Capítulo227
Julieta siguió al coche de Dalila, quien la llevó a las afueras de la ciudad, hacia las montañas.

Para protegerse de cualquier truco por parte de Dalila, prendió la cámara escondida en su ropa.

Esta vez, quería exponer a Dalila, ¡aunque eso significara que saliera lastimada en el proceso!

Después de conducir otra media hora, el coche de Dalila finalmente dobló la esquina y se detuvo. Julieta estacionó su coche y miró a su alrededor, sintiéndose inquieta inmediatamente. El lugar era escalofriante y ni siquiera parecía habitado.

“¿Qué estaba tramando Dalila? ¿Podría estar planeando matarme?”, pensó Julieta.

Con ese pensamiento, Julieta tomó un cuchillo con sumo cuidado y lo escondió en su bolsillo.

Al bajarse del coche, vio a Dalila empujando una pesada puerta de hierro y dijo:

—Por aquí.

A medida que caminaban hacia el interior, Julieta se dio cuenta de que estaban en una funeraria. Sin embargo, estaba prácticamente abandonada.

No era una sorpresa que ni la policía, ni Ismael hubi
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