Carlotta se levantó alzando la barbilla desafiante. —No… mi hija no va a ir a ninguna parte sin mí. Antes de que Sandro respondiera, Taddeo lo hizo por él, porque tenía tiempo que no se divertía a costa de los otros. —Mi amor, Sandro dijo que su hija iba con su fuente de alimento ¿Adivina quién e
—Quiero aprovechar todo el tiempo que pueda con ella…—se quedó por unos segundos pensativo hasta agregar—. Esto es realmente increíble, mi hija es nieta del mejor piloto del mundo Fórmula Uno. —Por eso esa a Sandra le corre la adrenalina por las venas y la pasión por los motores… sabes, la única ma
“¡Mierda! ¿Qué pretende acaso quiere seducirme?” Sus ojos se fueron y se posaron justo en ese lugar donde estaba su… su Titanoboa… había olvidado lo monstruosa que era… y se le había olvidado que así era semi dormida… y despierta, si, de esa ya sabía que era la locura, pasó la lengua por sus labios,
Carlotta podía sentir las manos del hombre en su cuerpo y sabía que de esa manera no podía luchar contra la tentación, su cuerpo ardía y si no estuviera en la tina seguramente estaría chorreando las piernas de lo mojada. Sandro y ella se quedaron viendo con intensidad, ambos tenían esa sensación co
Alzó la mano, y acarició con las yemas de sus dedos el rostro del hombre, recorrió con suavidad las sombras debajo de sus ojos. —Te extrañé… te soñaba, te pensaba, deseaba tanto estar contigo, que sintieras como nuestra bebé se movía en mi interior… primero sus movimientos eran como un suave aleteo
—Ni se te ocurra Sandro Hamilton, ¿Te imaginas Sandra y yo yéndote a buscar en una comisaría porque te robaste unas flores y el gran escándalo mundial? ¡Piloto ladrón de flores! Van a decir los titulares ¡No, olvídalo! ¡Ni se te ocurra!—Está bien, ahora vamos a alimentar a mi mujer grande y a mi mu
—¡Es cierto! Mi papá y Mike son quienes se han encargado de hacerlo así… mi hermano siempre vivió para eso… sobre todo luego de que se enamorara y la chica lo usara como felpudo, la traicionaba una y otra vez y él siempre aceptaba.—Me puedes contar su historia.—Cuando Mike tenía como treinta años,
Carlotta era bastante perceptiva, observó a su esposo, y sabía que había algo que lo incomodaba, a pesar de su sonrisa, se le veía una preocupación.“¿Qué le estará ocurriendo? ¿Serán con los patrocinios? Pero si no me cuenta no puedo ayudarlo y si lo hago sin que sepa y se molesta conmigo… la confi