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Los padres de Ariel rompieron en llanto, se aceraron a abrazar a su hija, rogaron misericordia, pero nadie pudo creer en ellos.Al final, Luca salió de ahí, estaba asqueado de todo eso, pero feliz de que la justicia hubiese llegado.Luca recibió la llamada de Mia, ella parecía desesperada, le pidieron que fuera de inmediato.Luca sintió miedo, corrieron hasta ahí, Arturo fue con èl y avisaron al resto de la familia.Mariza y Jorge estaban por salir del juzgado, cuando los señores Miles se interpusieron en su camino.—Tengan piedad, ¡¿acaso no son padres?! ¡Tengan piedad!Jorge les mirò con rabia, hablaban de una piedad que no tuvieron con Catalina y eso solo les hizo enfurecer aún más.—¿Cómo se atreven a hablar de piedad? Lastimaron a Catalina, y en lugar de compadecerse y ayudar a su hija, prefieren ayudar a una criminal. Es culpa de ustedes que Ariel haya terminado asì.—¡No! Catalina es culpable, ustedes no saben, pero es probable que ella haya incitado a ese hombre.Jorge estuvo a
Ariel sollozaba y gritaba de dolor.—¡Ayúdenme! Por favor, ¡salívenme! —gritaba, pero nadie la salvaba.—Habla, o te mataremos a golpes.—¡Está bien! Lo diré, lo diré.—Dilo —dijo una mujer.—Bien, se llama Luis Saavedra, es un colega de mi generación de colegio.La mujer sonriò, apretó sus mejillas con tal fuerza, que Ariel sintió que podía quebrarle sus dientes.—¿Estás segura?—¡Sí, lo juro! —dijo chillando.La mujer la soltó, salió de ahí, y mirò atrás.—Ya saben lo que tienen que hacer.Ariel gritó con horror sabiendo que no la dejarían en paz, aunque hubiese confesado todo.***Luca recibió una llamada por la madrugada, se levantó al ver un número desconocido. Cuando respondió, supo quién era.—Ya tenemos el nombre, señor Luca, se llama Luis Saavedra.Luca se quedó en silencio por un largo rato.—Dijo que era un colega del colegio de Ariel Miles.—Bien, sigan haciendo su vida imposible.Luca colgó la llamada. Lanzó un suspiro.Más tarde, Luca volvió a la cama, observó a Catalina
Darina retrocedió al sentir el toque de Mia.Mia pensó que la piel de Darina ardía terrible.—Entiéndame, Catalina, ¡solo quiero salvarte!—¡No necesito que me salves! —estalló Catalina—. No necesito nada de ti. Darina, tú eres quien necesita ayuda, de verdad, estás mal —dijo Catalina, sintiendo tristeza por esa mujer.Darina la mirò con decepción.—Solo quiero ayudarte, Catalina…—No me estás ayudando, Darina, al contrario, estás lastimándote, vete, por favor.Darina la mirò con ojos tristes, asintió..—Espero que tu elección sea la correcta, y no te arrepientas como lo hice yo.Mia la mirò con dolor, supo que Darina deseaba eso, deseaba nunca haberla tenido.La mujer salió abrupta de la casa.Catalina intentó consolar a Mia, pero no pudo.—Lo siento…Mia salió apurada.Catalina se angustió, y llamó a Luca para que viniera a casa, porque tenìa miedo por Mia.Darina salió a toda prisa, pero Mia la detuvo antes de que saliera de la casa.—¡Suéltame!Mia sintió que de nuevo su piel era
Catalina estaba asustada, pero Luca alejó a su madre.—¡Eres mala y vengativa, Catalina, ¡tú ordenaste que golpearan a tu hermana y le hicieran daño! Ahora ella está en el hospital.Catalina abrió ojos enormes.—¿¡Cómo pudiste ser tan mala!?—¡Cállate! Solo te importa esa m*****a de Ariel, y sabes que, ¡ojalá que se muera! No vuelvas a acercarte a nosotros.La madre de Catalina quiso pegar a Murat, pero èl detuvo su mano apretándola con fuerza hasta hacerla quejar.—No me toques, olvídate de mí y de mi esposa. Si tu monstruo llamado Ariel padece, créeme que es justicia divina.Luca la empujó, y la mujer se alejó de ellos.Luca abrazó a Catalina.—¿Tú lo hiciste, Luca? Dime la verdad.Luca se puso nervioso, ella pudo ver en su rostro que era verdad.—Es que… mi amor, obtuve el nombre de ese maldito.Los ojos de Catalina se abrieron enormes, y se abrazó a Luca.—¡Ella confesó! Por favor, Luca, ayúdame, he soñado mucho, no dejes que ese maldito lastime a ninguna otra mujer.Escuchar sus p
Al día siguiente.Cuando Darina despertó, observó a Mia dormida en un sofá, muy cercana a ella.Darina se levantó enseguida, no quería estar ahí, no quería ser màs cuidada por ella, se sentía incómoda.Mia despertó enseguida.—¿Cómo te sientes?Darina mirò sus ojos.—Estoy bien, no tienes que cuidarme, Mia.—Sí, tengo que hacerlo, déjame hacerlo, por favor.Darina no supo que responder, pero se levantó, y fue al baño.—Me iré —dijo y Mia se sintió tan triste al escucharla decir eso.Pero Mia decidió que ya no iba a sufrir, ya no iba a rogar màs amor.Decidió salir de la habitación.Bajó y fue al comedor, donde comió con su familia.Sin embargo, Darina bajó y dijo que se iba a marchar.Mia intentó impedirlo.—¿Por qué no te quedas a desayunar? Al menos para que te sientas bien.—¡Por favor! Come con nosotros.Darina aceptó y comió con ellos.Mia estaba feliz, pero podía sentir aún el rechazo. Luego de la comida, Darina y Catalina hablaron afuera.—Lamento la forma en que me compor
Helena corrió con Xavier, no dejó de gritar hasta que al fin vinieron a socorrerlo, llamaron a una ambulancia y a la policía.El auto que conducía aquel hombre iba a toda prisa, maldijo golpeando el volante, al principio pensó que sería un buen plan, y algo rápido y fácil de hacer.No vio en el hombre un rival fuerte.—¡Maldita sea! Era mi última oportunidad para tener algo con que callar a la m*****a Catalina y su esposo, ahora me pudrí —gritó golpeando el volante—. ¡Me pudrí! —gritó desesperado y atormentado.Después de eso siguió conduciendo, debió alejarse, tenìa miedo de ser arrestado.***En el hospital.Cuando Jorge y Mariza llegaron, estaban asustados, ver a su hija cubierta de sangre, los horrorizó, ella lloraba sin control, pero supieron con rapidez que estaba bien.—¡Intentaron llevarme, papá! Él me protegió, arriesgo su vida por mí.Jorge abrazó a su pequeña, supo que estaría en deuda para siempre con ese hombre, Xavier había salvado a su hija y èl no podría pagarle por tod
Un mes después. Luca y Catalina fueron a la clínica, hicieron un ultrasonido, todo parecía ir muy bien.—El bebé está sano, no veo ningún problema —dijo la doctora—. ¿Quieren saber el sexo del bebé?Luca y Catalina estaban intrigados, asintieron al mismo tiempo.—Sí.—Es una niña.Luca sonrió parecía feliz. Catalina sintió una conmoción y también un miedo, pero no dijo nada màs.Al salir, Luca la vio extraña.—¿Qué sucede, amor?—Bueno, ser mujer en este mundo cruel, es a veces difícil.Catalina la abrazó.—La protegeremos, si tú lo quieres.Catalina no pudo decir nada.Luego salieron de casa.Luca y Catalina decidieron ir a un centro comercial.—Luca, ¿Por qué hay gente que nos está siguiendo? —preguntó ella.Luca se negó a decirle ninguna verdad sobre lo que en realidad estaba ocurriendo, pero luego, pensó que vivir en mentiras, no era lo que èl quería. —Debemos hablar, Catalina.Esperaron a llegar a casa, Luca tomó su mano, mirò sus ojos.—¿Qué pasa, Luca? Dime lo que sea.—¿E
Al dìa siguiente.Luca notó a Catalina un poco triste, se acercò a ella.—¿Qué pasa, amor? ¿No te agradó la terapeuta?—Sí, pero, me siento un poco asustada, paranoica, y no quiero eso.Luca la entendió.—Vamos al centro comercial, quiero que compremos cosas para la bebé.Los ojos de Catalina se iluminaron.—Pero, no sabemos si nos quedaremos con la bebé —dijo tocando su vientre de forma instintiva.Él estaba de acuerdo, tomó su mano.—De todas maneras, si no lo hacemos, será cuidada por nuestra familia, bueno, estaremos cerca de ella.Catalina sonriò, asintió.Salieron al centro comercial, fueron con varios guardias que supervisaban que estuvieran bien cuidados.Pronto, llegaron a una tienda de bebés.Observaron las cunas, Catalina casi corrió a una pequeña cuna de madera que tenìa un closet integrado y también era un corral, era de color rosa y tenía sonajas y estrellas.Sonriò.Luca tomó su mano.—¿Te gusta?—¡Sí, es muy hermosa!—Comprémosla.Compraron la cuna, otros muebles que a