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Luca mirò sus ojos, la abrazó a su pecho con fuerzas.—Tranquila, amor, pronto sabremos qué es lo correcto, confiemos en Dios.—¿Dios? ¿Aún crees en èl?Luca acunó su rostro.—Creo en él, porque lo veo atrás de tus ojos, en tu amor.Él la besó con dulzura.Ella sonriò. Y se recostó a su lado.***Al dìa siguiente.El abogado dijo que la siguiente semana comenzaría el juicio contra Ariel, pero que ella se negaba a decir el nombre del abusador. Esto sentó muy mal para Luca, no soportaba esa idea, quería saber quién era ese hombre, que tuviera un buen castigo.—Esperemos que la condenen, ¿creen que lo haga?—Su sentencia será severa si no dice nada, en cambio, si habla, puede tener una condena un poco màs corta.Luca asintió.—Te aseguro que, si se niega a hablar, también la obligaré a hablar —sentenció Luca.Luca debió salir, pero Mia llegó enseguida y Arturo fue con Luca.Ambos decidieron ir a la comisaría.—¿Crees que la pesadilla termine? —exclamó Luca.Arturo asintió.—Todo va a par
Luca volvió a casa. Catalina tenìa la cena lista, èl la mirò, Mia le contó lo que pasó.—¿Estás bien?Ella asintió.—Estaré bien.Luca le mostró una tarjeta.—Es una buena terapeuta, creo que podemos ir los dos.Ella la miró y asintió.—¿Podemos también apoyar a Darina? Ella ha sufrido lo mismo que yo, Luca. No quiero odiar al bebé, no quiero abandonarlo y que, cuando me busque, no sea capaz de amarlo. No quiero ser como Darina, ni que mi hijo sufra como Mia sufre, sin entender el porqué no es digna de recibir amor, no quiero eso.Luca la mirò con ternura, besó su frente.—Tú no eres así.—Sí, lo soy, cuando vi a mis padres, cuando solo quería defender a mi hermana, sentí tanto odio, quería acabar con ellos, tenía tanta rabia en mí, que me sentí como otra persona.—Amor, es normal sentir todo eso, eres una humana.—Pero, no quiero volverme un monstruo que solo siente ira u odio. Me han robado tantas cosas, Luca, pero no quiero que me roben el amor.Luca la abrazó.—No te lo robarán, y
Los padres de Ariel rompieron en llanto, se aceraron a abrazar a su hija, rogaron misericordia, pero nadie pudo creer en ellos.Al final, Luca salió de ahí, estaba asqueado de todo eso, pero feliz de que la justicia hubiese llegado.Luca recibió la llamada de Mia, ella parecía desesperada, le pidieron que fuera de inmediato.Luca sintió miedo, corrieron hasta ahí, Arturo fue con èl y avisaron al resto de la familia.Mariza y Jorge estaban por salir del juzgado, cuando los señores Miles se interpusieron en su camino.—Tengan piedad, ¡¿acaso no son padres?! ¡Tengan piedad!Jorge les mirò con rabia, hablaban de una piedad que no tuvieron con Catalina y eso solo les hizo enfurecer aún más.—¿Cómo se atreven a hablar de piedad? Lastimaron a Catalina, y en lugar de compadecerse y ayudar a su hija, prefieren ayudar a una criminal. Es culpa de ustedes que Ariel haya terminado asì.—¡No! Catalina es culpable, ustedes no saben, pero es probable que ella haya incitado a ese hombre.Jorge estuvo a
Ariel sollozaba y gritaba de dolor.—¡Ayúdenme! Por favor, ¡salívenme! —gritaba, pero nadie la salvaba.—Habla, o te mataremos a golpes.—¡Está bien! Lo diré, lo diré.—Dilo —dijo una mujer.—Bien, se llama Luis Saavedra, es un colega de mi generación de colegio.La mujer sonriò, apretó sus mejillas con tal fuerza, que Ariel sintió que podía quebrarle sus dientes.—¿Estás segura?—¡Sí, lo juro! —dijo chillando.La mujer la soltó, salió de ahí, y mirò atrás.—Ya saben lo que tienen que hacer.Ariel gritó con horror sabiendo que no la dejarían en paz, aunque hubiese confesado todo.***Luca recibió una llamada por la madrugada, se levantó al ver un número desconocido. Cuando respondió, supo quién era.—Ya tenemos el nombre, señor Luca, se llama Luis Saavedra.Luca se quedó en silencio por un largo rato.—Dijo que era un colega del colegio de Ariel Miles.—Bien, sigan haciendo su vida imposible.Luca colgó la llamada. Lanzó un suspiro.Más tarde, Luca volvió a la cama, observó a Catalina
Darina retrocedió al sentir el toque de Mia.Mia pensó que la piel de Darina ardía terrible.—Entiéndame, Catalina, ¡solo quiero salvarte!—¡No necesito que me salves! —estalló Catalina—. No necesito nada de ti. Darina, tú eres quien necesita ayuda, de verdad, estás mal —dijo Catalina, sintiendo tristeza por esa mujer.Darina la mirò con decepción.—Solo quiero ayudarte, Catalina…—No me estás ayudando, Darina, al contrario, estás lastimándote, vete, por favor.Darina la mirò con ojos tristes, asintió..—Espero que tu elección sea la correcta, y no te arrepientas como lo hice yo.Mia la mirò con dolor, supo que Darina deseaba eso, deseaba nunca haberla tenido.La mujer salió abrupta de la casa.Catalina intentó consolar a Mia, pero no pudo.—Lo siento…Mia salió apurada.Catalina se angustió, y llamó a Luca para que viniera a casa, porque tenìa miedo por Mia.Darina salió a toda prisa, pero Mia la detuvo antes de que saliera de la casa.—¡Suéltame!Mia sintió que de nuevo su piel era
Catalina estaba asustada, pero Luca alejó a su madre.—¡Eres mala y vengativa, Catalina, ¡tú ordenaste que golpearan a tu hermana y le hicieran daño! Ahora ella está en el hospital.Catalina abrió ojos enormes.—¿¡Cómo pudiste ser tan mala!?—¡Cállate! Solo te importa esa m*****a de Ariel, y sabes que, ¡ojalá que se muera! No vuelvas a acercarte a nosotros.La madre de Catalina quiso pegar a Murat, pero èl detuvo su mano apretándola con fuerza hasta hacerla quejar.—No me toques, olvídate de mí y de mi esposa. Si tu monstruo llamado Ariel padece, créeme que es justicia divina.Luca la empujó, y la mujer se alejó de ellos.Luca abrazó a Catalina.—¿Tú lo hiciste, Luca? Dime la verdad.Luca se puso nervioso, ella pudo ver en su rostro que era verdad.—Es que… mi amor, obtuve el nombre de ese maldito.Los ojos de Catalina se abrieron enormes, y se abrazó a Luca.—¡Ella confesó! Por favor, Luca, ayúdame, he soñado mucho, no dejes que ese maldito lastime a ninguna otra mujer.Escuchar sus p
Al día siguiente.Cuando Darina despertó, observó a Mia dormida en un sofá, muy cercana a ella.Darina se levantó enseguida, no quería estar ahí, no quería ser màs cuidada por ella, se sentía incómoda.Mia despertó enseguida.—¿Cómo te sientes?Darina mirò sus ojos.—Estoy bien, no tienes que cuidarme, Mia.—Sí, tengo que hacerlo, déjame hacerlo, por favor.Darina no supo que responder, pero se levantó, y fue al baño.—Me iré —dijo y Mia se sintió tan triste al escucharla decir eso.Pero Mia decidió que ya no iba a sufrir, ya no iba a rogar màs amor.Decidió salir de la habitación.Bajó y fue al comedor, donde comió con su familia.Sin embargo, Darina bajó y dijo que se iba a marchar.Mia intentó impedirlo.—¿Por qué no te quedas a desayunar? Al menos para que te sientas bien.—¡Por favor! Come con nosotros.Darina aceptó y comió con ellos.Mia estaba feliz, pero podía sentir aún el rechazo. Luego de la comida, Darina y Catalina hablaron afuera.—Lamento la forma en que me compor
Helena corrió con Xavier, no dejó de gritar hasta que al fin vinieron a socorrerlo, llamaron a una ambulancia y a la policía.El auto que conducía aquel hombre iba a toda prisa, maldijo golpeando el volante, al principio pensó que sería un buen plan, y algo rápido y fácil de hacer.No vio en el hombre un rival fuerte.—¡Maldita sea! Era mi última oportunidad para tener algo con que callar a la m*****a Catalina y su esposo, ahora me pudrí —gritó golpeando el volante—. ¡Me pudrí! —gritó desesperado y atormentado.Después de eso siguió conduciendo, debió alejarse, tenìa miedo de ser arrestado.***En el hospital.Cuando Jorge y Mariza llegaron, estaban asustados, ver a su hija cubierta de sangre, los horrorizó, ella lloraba sin control, pero supieron con rapidez que estaba bien.—¡Intentaron llevarme, papá! Él me protegió, arriesgo su vida por mí.Jorge abrazó a su pequeña, supo que estaría en deuda para siempre con ese hombre, Xavier había salvado a su hija y èl no podría pagarle por tod