MADDISON

Cuando Levi entra ala baño, mi corazón late fuertemente, me besa como si quisiera absorber todo de mí, le dejo hacerlo porque quiero, porque desde que estábamos en la cabaña, me dejó irracional.

—Levi —suelto un gemido que me vuelve loca.

Él gruñe en mi boca, sus manos recorren todo mi cuerpo, ni siquiera le importa mojarse, somos una explosión de deseo descomunal, pasión desenfrenada y alteración racional, dejo de lado lo que es correcto, Levi comienza a quitarse la ropa, dejándola caer al suelo, hasta quedar completamente desnudo. Me permito tocar su tórax con las palmas de mis manos, ni siquiera me doy cuenta de cuándo ha cerrado la llave, el agua deja de caer y me levanta sin esfuerzo.

Rodeo su cuerpo con ambas piernas, nuestras bocas se enredan, nuestras lenguas no dejan de saborear los jugos del otro, mi espalda está por chocar contra lo suave del colchón, cuando le detengo.

—No —mi voz es agitada.

Su rostro se distorsiona hasta el punto en el que la molestia comien