MADDISONEstoy en la sala de espera, los nervios me matan y aunque sé que no son buenos para mi estado, es algo que no puedo evitar, en especial cuando recuerdo toda la sangre que brotaba de Levi, camino de un lado a otro, hace cinco minutos que Harley se marchó, estuvo conmigo en su hora de descanso y prometió que averiguaría qué ha pasado con él. Estoy a nada de volver a interrumpir a la enfermera recepcionista, cuando llega la persona que menos tenía ganas de ver: Romina. —¿En dónde está mi marido? —pregunta alterada. Me quedo en silencio observando la escena, ¿qué hago aquí? No tengo derecho, ella sí, es suya, su mujer, pensar en eso hace que los celos afloren y solo tenga deseos de esconder mi cabeza en la tierra. Hasta que se da cuenta de mi presencia. —¡¿Qué haces aquí?! —chilla, caminando hacia mí como un soldado a punto de la batalla. —No es tu asunto —respondo con seguridad. Ella rechina los dientes, recorriendo mi cuerpo de arriba abajo, es ahí cuando me recuerdo que
MADDISONUna locura, eso es a lo que me sabe cada que miro a Levi, hablando con los socios de manera alegre, como si nada hubiera pasado, como si lo que está pasando fuera cosa de la nada, lo veo a través del cristal de la ventana de su oficina, donde me pidió que lo esperara, cuando la puerta se abre. —Debes estar contenta con lo que acaba de pasar —dice Romina. Sus ojos están llorosos, aunque hay rabia en ellos. —No sé de lo que hablas —arguyo molesta—. No me esperaba esto. —¡Por favor, si no eres más que una puta! —me acusa. Lo único que temo es que se acerque demasiado a dónde estoy, puede que quiera acabar conmigo y eso no lo voy a permitir. —Vete, no quiero discutir, si tienes algo que decir, háblalo con Levi —me cruzo de brazos—. A mí no me jodas. Mi respuesta parece que la hace crispar, no me importa. —Él nunca será tuyo —sentencia antes de darse la media vuelta y marcharse cerrando la puerta con un enorme portazo que retumba por toda la estancia. Camino de un lado a
MADDISONLevi me penetra de un modo que absorbe mis energías, cada una de ellas, eso es algo que no se puede evitar, luego de lo que pasó en su oficina, él simplemente me ha llevado de vuelta al departamento, y llevamos todo el tiempo encerrados, no atiende llamadas, solo baja por algunos aperitivos y luego me vuelve a follar, ¿cómo es que las cosas cambiaron de este modo? Nunca lo sabré, me dijo que le gustaba, bueno… él a mí también, aunque eso es solo lo que significa, es una gusto físico, no es que haya sentimientos de por medio. Para cuando amanece, estoy agotada, me levanto, él sigue dormido a mi lado, me duele el cuerpo, voy al baño, por más que le dije que fuera menos brusco, no me hizo caso, solo espero que nuestro bebé esté bien, o de lo contrario sus bolas lo van a pagar. Me doy una ducha rápida para después ver mi reflejo en el espejo y darme cuenta de que algo ha cambiado. Me tomo un par de segundos para hacer un recuento de los daños y de todo lo que me ha pasado desde
MADDISONLevi no está contento con esto, lo sé, pero Barth no ha hecho nada para que dudemos de él, no tiene segundas intenciones conmigo, estoy segura de que solo está preocupado por mí y el asunto del bebé, después de todo, es él quien se estuvo al pendiente en todo momento cuando más lo necesitaba. —Tranquilo, estamos solos —le digo sonriente. Harley se fue hace un momento, argumentando que tenía cosas que hacer, y Levi se encuentra en la habitación, escuchando a hurtadillas seguramente. —Gracias por aceptar —se pasa una mano por el cabello—. Espero no causarte un problema con Levi. Me sorprende que hable de él en ese tono tan distante. —No te preocupes, ¿De qué quieres hablar? Traga grueso, se sienta a mi lado y me mira fijamente. —Pensé que Levi estaba casado con Romina y que tú solo eras la madre de su hijo —comienza con cautela. —Es largo de contar, al parecer su matrimonio con Romina no era real, como sea, creo que los dos estábamos alejándonos de lo que realmente sent
MADDISONNo me siento cómoda en este sitio, es como estar en medio de una canasta llena de víboras que en cualquier momento te van a atacar, eso es lo que son para mí la familia Carrier y Evenson. Ha pasado una semana desde que recibí el paquete extraño y que vi aquella sombra, al principio pensé que se trataba de puras imaginaciones mías, ahora no estoy tan segura. Levi mandó revisar las cámaras de seguridad, no encontró nada, es como si el paquete hubiera llegado como por arte de magia, cosa que le molestó y es por ello que mandó colocar más. Incluso en nuestra habitación, asegurándome que solo él y yo podríamos revisar las de esa sección. En caso de ser necesario, claro. Esa misma semana me llevó hasta el Ayuntamiento, donde nos casamos por lo legal, esta vez sin trampas y real, por lo que es mi marido y no solo el padre de mi hijo, también me cambió de doctor, cosa por la que nos adentramos en una fuerte discusión, ya que no tiene nada de qué temer, Barth es profesional y no mez
MADDISONMe remuevo inquieta, no tengo idea de dónde me encuentro, siento el cuerpo pesado, como si me hubieran atropellado, la cabeza me duele y el corazón me palpita con fuerza, abro los ojos y lo primero que hago es tocar mi vientre, sigo con el vestido de novia, diviso a mi alrededor, estoy dentro de lo que es una habitación demasiado lujosa, es de noche, las luces están encendidas incluida una chimenea. Me incorporo, me asomo por la ventana, sin embargo, todo es demasiado oscuro, me perdí la boda, eso es seguro, con el miedo a flor de piel, me dirijo a la puerta e intento abrir, no se puede, permanece con llave, busco algo a mi alrededor que me permita defender en caso de ser necesario. No encuentro nada, camino de un lado a otro, me voy contra la ventana, la deslizo, me asomo y enseguida desciendo la mirada al notar que un punto rojo se ancla en mi vientre. Sigo la dirección y viene de entre todo el bosque, el punto sigue fijo, no se muevo, tampoco reconozco alrededor, por lo
MADDISONEl piso se me mueve cuando trato de entender la presencia de mi madre aquí, es decir, esto no puede estar pasando, se ve tan bien, como si nunca hubiese tenido cáncer ni muerto, no entiendo lo que pasa, hasta que escucho a mis espaldas como Levi tose sangre y se queja. —Bájalo —demando al hombre que se hace llamar mi padre. —No —espeta con dureza—. Él tiene que pagar lo que hizo, por poner sus ojos en mi hija. Cierro los ojos. —Es mi esposo… —No por mucho tiempo. —¡Si eso es cierto, no importa que seas el donante del esperma, jamás serás mi padre, él es mi esposo y nada ni nadie me va a hacer cambiar de opinión! —exclamo—. Si tienes un poco de amor hacia mí como dices, suéltalo y haz que le curen las heridas. —No —responde de nuevo en tono cero negociable. —Silas —habla mi madre no muerta. Ambos cruzan una mirada que no sé descifrar. Luego chasquea los dedos y enseguida entran dos hombres que no tardan en bajar a Levi, cuando lo hacen, me voy contra él. —Vas a estar
LEVICuando iba rumbo a la iglesia sucedió todo, un par de camionetas nos interceptaron, de ellas bajaron varios hombres armados, al principio pensé que quizá se trataba de un sucio juego de Romina, o incluso de Nolan, pero al poco tiempo comprendí que ni siquiera ellos tienen los cojones para hacerlo. Pronto me subieron a una de ellas, me colocaron un saco oscuro en la cabeza y luego me golpearon con algo, haciendo que de ese modo perdiera el conocimiento. Y ahora me encuentro en una habitación que no reconozco, me trajeron aquí para golpearme como si fuera un pedazo de carne sin motivo. Me duele todo el cuerpo, hace dos horas que me curó un doctor y luego se marchó pavorido en cuanto otro tipo armado, le susurró algo al oído. Estoy preocupado hasta la médula por Maddison, está embarazada y temo que haga una locura, si algo he aprendido de ella, es que cuando se encuentra en situaciones como está, no piensa bien, actúa por impulso. Camino de un lado a otro, ya he descansado suficie