—Stefano, debiste decirnos desde el primer momento que subiste al avión, ¿Cuándo te tocaba curarte? —Hace varias horas —respondió sintiéndose un poco avergonzado—. No quería molestarlo, ya bastante está haciendo por mí al traerme con ustedes. —¿Los medicamentos te los has tomado? —, de nuevo el j
Sandra no pudo evitar preocuparse cuando lo vio caer y se hubiese golpeado si su padre no hubiera corrido hacia él. —¿Qué tiene? ¿Por qué se desmayó? —preguntó Sandro preocupado. —Él tuvo un accidente y no quiso guardar reposo, es un hombre muy terco —respondió la joven sintiendo una mezcla de mol
—Subimos y ahorita te cuento. Subieron y apenas entraron, le volvió a preguntar. —¿Dónde está la chica de la que me hablaste? —Su familia tiene casa en Bolonia, se está quedando con ellos… no me vas a creer, su padre es Sandro Hamilton, el piloto de carrera que fue campeón por muchos años y el…
Stefano salió de allí seguido por Santos. —Por favor ¡Detente! Debes escucharme —le pidió y él se detuvo. —No vale la pena, ni deseo escucharte… todo está claro, dime ¿Te burlaste de mí junto con tu prometido? Seguro que disfrutaban pensando en el estúpido de Stefano… no te preocupes… entiendo qu
—No mientas, no son las únicas imágenes que están, ¿Qué tal te parecen estas? —dijo Frank y enseguida se dejaron ver las imágenes en que Stefano y Santos se besaron cuando estaban en la habitación—. ¿Qué tienes que decir al respecto? Creo que nos queda claro que eres, no intentes ocultarlo más. Por
Sandro se quedó viendo a su hija, no sabía cómo sentirse si molesto, decepcionado, triste. —¿Te he enseñado a mentir? ¿Cómo pudiste engañarnos de esa manera? ¿Y usted suegro lo sabía y se hizo cómplice de ella? —inquirió el hombre dejando notar una leve molestia en su tono. —Una vez se los dije, q
—Mi padre, no me habla… pretende que adivinara que cuando me dijo que no me dejaría correr yo supusiera que era mentira e igual lo intentara convencer de que era lo mío —dijo con irritación—. De hecho, un par de veces se lo comenté y su respuesta fue la misma, ahora no quiere ni hablarme… y, por otr
—Era de mi de quien querían saber, aquí me tienen… ¿No querían preguntarme sobre mi relación con Santos Ferrer? Aprovechen, es su oportunidad, voy a responderle cada una de sus interrogantes. —No, no lo escuchen a él, soy yo quien les dirá la verdad —dijo Sandra y por un momento las miradas de la j