Capítulo 122
Alzó la mano, y acarició con las yemas de sus dedos el rostro del hombre, recorrió con suavidad las sombras debajo de sus ojos.

—Te extrañé… te soñaba, te pensaba, deseaba tanto estar contigo, que sintieras como nuestra bebé se movía en mi interior… primero sus movimientos eran como un suave aleteo
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