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Un mes después. Luca y Catalina fueron a la clínica, hicieron un ultrasonido, todo parecía ir muy bien.—El bebé está sano, no veo ningún problema —dijo la doctora—. ¿Quieren saber el sexo del bebé?Luca y Catalina estaban intrigados, asintieron al mismo tiempo.—Sí.—Es una niña.Luca sonrió parecía feliz. Catalina sintió una conmoción y también un miedo, pero no dijo nada màs.Al salir, Luca la vio extraña.—¿Qué sucede, amor?—Bueno, ser mujer en este mundo cruel, es a veces difícil.Catalina la abrazó.—La protegeremos, si tú lo quieres.Catalina no pudo decir nada.Luego salieron de casa.Luca y Catalina decidieron ir a un centro comercial.—Luca, ¿Por qué hay gente que nos está siguiendo? —preguntó ella.Luca se negó a decirle ninguna verdad sobre lo que en realidad estaba ocurriendo, pero luego, pensó que vivir en mentiras, no era lo que èl quería. —Debemos hablar, Catalina.Esperaron a llegar a casa, Luca tomó su mano, mirò sus ojos.—¿Qué pasa, Luca? Dime lo que sea.—¿E
Al dìa siguiente.Luca notó a Catalina un poco triste, se acercò a ella.—¿Qué pasa, amor? ¿No te agradó la terapeuta?—Sí, pero, me siento un poco asustada, paranoica, y no quiero eso.Luca la entendió.—Vamos al centro comercial, quiero que compremos cosas para la bebé.Los ojos de Catalina se iluminaron.—Pero, no sabemos si nos quedaremos con la bebé —dijo tocando su vientre de forma instintiva.Él estaba de acuerdo, tomó su mano.—De todas maneras, si no lo hacemos, será cuidada por nuestra familia, bueno, estaremos cerca de ella.Catalina sonriò, asintió.Salieron al centro comercial, fueron con varios guardias que supervisaban que estuvieran bien cuidados.Pronto, llegaron a una tienda de bebés.Observaron las cunas, Catalina casi corrió a una pequeña cuna de madera que tenìa un closet integrado y también era un corral, era de color rosa y tenía sonajas y estrellas.Sonriò.Luca tomó su mano.—¿Te gusta?—¡Sí, es muy hermosa!—Comprémosla.Compraron la cuna, otros muebles que a
—¡Déjame, ayuda! —gritó, pero sintió que era imposible, esas manos asquerosas eran demasiado fuertes e intentaban arrancarle la ropa.Luis puso su mano sobre su boca.Ella luchaba, pero la inmovilizó.Ella no podía pensar, solo imaginaba lo peor, quizás hasta podrían matarla.Mía sintió terror, rabia, frustración, y un gran dolor.Darina entró despacio, iba a gritar su nombre cuando escuchó un gruñido venir.Ella caminó aún muy lento, con el corazón latir.Darina observó la escena, y se puso tras una pared.Por un instante el recuerdo del pasado la paralizó, puso sus manos en su boca, iba a llorar.—¡Déjame!La voz de Mia la volvió a la realidad, no supo de dónde sacó el valor, corrió hasta ahí, tomó un cuchillo y empujó al hombre, lo amenazó.Mia atinó a retroceder, arrastrándose hacia ella.Pero el tipo quitó el cuchillo a Darina.Darina tomó a Mia, la puso tras ella, enfrentó al hombre.—¡No te acerques!—¡Ayuda!El hombre empuñó el cuchillo, y ellas retrocedieron con miedo.Cuando
—¿Dónde está mi padre y mi tío? —exclamó Luca.—Están en la comisaría.Arturo y Luca se apartaron.—¿Lo detuvieron?—El tipo está en la comisaría, tiene un ojo morado y le falta un diente, tuvo una conmoción cerebral, pero por desgracia no pude matarlo, Luca. Ese maldito casi mataba a mi esposa, ese tipo casi quiso, abusarla… —dijo Arturo con voz temblorosa.—¡Maldito desgraciado! Si pudiera matarlo, ten por seguro que cuando lo condenen su vida en prisión será una tortura, no descansaré hasta que anhele morir antes que volver a respirar —dijo Luca con los ojos inyectados en sangre de rabia.***Amaranta y Mariza consolaban a Darina.—Ella es fuerte, Mia va a salvarse —dijo Amaranta tratando de calmar a Darina que estaba desesperada, y angustiada.—¡Es mi culpa! —decía Darina.Mariza y Amaranta la abrazaron, seguían viendo en ella a la misma joven a la que le habían roto los sueños.—No, mírame, Darina, lo que hiciste esta noche, fue salvar a tu hija… —dijo Amaranta—¡Me congelé, por u
Luca estaba desesperado, fue detrás de Catalina, su corazón latía con angustia.Pronto, la llevaron a la sala de urgencias, no permitieron a Luca entrar, y èl estaba frustrado. Todo lo que quería era estar con Catalina.Las lágrimas estaban en sus ojos, su madre fue de inmediato, lo abrazó.—¡Ella va a estar bien, hijo! Sè fuerte.—¡Madre, la amo, no puedo vivir sin ella! —exclamó—. No quiero que algo malo le pase ni a ella, ni a nuestro hijo, solo quiero cuidarla, quiero amarla —dijo Luca.Su madre acunó su rostro.—¡Ella va a estar bien! Catalina es muy fuerte, y el bebé también se salvará. Ya lo verás, mi amor, confía. Luego de un rato, la doctora vino. Luca estaba muy asustado, pero la doctora parecía tranquila.—¿Cómo está mi esposa?—Ella y el bebé están bien, fue un sangrado, pero no fue algo grave. Debe estar en un reposo absoluto, al menos por un mes, y cuidar que no haya ningún sangrado.Luca asintió. Le dijeron que iba a quedarse esa noche en el hospital y le dejaron estar
Luca entró y miró a ese hombre, sintió como si el odio del mundo estuviera en su pecho.Apretó sus puños con furia.Lo observó atado a una silla, estaba malherido, sintió que podía matarlo, se acercò y le dio un golpe, luego otros màs, tantos hasta que el tipo escupió sangre.—¡Mírame! Mira mi rostro, juro que no me vas a olvidar ni en mil años, ni en mil vidas. Me encargaré de hacerte ver el infierno por un millón de años. Dañaste a una mujer inocente, dañaste una vida, pero ahora, vivirás para pedir la muerte.Luca lo ahorcó, y el tío le miraba con ojos ensanchados, llenos de pavor.Se puso morado. La puerta se abrió, y Diego junto a Jorge entraron. Jorge detuvo a su hijo.—¡Luca, sepúltalo! No vale la pena.Luca mirò los ojos del hombre y lo soltó.—Juro que tu vida será miserable, desearás morir.Luca salió de ahí con su padre y su tío.—Hijo, ¿Qué haces? No pierdas la cabeza.—¡Quiero que lo sentencien! No puede escapar de prisión.—No lo hará, hijo —dijo Diego—. No solo será cast
Un mes después.Mía estaba en casa, al fin, sin embargo, Arturo no dejaba de cuidarla como si fuera su pequeño bebé.—Estoy bien, Arturo.Él negó y sentado frente a ella la alimentaba con sopa caliente dándole la comida en la boca.Ella sonriò, no evitó sentirse encantada con él. ¿Cuánto había soñado con tener todo el amor de ese hombre? Bueno, ahora era realidad.Mia mirò a los ojos del hombre fijamente.—¿Te casarás conmigo otra vez, de verdad?Arturo se sorprendió con su pregunta.—¡Claro que sì! ¿Por qué lo dudas?Ella sonriò.—Solo un loco se casa con la misma mujer de la que se divorció.—Yo fui obligado, porque ese día sufrí al dejarte, sufrí horrores, y nunca quiero volver a perderte, Mia, si estuviera en un mundo sin ti, me volvería loco.Él se acercò a sus labios, ella lo besó con ternura.***Más tarde, Darina fue a visitarle.Mia estaba feliz de ver a Darina. La mujer entró a su habitación, llevaba un ramo de rosas blancas y una caja pequeña.Mia sonriò al verla, se sintió
Varios meses después.Luca estaba revisando unos documentos, cuando escuchó un grito fuerte.Él corrió hasta la planta alta, y al llegar, observó a Catalina sufriendo.—¡La bebé ya va a nacer, Luca! —dijo Catalina tocando su vientre, sintiendo un fuerte dolor. Luca estaba desesperado, tomó la maleta y todo lo que necesitaba, llevó a su esposa al auto y condujo rumbo al hospital.***Cuando Mia se enteró de que Catalina estaba en labor de parto, no dudó en ir hasta ahí junto con Arturo.—Quiero estar ahí apoyándola, Arturo, ¿Recuerdas lo que hablamos? Quiero decir, sobre la bebé, si ella se niega a cuidarla, ¿podemos hacerlo nosotros? Nunca sabes cómo va a reaccionar, Catalina ha pasado por mucho.Arturo asintió y tomó su mano; el chofer conducía.—Claro que sí, cuidaremos a la bebé juntos, haré mi mejor papel de padre y tú de madre, le daremos mucho amor, y si no como padres, lo haremos también como sus tíos.Mia sonrió, tomando su mano entre la suya.—Gracias.***Luca estaba cambián