Carlotta no podía creer lo que estaba sucediendo, se preguntaba cómo su padre le estaba haciendo eso, de ponerlo ante ella sin siquiera darle un aviso, verlo provocó en su interior un cataclismo de emociones, sus piernas comenzaron a temblar como si sola fueran una sustancia gelatinosa y el corazón
—Sandro… ¿Qué habrías pensado tú si hubieses estado en mi posición? —interrogó. —A mí, la mujer con la que me iba a casar y a quien creí amar, me dejó cuando me dijeron que no podría volver a caminar. —Debió ser doloroso para ti, aunque en mi caso, se trataba del
Carlotta se levantó alzando la barbilla desafiante. —No… mi hija no va a ir a ninguna parte sin mí. Antes de que Sandro respondiera, Taddeo lo hizo por él, porque tenía tiempo que no se divertía a costa de los otros. —Mi amor, Sandro dijo que su hija iba con su fuente de alimento ¿Adivina quién e
—Quiero aprovechar todo el tiempo que pueda con ella…—se quedó por unos segundos pensativo hasta agregar—. Esto es realmente increíble, mi hija es nieta del mejor piloto del mundo Fórmula Uno. —Por eso esa a Sandra le corre la adrenalina por las venas y la pasión por los motores… sabes, la única ma
“¡Mierda! ¿Qué pretende acaso quiere seducirme?” Sus ojos se fueron y se posaron justo en ese lugar donde estaba su… su Titanoboa… había olvidado lo monstruosa que era… y se le había olvidado que así era semi dormida… y despierta, si, de esa ya sabía que era la locura, pasó la lengua por sus labios,
Carlotta podía sentir las manos del hombre en su cuerpo y sabía que de esa manera no podía luchar contra la tentación, su cuerpo ardía y si no estuviera en la tina seguramente estaría chorreando las piernas de lo mojada. Sandro y ella se quedaron viendo con intensidad, ambos tenían esa sensación co
Alzó la mano, y acarició con las yemas de sus dedos el rostro del hombre, recorrió con suavidad las sombras debajo de sus ojos. —Te extrañé… te soñaba, te pensaba, deseaba tanto estar contigo, que sintieras como nuestra bebé se movía en mi interior… primero sus movimientos eran como un suave aleteo
—Ni se te ocurra Sandro Hamilton, ¿Te imaginas Sandra y yo yéndote a buscar en una comisaría porque te robaste unas flores y el gran escándalo mundial? ¡Piloto ladrón de flores! Van a decir los titulares ¡No, olvídalo! ¡Ni se te ocurra!—Está bien, ahora vamos a alimentar a mi mujer grande y a mi mu