Capítulo24
Después de unas cucharadas, Julieta sintió que su garganta mejoraba notablemente.

Tosió un par de veces e hizo una mueca de dolor en su garganta.

—Gracias, señor Soto.

—Déjame eso.

Ismael obedeció y ordenó su cama.

—Ven, y come algo. Te he preparado un poco de caldo, además hay tocino ¿Te parece bien?

Recordó que Julieta quería este caldo expresamente.

Así pues, pidió a alguien que cocinara el caldo. Cada dos horas, había que cambiar el caldo del tarro de comida por otro nuevo.

Julieta no sabía nada de todo esto, por supuesto. Simplemente supuso que Ismael lo había traído por casualidad. Le saludó con la cabeza y le dijo:

—Gracias, por traerme la comida.

Además de darle las gracias, no sabía qué más decir,

El brazo derecho de Julieta aún tenía el goteo intravenoso. Estaba tan hinchado que no podía doblar el brazo debido a todos los medicamentos que le habían estado administrando durante las últimas diez horas más o menos.

Frunció un poco el ceño. Le costaba mucho esfuerzo incluso com
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