Acomoda su cabello cobrizo antes de tocar a la puerta de madera, no fue nada fácil convencer al conserje para que le permitiera el acceso al edificio donde vive su adinerado jefe. De repente la puerta es abierta mostrando a Kyllian en ropa deportiva, la joven abre la boca mientras lo observa de pies a cabeza. Es como si lo estuviera viendo en cámara lenta, detalla la piel bronceada y el sudor bajar por su cuerpo de una manera tan lenta que la hace tragar grueso. ¡Es como un Adonis! Piensa Willow intentando mantener la compostura y la poca estabilidad mental que le queda.—¿Qué te trae por aquí? —esa voz gruesa irrumpe con los pensamientos de la joven.—O-oh sí, yo... vine a traerle su cena —alza la bolsa que trae en manos.—¿Y por qué? —frunce el ceño confundido—. Es decir, agradezco que lo hayas hecho, pero, ¿por qué lo hiciste?—Eh, pensé que llegaría cansado y no tendría tiempo de cocinar algo para usted, por eso me tomé mi tiempo de prepararle la cena. Saltarse las comidas pueden
Al día siguiente, Willow llegó temprano a la empresa puesto que así lo había solicitado el jefe a todos. Los empleados se reúnen en la sala de presentaciones y esperan la llegada de Kyllian, a los minutos aparece vistiendo sus caros trajes de corte italiano. Lleva una barba incipiente que lo hace lucir unos años mayor, la joven se queda embobada viéndolo y es captada por aquella mirada azulada como el cielo. Le regala una sonrisa ladeada y le guiña el ojo antes de comenzar con la reunión.—Hoy les he pedido que vinieran aquí pues tengo una noticia que darles —habla mientras camina de un lado a otro en la sala—. Cómo bien saben todos, la empresa es de mi abuelo Jean Pierre, y el veinticinco de las acciones le pertenecían a un amigo de él. Pero fueron vendidas a un nuevo socio que vendrá mañana a dirigir la parte que le corresponde. Lo comento con ustedes porque deben estar al tanto de ello, así que espero el mismo trato que demuestran siempre y lo reciban cordialmente. Bien, esto fue t
Ya terminada la jornada laboral, todos los empleados se retiran de la empresa dispuesto a ir a casa. Willow también se encuentra recogiendo sus cosas para marcharse, voltea hacia la puerta al ver la figura de su jefe pasar cerca, llevaba rato encerrado en la oficina sin señales de vida, por lo que al verlo salir se alivia de saber que está bien. Cuelga la cartera en su brazo y sale a su encuentro, Kyllian al percatarse de ella esboza una sonrisa.—Pensé te habías ido ya —dice guardado las manos en los bolsillos de su pantalón.—Debía asegurarme que estuviera bien —emite la joven—. ¿Sabe? Cuando me sentía así, visitaba un lugar que me hacía olvidar de todo el presente.—¿Ah sí, cuál? —acorta el espacio entre ambos y alza su mano para acomodar el cabello de la chica.Aquel gesto la deja un poco nerviosa, su jefe es tan intimidante, y no solo se refiere a su altura de un metro noventa, también la manera de mirarla, es tan profunda que no le permite pensar con claridad cuando está cerca s
La brisa ondea el cabello de la joven mientras caminan tomados de la mano por las calles de Williamsburg. La noche ha caído ya dando paso al cielo estrellado, Willow lo observa suspirando, piensa en todo y al mismo tienen nada. Su jefe se detiene a mitad del camino haciendo que la joven ladee la cabeza en su dirección.—¿Qué? —le pregunta al ver la mirada que le regala.—¿En qué piensas?La chica tuerce la boca boca en un gesto nervioso. La verdad su mente divaga en lo ocurrido hace minutos, piensa en lo lejos que está llegando el plan de la señora Susanne, y aunque ella es participe de el, desearía que todo fuera distinto. Quisiera no haber aceptado aquel contrato, si no más bien estar viviendo ese sueño que toda chica anhela, ser la protagonista de su propia historia, una que se parezca a los cuentos de hadas donde no existe villanos. Pero la realidad es otra y no puede evitar pensar en el final de toda esa farsa.Sin embargo, su lado egoísta le pide a gritos que olvide la razón, qu
El ajetreo que hay en la empresa por terminar la presentación que deben mostar más tarde, hace que el ambiente se vuelva agotador. Lorena corrige los bocetos que le entregan las diseñadoras, pero parece no gustarle ninguno de los que observa, se levanta de la silla y se retira dejando a los demás con los nervios de punta. Han intentado crear un diseño único que será para la hija de Lisandro Dubois, el arquitecto que realizó los planos de la empresa François.Kyllian entra a la oficina junto a la joven que viene detrás mientras toma apuntes de lo que le dice. Al instante aparece Lorena con cara de preocupación, teme ver la reacción del jefe al enterarse que ningún modelo de vestido le gusta al cliente más importante de la empresa.—¿Cómo va todo? —inquiere al verla entrar.—Bueno, verás Kyllian... —acomoda sus gafas en el puente de su nariz—. Aún no hemos conseguido ese diseño que el señor Dubois quiere. Lo que nos pide es muy complicado para tenerlo listo en tan poco tiempo y...—¿Com
No puedo creer que le esté diciendo todo eso, la verdad es que en su corta vida ella no había ido a un lugar así. Y ahora que se encontraba en el interior de esa boutiques de ropa interior, le parecía algo perturbador ver tanto atrevimiento en pocos tela. No quería comprar nada eso, no se sentiría cómoda usando algo así, de manera que le parecía una locura estar allí. Además de que le entraban ganas de salir corriendo de allí, no podría seguir dentro de un sitio en el que se sentía incómoda y un tanto nerviosa.—¿Para que quieres estar cubierta? Esto se te vea espectacular, deberías usarlo, sé más atrevida y muestra todo lo que tienes. ¿A qué le temes? —le dice y ella suspira.Le costaba pronunciar las palabras, era complicado expresarse, al sentirse nerviosa. Hasta sus mejillas se han puesto sonrojadas. Quiere esconderse, además de que siente las miradas de las demás personas clavada en ella, o solo es parte de su imaginación, todo eso le parece demasiado para usarlo, ni siquiera es
Un sonido molesto hace que Willow abra los ojos, parpadea varias veces para despertarse y comienza a tantear encima de la cama en busca del aparato que no deja de sonar. Harta de no hallar el móvil, decide levantarse, pero una mano se afianza a su cintura sin permitirle moverse.—Kyllian —susurra en voz baja intentado apartarlo de encima.—Umm...—Necesito ver quién llama —su jefe gruñe y abre los ojos lentamente.—No respondas, quien sea que sea entenderá que esta no es hora de molestar —dice con voz profunda.—Pero si es para algo importante no...—Shhh —un dedo en sus labios hace que guarde silencio—. Duérmete, debemos despertar temprano.Willow bufa resignada y se acomoda en el pecho de Kyllian que no duda ni un segundo en acercarla a su cuerpo.—Kyllian —lo llama de nuevo.—¿Ahora qué? —inquiere adormecido.—El hombre de aquel día, ¿quién es? —se refiere a Christian, así que su jefe capta rápidamente de quién habla.—¿Por qué de pronto la curiosidad?—No lo sé, se me hace familia
Antes de viajar, Kyllian averiguó que actividades podrían hacer en aquella isla de Governors. En la días se semana se alquilaba de forma gratuita para manejar bicicleta de paseo por una hora en el local de Blazing Saddles. Todos querían recorrer la isla y ver las maravillosas vistas al downtown Manhattan que tiene, por eso se levantaron temprano para llegar a una hora que les permitiera disfrutar del paseo y poder recorrer toda su extensión. Ya que ir a pie les tomaría más tiempo del necesario para caminarla completa. Cada uno eligió las bicicletas, un chico les indica como deben colocarse el casco y las rodilleras por seguridad.Kyllian se queda de último junto a Zander y las chicas, pero Megan está tan entusiasmada que decide emprender camino y se lleva consigo al abogado.—¿Esto es completamente seguro? —le pregunta Willow al muchacho.—Sí, nuestro equipo chequea todas las bicicletas luego de ser utilizadas —le asegura el muchacho.Kyllian que escucha la conversación, se acerca a