecerle, sin éxito, porque no pensaba quedarme en la puerta como una tonta esperando que el infiltrado llegara y me encontrara a su merced. Por eso, he ido a la cocina y, armándome de un cuchillo muy filoso, también he empezado a buscar por las habitaciones. No nos toma mucho tiempo ya que el apartamento, a pesar de ser muy espacioso, no tiene muchas habitaciones.Cuando estoy abriendo la última puerta del closet de la habitación de invitados, escucho un ruido detrás de mí y me giro, arma en mano, dispuesta a defenderme. Sin embargo, se trata de Jeremiah, quien me mira con mala cara.—Me encanta ver que puedo confiar en ti —comenta con sarcasmo y yo me encojo de hombros.No pienso discutir con él mi punto. Entiendo que su naturaleza mascu