Capítulo104
Leandro quiso enfadarse, pero cuando vio las gachas derramadas por todo el suelo y la mano de Dalila cortada, cambió de idea.

—Levántate. Voy a buscar a alguien que lo limpie.

—Pero el caldo…

—No tienes que preocuparte. Deja que la cuidadora te cure la mano y ve a descansar.

—¿Y Julieta? ¿Va a hacerle compañía?

Leandro se estaba enojando. Esta mujer era realmente difícil de tratar.

—Dalila, vete a tu cuarto. —Leandro subió un poco el tono.

Dalila supo que estaba enfadado y no se atrevió a decir nada más, así que retrocedió agraviada.

—Ay… Mi pie…

Al ver que Dalila se torcía el pie, Leandro frunció el ceño. Estaba un poco disgustado.

—¿Dónde se ha metido la cuidadora?

Fue entonces cuando la cuidadora salió corriendo de la habitación e inmediatamente levantó a Dalila antes de disculparse con Leandro.

—Mis más sinceras disculpas, señor Cisneros, estaba ordenando la habitación. La señorita Ortega me acaba de pedir que…

—Leandro, ve y haz lo que tengas que hacer, yo estoy bien, no tienes q
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