Antes de entrar a mi turno de trabajo decidí ir a verme con Isabella para que me diga cuál es la propuesta que tiene para mí, además de la chica de cabello negro y quebradizo que ví fajar con Leonard por todas las escaleras he notado que también se ha llevado a la cama al menos a otras tres, en verdad no sé qué tiene de agradable o de placentero estar con un hombre así, que solo piensa en si mismo. Por atractivo que pueda ser.
- Hola, perdona el retraso - llega Isabella y su presencia me trae de vuelta a la realidad.- Descuida - digo con amabilidad mientras le doy un sorbo a mi americano. - ¿Qué es lo que me quieres decir? - pregunto con cuidado, no quiero parecer descortez ni abrumarla, al final de todo ha sido ella quien me rescató y quien hizo que se me habilitara toda la herencia de mis padres.- Bien... - dice Isabella cuando llega el mesero con un latte.- Aquí tiene señorita - dice el mesero - espero que lo disfrute.- He sido yo quien ordenó un latte para tí - le aclaro.- Te lo agradezco - le dice al mesero y el mismo se retira haciendo una pequeña reverencia en señal de respeto.- Como te decía - Isabella continua - he pensado que quizás sea conveniente para ti cambiar tu apellido, aunque fuese de manera temporal - dice mi abogada.- No creo que sea una buena idea - digo con la mirada suspendida en el aire.- ¿Por qué lo crees así? - pregunta ella con el ceño fruncido.- Tú mejor que nadie sabes que mi misión al venir a New York es vengar el asesinato de mi familia, si cambio mi apellido voy a quedar como una completa desconocida ante el mundo, quizás también quede como una loca que solamente busca sacar ventaja de la enorme fortuna de los Boure. Prefiero mantenerme tal cual soy yo de manera oculta, quiero que la venganza por mi familia sea de forma épica. - Dije sin titubear.- ¿Aunque tengas que matar ratas de alcantarilla en los rincones del teatro? - me pregunta a manera de burla.- Sí, aunque tenga que hacer eso y más - respodí soltando una pequeña risa.- Bien ¿hay algo que necesites además de todo lo que se relaciona con el caso de tu familia? - me pregunta Isabella.Me quedo pensando un momento si de verdad necesito algo que Isabella haga por mí, en verdad no necesito lo que le voy a pedir pero la curiosidad en mucho más grande que yo. - Hay unos hermanos que residen aquí en New York, no sé cual es su apellido pero se llaman Leonard y Roger, me gustaría saber a qué se dedican.- Dices que no sabes su apellido... ¿sí tienes idea de que eso complica bastante la búsqueda? - me pregunta Isabella arqueando una ceja.- Sí lo sé, pero de verdad tengo ganas de saber quienes son - respondo firmemente, algo me dice que no son iguales al resto de las personas que viven en esta ciudad.- ¿Al menos sabes qué edad tienen? - me pregunta Isabella.- Al rededor de treinta cada uno - contesté.- Perfecto, en cuanto tenga la primera información de esos dos me vuelvo a comunicar contigo. Ahora me tengo que ir, mi hijo está por salir de la escuela de beisbol. Ten una buena jornada. - Se levanta y se va.- Igualmente, ten una linda tarde - le dije con una sonrisa.- Por cierto, gracias por mi latte - me sonrie de regreso y se va.Me quedo a terminar mi café y mi rebanada de pastel con mermelada de fresa, sentí una mirada desde las afueras del café, es Leonard que no para de mirarme con furia, seguramente no puede olvidar nuestra primera pelea, lo humillado que se sintió. Hice como si no lo hubiese visto.- ¿Otra vez intentando huir? - cuando levanté la cabeza de mi teléfono móvil me di cuenta de que Leonard ya estaba sentado en la misma mesa que yo.- ¿Otra vez tú? ¿Sí te das cuenta que eres patético? - no sé que es lo que tiene este hombre pero cada que me veo obligada a compartir una conversación con él pierdo todos mis estribos.- ¿Cuántas veces te tengo que decir que no puedes estar intentando huir cada que se te presenta una oportunidad?, nos pones en peligro a todos ¿no lo entiendes? - me está hablando como si fuera una adolescente rebelde que solo piensa en sí misma. _nos pones en peligro a todos_ de inmediato recordé la conversación que estaba teniendo con Roger.- ¿Al menos sabes cual es mi nombre? - pregunté furiosa - no tengo idea de cual de todas tus amantes se te haya perdido en esta ciudad pero ten por seguro que no soy yo.Me miró y comenzó a analizarme - ¿eres la chica con la que discutí en el parque hace unas semanas? ¿cierto? - a pesar de que se da cuenta de que soy yo esa chica, su expresión feroz y su gran porte no se desalinean ni en lo más mínimo.- Sí, yo soy esa chica. Ya déjame en paz. - Dije conteniendo todas las ganas de grirtale que llevo dentro de mi. Algo de tener que vivir en una ciudad tan grande es que todos estamos propensos a un escándalo social, por lo que tenemos que cuidar todas nuestras acciones y movimientos, incluso yo, que solamente soy la veladora del teatro Apollo.- ¿Cuál es tu nombre? - me pregunto casi a manera de darme una orden irrfutable. Por un momento imaginé que iba a gruñirme.- Ambar - contesto de mala gana.- ¿Ambar qué? - me vuelve a preguntar.- No creo que te importe, para ti solamente soy Ambar - dije de forma arrogante.- Bien Ambar... dime... ¿cómo te has enterado que tengo más de una amante en esta ciudad? - el pecho de Leonard está hinchado y rojo por el enojo.- Si no te revolcaras con todas ellas por cada rincón nadie se daría cuenta de ello, pero da la casualidad que gustas de meter tu mano bajo su ropa interior antes de llevartelas a la cama - dije eso para evitar el tener que confesarle la ocasión en que lo ví y las demás veces que también lo he escuchado un piso arriba de mi apartamento.- Bien, que este secreto quede entre tú y yo, nadie puede enterarse de que me acuesto con más de una mujer ¿sabes lo que eso le haría a mi imagen? - se me acerca y quedamos cara a cara.- No, y tampoco me importan ni tu ni tu adorada imagen - contesté de la forma más segura que pude - pero deja de preocuparte, que no me interesa andar esparciendo rumores por toda esta ciudad y menos aún cuando se trata de alguien que se sobrevalora a sí mismo. Pobres chicas las que han pasado por tu cama, de seguro no tienen ni un gramo de amor propio. - Terminé de decir y nuevamente me coloqué en el respaldo de la silla. Vibra mi célular, sé perfectamente que es Isabella y lo dejo pasar.- No sabes lo que es pasar una noche conmigo - me dice él mientras hace una señal al mesero. - ¿Qué te gusta beber? - me pregunta.- A esta hora nada, tengo que irme a continuar con mis labores - me pongo de pie - Que tengas una linda tarde y una muuuuy placentera noche Don Juan - le digo a manera de burla para quebrantar su ego y me voy caminando al teatro.Al llegar al teatro saludo al resto del personal y me voy trás el telón, desde ese lugar se nos permite a los empleados observar la funciones, desde donde estoy puedo ver que el lugar está a tope, no cabe ni un respiro más dentro. La obra ya se está terminando y todos están de pie ovacionando al elenco, de repente ví como el más horrendo y despreciable ser de este planeta está aplaudiendo en la primera fila, Martha Boure, parece ser que viene ella sola, no veo a su esposo por ningún lado, solamente a sus escoltas, sentí como todas las ganas de darle una golpiza me recorren de pies a cabeza pero tengo que contenerme. Al menos ahora sé en dónde residen, mi nueva misión será localizar su casa.Salí a tomar un poco de aire para tranquilizar mi ánimo y decidí revisar los mensajes de Isabella. ++ Esto no tiene nada que ver con la información que hoy me solicitaste, pero el informe sobre la noche en que tu familia fue asesinada reporta que el cuerpo de Amelia no fue encontrado aunque legalmente su deceso y está registrado ++ Mensaje de Isabella para mí. Amelia, mi hermana gemela probablemente pueda estar viva ¿qué será de ella si es así? ¿en dónde estará? ¿cómo le habrá hecho para huir de ese fatal atentado?.Todas las incógnitas que rondaban por mi cabeza tuve que dejarlas a un lado para poder iniciar con los rondines que tengo que hacer como la veladora del lugar, tomé aire y fui a dar una vuelta por el edificio - Son casi las doce, no deberías estar en este lugar bonita - me dijo un hombre que al parecer caminaba tras de mi, tiene un aspecto de maleante y tiene incrustaciones de oro en los dientes. Por primera vez en bastante tiempo comencé a sentir miedo, quiero echarme a correr pero las piernas no me responden.Intento gritar pero el hombre me pone una mano en la boca y me sujeta para que no lo haga - tranquila, no pasa nada, vamos a divertirnos un rato tú y yo - me dice con su voz pervertida. Hago mis mejores esfuerzos para safarme de sus garras pero en todos fracaso. Empiezo a llorar de desesperación y de repente veo como el degenerado se desvanece en el piso y comienza a salir sangre de su boca.Al caer él al piso también caí yo, me puse de pie lo más rápido que pude, levanté la vista y vi que Leonard está escasos cinco metros de nosotros con una pistola en la mano que aún humea, aparece Roger en el deportivo - ¡Sube! ¡Sube rápido! - le grita a Leonard desde adentro del carro. Leonard sube a toda velocidad al asiento del copiloto - Muy bien hermano, ya has acabado con él. La policía se encargará encargará del resto - le dice Leonard a Roger y arrancan a toda velocidad.Ya ha pasado más de una semana desde que Leonard me rescató de aquel hombre tan robusto y horripilante, sin embargo, esto me trajo de vuelta a la realidad y me recordó que mi principal misión al venir a esta enorme ciudad es buscar a los asesinos de mi familia, en especial a esa zorra mal nacida y maldita de Martha Boure, a ella no la mataré sino que la voy a torturar hasta que suplique piedad y aclame por su propia muerte para acabar con su dolor, y entonces la dejaré vivir para que tenga que soportar las humillaciones y las torturas de la prisión, pues la muerte sería demasiado fácil para ella. Se me hace tarde y tengo que ir al trabajo, del que debo confesar no es tan horrendo como al inicio lo creí, aprendo bastante de actuación, de vestuario y de logística, a pesar de que solo soy una insignificante veladora. Al llegar al trabajo fui diectamente a la oficina que tengo asignada, me senté sobre mi silla para meditar mi plan de venganza. - ¡Ambar! ¡Ambar! - escuché gritar a alguien
Siento mi cuerpo helado de escuchar toda esta información, mis piernas no paran de temblar y mis dientes están chocando entre sí, ya han pasado más de veinte mínutos, o al menos eso es lo que yo cálculo y es desconocido apenas me soltó, unos arrancones de los carros último modelo hicieron que ya no prestara atención a la cueva en la que nos encontramos, al volver la vista hacia el chico ví que nuevamente sacó la lámpara de sus pantalones y la enecendió - Vamos, ya podemos salir de aquí - me indicó y comenzó a caminar delante mío otra vez, él también se encuentra por lo sucedido apenas unos instantes atrás. En silencio llegamos otra vez a la oficina y cada uno nos dejamos caer en una silla para asimilar semejantes escenas - ¿Cómo te llamas? - le pregunté para que la pesadez se esfumara del ambiente en el que nos encontramos. - Soy Pablo - me contestó timídamente. - Bien Pablo... yo soy ambar, aunque parece ser que eso ya lo sabes - dije a modo de observación pero tambipen se sarcasm
Apenas es Martes y he dormido casi todo el día, pero tengo la sensación de que ya he recuperado la memoria, lo que me indica que debo buscar a Isabella en estos días para preguntarle que es lo que sabe acerca de mi hermana Amelia. "Isabella perdona por no estar en contacto contigo durante estas últimas dos semanas, la noticia de que Amelia puede estar viva me ha puesto a dormir y a sentir cansacio durante varias horas al día, podría apostar a que se trata de una depresión y aún con todo ello quiero verte para charlar sobre todo esto, bendiciones para ti y para tu familia" - mensaje de texto mío hacia el teléfono de Isabella.Me dirijo al Café 49, al que siempre suelo ir con Isabella y en el mismo que tuve mi último encuentro con Leonard, al llegar me llevo la sorpresa de que dicho hombre se encuentra allí sentando en una mesa cercana a la barra de baristas, está acompañado de dos mujeres y una de ellas le esta poniendo su mano en la entrepierna. Los observo desde donde estoy y parece
- ¡Ambar! no seas ridícula, todos sabemos que aunque existan un millón de mujeres más con tus mismas carácterísticas ninguna puede llegar a ser tan hermosa como tú, y con el poder que tiene el CEO seguramente te puede identificar entre toda la multitud - me asegura Pablo. - Puede que lo que digas sea cierto, pero no creo que él y yo estemos en el mismo nivel, me refiero a que difícilmente él se fijaría y mucho menos se enamoraría de una simple veladora como lo soy yo - aunque puede que la hipótesis de Pablo sea cierta no creo que Leonard se llegue a enamorar de "La simple chica que yo soy". Veo como Pablo empieza a sacar su arsenal de comida que lleva dentro de su mochila - ¡Espera! guarda eso para otro día - le dije y me puse de pie para ir por los baguets y los cafés que compré. - Hoy vamos a cenar como si fueramos de la realeza - dije a mi compañero y le acerqué los alimentos a su lugar en la mesa. - Ambar... pero... pero... qué gran detalle ¿cómo te voy a agradecer todo esto? -
Tuve que informar a Pablo sobre nuestro nuevo puesto de trabajo de una forma muy abrupta, casi violenta, sin embargo, lejos de enojarse por ello se convenció aún más de que Leonard está enamorado de mi y ya no hay poder sobre la tierra que lo convensa de lo contrario. También tuve que hacer un pedido emergente por Internet de faldas, vestidos y un sin fin de prendas elegantes que puedan combinar entre sí.- Buenos días - dice Leonard luego de abrir la puerta de mala gana. - Buenos días - contestamos Pablo y yo al mismo tiempo desde y desde un rincón del librero.- Ambar ven conmigo - me ordena Leonard.Sin decir nada voy tras él, abre la puerta de la sala de juntas, misma que no se qué tanta relevancia o utilidad pueda tener en un teatro, ambos nos sentamos junto a la cabecera - Bien Ambar - al mirar detenidamente a Leonard me doy cuenta que está muy cansado, o al menos su aspecto es lo que indica - con la identidad de tu perdedor no tengo ningún problema, pero con lo que él hará
- Dile que salga de aquí, necesito hablar contigo a solas - le ordena Martha a Leonard, refiriéndose a mi como si fuese una mascota recién rescata del abandono. Hay un silencio incómodo entre los tres, es como si Leonard se debatiera entre tenerme de su parte y en tener satisfecha a su asquerosa madre.- Isis, por favor déjanos solos - me dice mi nuevo jefe.- Bien, estaré en mi lugar de trabajo si necesitas de mi Leonard - le dije en un intento de seducción solo para hacer rabiar a Martha Boure. Luego de tomar el sobre de plástico con los documentos de mi nueva identidad salí de la sala de juntas y cerré la puerta, posteriormente escuché como Leonard le puso seguro para que nadie se metiera en la importante charla que tiene pendiente con su madre. - ¿Que ha pasado ahí dentro? ¿Qué fue lo que te dijo el CEO? - Pablo apareció de un momento a otro a las afueras de la sala de juntas.- Shhhh... - le hago la señal de que guarde silencio. Ambos nos quedamos cerca de la puerta para escuchar
- He pensado mejor las cosas - me dice Leonard cuando salí del baño lista para ir de compras.- ¡Ya basta Leonard! ¿Qué carajos es lo que quieres de mi? - dije hecha un mar de desesperación.- Por ahora lo que quiero es verte bien vestida, sin es ropa comprada en los portales de Internet que solo promueven la moda rápida - me dice haciendo alusión a mi atuendo.- ¿Qué tienes en contra de la moda rápida? - pregunté.- Con esa clase de ropa visten las mujeres rameras y poco sofisticadas. Y no puedo permitir que mi asistente principal de esa imagen ante las personas del negocio ¿te imaginas qué diría mi madre de mi y también el resto de los socios? - su consternación acerca de la opinión de su madre parece ser muy real.- ¿No crees que ya estás grande como para considerar por siempre y en todo momento la opinión de tu madre? - pregunto sin pensarlo.- Ella es algo especial, es una mujer muy posesiva y muy celosa. Además suele criticar duramente a las mujeres que no visten tan bien como el
Mientras espero el regreso de Leonard decidí rápidamente ir a darme una ducha para luego navegar en la web con la esperanza de encontrar algún lugar decente en el que pueda practicar yoga. Suena el timbre de mi apartamento - un momento - digo en voz alta desde el sofá de mi sala, al abrir la puerta veo que es Leonard acompañado de una mujer alta y con cabello castaño oscuro, viene acarreando un maletín de maquillaje profesional - Leonard esto debe ser una broma - le digo creyendo que lo que tengo frente a mis ojos no puede ir más allá de una broma de mal gusto para hacerme rabiar.- Cuando se trata de mi reputación ante mi familia nada es una broma - me responde con su habitual soberbia - adelante Valeria, pasa a tu nuevo lugar de trabajo y pon todo en donde quieras - se dirige a la estilista que lo acompaña y la chica acata la orden como un perro bien adiestrado, en silencio, alegre y esperando a que Leonard quede satisfecho con su acción.- ¿Qué rayos tienes en la cabeza? ¡Est