Era pleno mediodía cuando Julieta despertó. Se frotó el rostro y se levantó lentamente de la cama. Escuchó ruidos en la cocina, pero no se molestó en investigarlo. Sabía que era Jasmine haciendo un poco de caldo. Se levantó y se lavó la cara. Al ver su pálido reflejo en el espejo, se quedó inmóvil por un momento. Luego de una larga mirada, soltó una carcajada. Su muerte estaba cercana, pero todavía no había logrado su venganza y su vida era un desastre miserable. Salió del baño y justo Jasmine también lo hizo de la cocina; tan pronto como la vio, sonrió y se acercó a examinar su estado. —Julieta, tu rostro está demasiado pálido. Hice un poco de caldo, necesitas comer más —dijo Jasmine.La ayudó a sentarse en el comedor y volvió a la cocina. —Has estado comiendo demasiado poco, y ahora que estás embarazada, debes consumir dos porciones de nutrientes. Julieta, estás embarazada y, aun así, luces demacrada. ¿Podrías cuidarte más, por favor?La bronca despertó a Julieta de su estupor,
Julieta siguió al coche de Dalila, quien la llevó a las afueras de la ciudad, hacia las montañas. Para protegerse de cualquier truco por parte de Dalila, prendió la cámara escondida en su ropa. Esta vez, quería exponer a Dalila, ¡aunque eso significara que saliera lastimada en el proceso! Después de conducir otra media hora, el coche de Dalila finalmente dobló la esquina y se detuvo. Julieta estacionó su coche y miró a su alrededor, sintiéndose inquieta inmediatamente. El lugar era escalofriante y ni siquiera parecía habitado. “¿Qué estaba tramando Dalila? ¿Podría estar planeando matarme?”, pensó Julieta.Con ese pensamiento, Julieta tomó un cuchillo con sumo cuidado y lo escondió en su bolsillo. Al bajarse del coche, vio a Dalila empujando una pesada puerta de hierro y dijo:—Por aquí.A medida que caminaban hacia el interior, Julieta se dio cuenta de que estaban en una funeraria. Sin embargo, estaba prácticamente abandonada. No era una sorpresa que ni la policía, ni Ismael hubi
Dalila tiró con más fuerza del pelo de Julieta mientras hablaba. Examinó la expresión de dolor en su rostro y se burló.—Es más, cuando la familia Rosales quebró, él te buscó para mostrarte la evidencia y se encontró conmigo de casualidad. ¿Tienes idea de cómo me miró en ese momento? Al decir esto tomó a Julieta por la mandíbula y dijo con ferocidad:—¡Me miraba como si fuera una prisionera, escudriñándome de arriba abajo! De hecho, al principio, no tenía intención de matarlo. Sin embargo, él se estaba sobreestimando. Quería protegerte en todos los sentidos e incluso en sus momentos finales, seguía preocupándose por ti. ¿Sabes lo mucho que eso me repugnaba? ¡Me dio asco!De repente, Dalila arrastró a Julieta hasta el incinerador y la amenazó:—¡Julieta, esto es lo que pasa cuando vas contra mí! Si eres una buena chica y cumples tu condena en la cárcel, puede que te deje ir. De lo contrario, ¡esto es lo que te espera!Julieta ya tenía el rostro cubierto de lágrimas, y el corazón le dol
Cuando Ismael y Jazmín llegaron, Julieta salía cojeando de la oscura funeraria.—¡Julieta! —gritó Jasmine y salió disparada hacia ella. Luego la abrazó, observó su pelo revuelto y las manchas de sangre en la boca, y le preguntó con preocupación—: Julieta, ¿qué ocurrió? ¿Esa perra de Dalila te hizo esto?Cuando Jasmine la abrazó, los apagados ojos de Julieta cambiaron ligeramente. Enterró la cabeza en los brazos de Jasmine y volvió a llorar: —Ay, Jazmín, incluso las cenizas de don Camilo fueron esparcidas. Soy tan inútil...Jasmine se paralizó momentáneamente. Le acarició suavemente la espalda y le susurró:—Julieta, no estés triste. Don Camilo te perdonará en el cielo. Julieta lloró largo rato. Luego levantó la cabeza, miró a Jasmine con los ojos enrojecidos y le dijo: —Jazmín, tenía tanto miedo. No quiero perderte a ti también.—Julieta, Jazmín siempre va a estar ahí. No te abandonaré, no tengas miedo —le aseguró Jasmine. Tras escuchar eso, Julieta negó con la cabeza y gritó: —No
Al volver al apartamento Cima Dorada, Julieta extrajo la tarjeta de memoria de la cámara oculta, la insertó en la computadora y editó un video. Después, lo envió a Ismael junto con un mensaje que decía: [Ayúdame a crear una nueva cuenta que no pueda ser rastreada. Publica este video para que Dalila sienta lo que es ser la número uno en tendencias.].Poco después, Ismael respondió: [No hay problema Julieta. Me alegra que empieces a contraatacar]En ese momento, Julieta tuvo un poco de cargo de conciencia. Ismael siempre era muy bueno con ella, lo cual la hacía sentir culpable. Se preguntaba: "¿Esto cuenta cómo usarlo?".De repente, la voz de Jazmine llegó desde la puerta: —¡Vete ya! No eres bienvenido aquí.Julieta se sorprendió. Pensaba que Dalila había regresado a buscarla, pero ¿no era un poco pronto? Fue hasta la puerta y vio a Leandro parado ahí, con una expresión indiferente en su rostro. Jasmine lo había detenido. "¿Qué hace él aquí?", reflexionó Julieta y luego preguntó di
¿Acuerdo de divorcio?Julieta se quedó helada durante unos segundos antes de poder reaccionar. Se dio cuenta de que Dalila ya le había mostrado el acuerdo de divorcio a Leandro.—Si conoces sobre el acuerdo de divorcio, entonces Dalila ya debería haberte dado una explicación clara, ¿no?Leandro frunció el ceño. La miró con una expresión de desagrado, y preguntó:—¿Qué tiene que ver eso con Dalila? ¿Acaso no me lo enviaste por correo?—Leandro, te enorgulleces de ser tan inteligente. ¿Cómo es que una mujer como Dalila puede engañarte todo el tiempo?La mirada de fastidio de Leandro le pareció divertida, así que agregó:—Escucha, el acuerdo de divorcio me lo impuso Dalila, y al igual que esa confesión grabada en video, fueron moneda de cambio.—¿Qué trato hicieron exactamente?—El cuerpo de don Camilo.Ella no sabía si Leandro se lo creía o no, pero sintió que su mirada denotaba confusión. Había una pizca de duda además del enfado de siempre.Aprovechando que estaba distraído, Julieta lo
—¡Tú!Dalila miró siniestramente a Julieta. Apretó los puños y la maldijo:—¡Julieta, fuiste tú! ¡Fuiste tú quien me engañó! ¡Me tendiste una trampa! ¡Lo hiciste a sabiendas!—¿Yo? —Julieta se señaló a sí misma y respondió con rabia—: Dalila, ¿tienes el descaro de decir que yo te tendí una trampa? Fuiste tú la que provocó el desmoronamiento de mi familia y la ruptura de mi matrimonio. ¿Qué daño te he hecho yo? ¡Yo no hice nada de eso! ¿En qué forma podría perjudicarte?Dalila lloró y de pronto se lanzó a los brazos de Leandro y le dijo:—Leandro, no dejes que sus juegos te engañen, yo nunca le he hecho nada.Tras decirlo, pareció temer que Leandro la apartara y añadió:—Leandro, no olvides que ella mató a nuestro hijo.—¿Hijo? —se burló Julieta—. Mira, un informe de laboratorio falso no significa que tengas un hijo. Dalila, ¿ya perdiste la cabeza por completo?En el pasado, siempre que Leandro estaba cerca, Julieta soportaba a Dalila. Toleraba sus burlas y el acoso, pero hoy ya no. Hoy
Julieta estaba tan enfadada que le temblaba todo el cuerpo. Esa mujer, Dalila, era tan buena mintiendo que ni siquiera se inmutaba.—¡Tú! ¿Cómo es que tienes el descaro de decir semejantes palabras?Como Julieta se emocionó bastante, volvió a toser, se tapó la boca con la mano y se obligó a tragar la sangre que surgía desde la garganta.Luego, levantó la cabeza y miró a Dalila con los ojos ya enrojecidos. Apretó los dientes y maldijo:—¡Dalila, eres un demonio! ¡Una zorra desagradecida!—¡Julieta, no te pases! De alguna forma lograste acusarme de la muerte de don Camilo y editaste aquel video. ¿Y además me acusas de esparcir sus cenizas?Dalila se limpió la nariz, se mordió el labio y continuó:—Me costó mucho encontrar los restos de don Camilo. Temía que te afectara demasiado, por eso quise someter el cuerpo a cremación antes de dártelo. Pero ¿qué hiciste? ¡Has plantado falsas pruebas contra mí!Tras escuchar esas palabras, los labios de Julieta temblaron mientras ladeaba la cabeza en