MADDISONLlamo de inmediato a un servicio a taxi, el más cercano llega en quince minutos, el tiempo exacto si quiero evitar a Levi Evenson esta vez, vuelvo a empacar mis cosas, siento que con cada movimiento pongo en peligro a mi bebé, dejo el móvil en la mesita de estar en medio de la sala, espero a las afueras de la casa, al llegar el taxi, pido que vaya lo más rápido al aeropuerto, pienso gastar los últimos ahorros que me quedan, en un boleto a Texas, donde le cueste trabajo encontrarme. Cuento los minutos, diviso por la ventana para ver si viene atrás, parezco paranoica e incluso el señor del taxi me mira como si estuviera delante de un asesino serial, por el espejo retrovisor. Faltan quince minutos para llegar al aeropuerto, hay un poco de tráfico, lo que me complica la huida. —Lo siento, señora, nos vamos a demorar un poco —me dice el hombre—. Hay demasiado tráfico. No tengo más opciones que esperar, si no estuviera en la condición en la que me encuentro, por supuesto que me
MADDISONVer a Levi pasearse de un lado a otro con el teléfono atendiendo una llamada, mientras que dentro de la estancia principal están varios oficiales de policía que revisan las cámaras de seguridad, al tiempo que sus detectives privados teclean cosas que no comprendo en sus ordenadores, no es mi plan de un día cualquiera por la mañana, no solo me entero de que Levi ha rechazado estar con Romina, de quien no sé nada, sino, que Nolan y toda su familia así como los medios de comunicación, se me han venido encima, directo a la yugular. Me muerdo el labio inferior, no cabe duda que todo esto fue por mi culpa, de no haber aparecido ese día en el hospital, buscando a Harley, nada de esto hubiera pasado y yo seguiría estando feliz, conservando mi empleo, viviendo lo más normal que pueda. Ahorrando dinero para cuando nazca mi bebé. Coloco la mano sobre mi vientre, el pensar que una vida crece dentro de mí y que esta depende de mí, así como ahora está en peligro, me hace realizar una li
MADDISONLos ojos de Levi son duros, crueles al momento de vernos a los dos, cómo puedo, me incorporo y me alejo del doctor Barth, quien sigue sonriendo sin prestarle mucha atención a Levi. —Gracias —musito.—No hay de qué, pero debes de tener cuidado, Maddison. Levi entra, el ambiente se descompone y creo que estoy enloqueciendo, pero juraría que él nos está viendo como un objetivo al que debe eliminar. —Muchas Gracias —carraspeo.—Señor Levi —habla Barth como si no nos estuviera asesinando con la mirada—. He revisado a Maddison, el bebé está bien, también ella, pero debe tener una alimentación sana, no exponerse a demasiado estrés emocional, le he recetado un cambio de vitaminas. Barth le explica cada cosa que me hizo, aunque Levi solo afloja su cara en blanco cuando ve el ultrasonido que me hicieron, se queda admirándolo a detalle sin prestar atención a lo que el doctor le dice, luego termina por despedirse a prisa de él, que ni siquiera me da tiempo de hablar más tiempo con él
MADDISONLo admito, tener que ver el rostro de quien me ha conocido bien… Al menos físicamente, no es cosa fácil, de alguna manera me siento avergonzada, Barth parece un buen tipo, un hombre atento y maduro. Termino de llenar con café su jarro de vidrio y regreso a la sala donde él teclea algo en su móvil. —Listo —le sonrío. Aparta la mirada de su móvil, me devuelve la misma sonrisa, solo que con un aire más halagador. —Muchas gracias, no sabes lo que me has salvado, un doctor, aunque no es sano, no podemos vivir la mayoría del tiempo sin cafeína. —Entiendo —me siento a su lado. —No sabía que vivían ustedes aquí —inquiere con cautela. Aunque en el fondo sé que solo trata de ser amable.—Viviré una temporada aquí, en lo que el bebé nace —me sincero. —Levi no es de los hombres que parecen vivir en un departamento, sé que es el heredero de la familia Carrier y Evenson, por lo que debe estar acostumbrado a muchas comodidades. —Él no vivirá aquí, solo yo. No entiendo por qué. Pero
MADDISONOdio a Levi Evenson, no sé si se deba a las hormonas o al hecho de que estamos juntos en esto, haberme acostado con él, sin duda ha sido el peor error que pude haber cometido, y ahora estoy en este lío, cuando sugerí una malteada en la cafetería cercana al hospital, jamás imaginé que Barth fuera toda una estrella como los de Dr. House. Incluso me doy cuenta de que tiene muchas colegas que lo miran con ojos de deseo, como la mujer pelinegra que le coquetea con poca discreción, mientras yo bebo mi malteada de fresa. —Nos vemos en una media hora —le dice él. —Por supuesto —ríe tonto, y coloca su mano sobre su hombro para después lanzarme una mirada hostil—. Hasta luego. No le respondo, ella se marcha muy rápido y yo estoy demasiado extasiada con lo mío como para meterme en esta clase de problemas. —Vaya, al parecer eres toda una celebridad en el hospital —bromeo—. Debería cuidarme de tus fans, no vayan a pensar que estamos saliendo. Suelta una risotada. —No mezclo el tra
MADDISONLlamo a la primera persona que se me cruza por la mente, y ese es Levi, no me responde, no sé qué debo hacer, hago un nuevo intento hasta que atiende. —Levi… —En estos momentos no puedo atenderte, sigo en el hospital con Nolan, te llamaré después. —Pero es importante, recibí… Cuelga, ni siquiera se toma el tiempo, un maldito minuto en escuchar lo que tengo que decir, siento que el aire colapsa en mis pulmones, no sé qué hacer, me siento mareada, perdida, Harley mantiene el móvil apagado en estas horas debido a su trabajo como pasante. Por lo que recurro a la segunda persona. —¿Maddison, todo bien? —inquiere Barth al atender al segundo timbre. —Siento molestarte, es que no sé qué hacer o a quién más acudir, perdona si estás en horario laboral —balbuceo.—Tranquila, por hoy he terminado, de hecho voy subiendo al edificio —me dice y eso hace que me tranquilice un poco. —Gracias, es que… —Ahora mismo voy a tu departamento, espera tres minutos. Colgamos y me quedo a la e
MADDISONEstoy en la sala de espera, los nervios me matan y aunque sé que no son buenos para mi estado, es algo que no puedo evitar, en especial cuando recuerdo toda la sangre que brotaba de Levi, camino de un lado a otro, hace cinco minutos que Harley se marchó, estuvo conmigo en su hora de descanso y prometió que averiguaría qué ha pasado con él. Estoy a nada de volver a interrumpir a la enfermera recepcionista, cuando llega la persona que menos tenía ganas de ver: Romina. —¿En dónde está mi marido? —pregunta alterada. Me quedo en silencio observando la escena, ¿qué hago aquí? No tengo derecho, ella sí, es suya, su mujer, pensar en eso hace que los celos afloren y solo tenga deseos de esconder mi cabeza en la tierra. Hasta que se da cuenta de mi presencia. —¡¿Qué haces aquí?! —chilla, caminando hacia mí como un soldado a punto de la batalla. —No es tu asunto —respondo con seguridad. Ella rechina los dientes, recorriendo mi cuerpo de arriba abajo, es ahí cuando me recuerdo que
MADDISONUna locura, eso es a lo que me sabe cada que miro a Levi, hablando con los socios de manera alegre, como si nada hubiera pasado, como si lo que está pasando fuera cosa de la nada, lo veo a través del cristal de la ventana de su oficina, donde me pidió que lo esperara, cuando la puerta se abre. —Debes estar contenta con lo que acaba de pasar —dice Romina. Sus ojos están llorosos, aunque hay rabia en ellos. —No sé de lo que hablas —arguyo molesta—. No me esperaba esto. —¡Por favor, si no eres más que una puta! —me acusa. Lo único que temo es que se acerque demasiado a dónde estoy, puede que quiera acabar conmigo y eso no lo voy a permitir. —Vete, no quiero discutir, si tienes algo que decir, háblalo con Levi —me cruzo de brazos—. A mí no me jodas. Mi respuesta parece que la hace crispar, no me importa. —Él nunca será tuyo —sentencia antes de darse la media vuelta y marcharse cerrando la puerta con un enorme portazo que retumba por toda la estancia. Camino de un lado a