Ya han pasado dos semanas desde aquella pelea con el desconocido, estoy segura de que solamente es uno de los tantos hombres que se siente como si fuese uno de los últimos diamantes del planeta, en ocasiones me pregunto quién será, por qué motivo estaba tan furioso pero cuando recuerdo que debo volver a las labores de mi nuevo trabajo dejo de pensar en ello.
Mis labores consisten en vigilar que durante las noches no se haya quedado gente del público o personal de los que laboran aquí mismo pero durante el día, New York es una ciudad bastante glamourosa pero al mismo tiempo guarda mucha suciedad, no lo habría creído de no verlo con mis propios ojos, a estas alturas ya he aprendido a matar ratones de los que viven en alcantarillas.Es la 1:30 de la mañana, salí a dar un rondín por la manzana para asegurarme de que todo esté en orden, a pesar de la oscuridad que azota la madrugada a lo lejos puedo ver al acompañante del desconocido, ese que le dijo que yo no era a quien estaban buscando, me aproximo un poco más para segurarme de que ni mis ojos ni mi mente me están haciendo una mala jugada, el corazón se me está desbocando pero algo dentro de mi me dice que tengo que ir hacia en donde está. Doy unos cuantos pasos más y para mi sorpresa no está solo, está con el desconocido.Ambos están muy alterados, para evitar que me vean me escabullo entre unos basureros que están a espaldas de ellos. - ¿Qué hay de la nueva chica? ¿De dónde la has traído? - pregunta el desconocido.- No importa mucho de donde la he traído Leonard, solamente importa que quizás ella sea mi esposa - hay un silencio incómodo entre ambos - es bastante atractiva.- Claro que importa de dónde la has traído - el desconocido quiere gritar, pero al estar el New York y a estas horas de la madrugada sabe perfectamente que es propenso a un escándalo - Si quieres hacerla tu esposa adelante, hazlo, eso no me importa. ¿Pero sabes que antes de ser tu esposa es una testigo de un asesinato en masa? - pregunta con desdesperación el desconocido a su acompañante.- Hasta ahora ninguna de las chicas que trabaja para nosotros ha logrado dar informe a la policía de lo que hacemos, solo unas cuantas han logrado escapar y todas las que lo hicieron han terminado muertas ¿desde cuándo eres tan humanitario con las chicas? ¿desde cuándo se te ha despertado un espíritu altruísta?... Leonard comienzo a desconocerte - le dice su acompañante, puedo notar una profunda decepción en sus palabras.- No estoy de acuerdo con este negocio Roger, nunca lo he estado ¿cómo es posible que tú sí? ¿no te has puesto a pensar que por cada chica secuestrada hay una familia rota?, quizás muchas de ellas tengan hijos, otras tenían ilusiones y nosotros se las estamos arrebatando. - El desconocido no da su brazo a torcer.- Pero Amelia ya no tiene familia, nuestra gente ha mandado a terminar con ellos ¿lo recuerdas? - su acompañante insiste en contraer matrimonio con alguna de las chicas, no sé a cuales chicas se refiere.- ¿Y eso te hace muy feliz?, por lo que puedo ver... - dice con desprecio el desconocido, Leonard se llama.- No exactamente, pero al menos estoy seguro de que nunca nadie la va a volver a buscar, y eso me deja con la mente tranquila - responde su acompañante, Roger. El frío de la madrugada comienza a hacer estragos en mi cuerpo, lo que me recuerda que esta conversación no la debería de estar escuchando, ni si quiera me está siendo de utilidad. Mi célular vibra, son mensajes de Isabella pero no los abro para leerlos por completo, ya habrá más tiempo para hacer eso.- De todas las mujeres que hay en este planeta ¿tenías que escoger a una de nuestras chicas? - pregunta Leonard con lo que parece ser asco.- Ella no está dentro de nuestras chicas, ya la he apartado para que nadie la dañe - Roger enciende un cigarrillo en medio de la charla.- No estoy de acuerdo, pero si esa es tú decisión supongo que nadie hará que cambies de parecer. Tengo que irme al apartamento, ya es tarde y debo dormir un poco para cumplir con todos los compromisos de mañana. Descansa hermano. - Leonard se da media vuelta y se va.Roger se retira del callejón donde se encontraba alegando con Leonard me pregunto a cuáles chicas se refería, veo como Roger se monta a un deportivo blindado y se va conduciendo por las calles. Salí de mi escondite, parece que con este trabajo pronto voy a dejar de necesitar el cristal y volveré a estar bien, lástima que mi familia ya no está aquí para presenciarlo.La noche trascurrió normal, no hubo ningún altercado, al igual que todas las noches desde que llegué a trabajar a este lugar, debo confesar que pese a lo que muchas personas suelen pensar sobre un trabajo de este estilo, me ha sido de gran ayuda porque me tengo que mantener alerta para actúar ante cualquier tipo de amenaza, lo que me permite olvidarme momentaneamente de que no voy a volver a ver a mi familia, pero al igual que el resto de los empleos, se llega el día de descanso y es allí donde mi calvario mental y mal estado de ánimo me asaltan.Se llegó mi día de descanso, el más temido debido a que el llanto y la tristeza en tanta que en ocasiones no puedo levantarme de la cama, ni cepillarme el cabello. Para evitar ese lapso de dolor decidí meter toda la ropa nueva a mi closet, misma que me llegó por paquetería al hacer la compra en línea. Los elementos básicos para el súper también los he pedido a través de las aplicaciones móviles.Mientras estaba doblando algunas prendas y colgado los vestidos en los ganchos correspondientes recordé que hace tres noches Isabella me había mandado mensajes pero que decidí no leerlos porque estaba demasiado centrada en escuchar la conversación del hombre que supuestamente se confundió de chica y que me quería llevar con él.++ Ambar, espero que te encuentres muy bien, te escribo para informarte que ya me he mudado a New York junto con mi esposo y mis hijos. Espero poder verte pronto, tengo una propuesta para tí que me gustaría que consideres ++ Mensaje de Isabella para mí.++ Me alegra que hayas podido mudarte con tu familia, en unos días me pongo en contacto contigo para poder vernos ++ Mensaje de mí para Isabella.Suena la puerta de mi apartamento - ¡Un momento! ¡Ya voy! - grito desde adentro. Torpemente salgo de las montañas de ropa para ir a la puerta. - Diga ¿qué es lo que pasa? - pregunto al abrir la puerta.- ¿Señorita Ambar Roux? - pregunta la voz de lo que parece ser un adolescente, no puedo verle bien la cara porque trae puesta una gorra y tiene la mirada puesta en el monitor de referencias.- Sí, soy yo - respondo.- Su lista de súper ya ha llegado, uno de mis compañeros viene por el elevador para traer todo lo que nos ha ordenado - me dice con una amable sonrisa, en efecto, es un adolescente de aproximadamente unos 16 años. Sale un joven de unos 19 o 20 años por el elevador, viene cargando tres cajas en las que están mis alimentos, detergentes y cepillos y pastas de dientes y todo lo que he pedido.- Adelante, pongan todo en la mesa del comedor por favor, si no caben pónganlo en las alacenas - ambos chicos hicieron lo que les dije en silencio. Terminaron de poner las cosas en donde les ordené.- Todo está en perfecto orden, no le hace falta nada - dijo el adolescente. - Es un total de 150 dólares.- Bien, vamos a la puerta para poderles pagar. - La intención de ir a la puerta es para darles propina por sorpresa. - 150 dólares de total - dije al hacer el pago en efectivo.- Gracias - dijeron ambos chicos e intentaron dar media vuelta para seguir con su ruta.- ¡Esperen! - dije amablemente pero con la voz lo suficientemente fuerte para hacerlos que se queden.- ¿Qué es lo que pasa? - me pregunta el de mayor edad, totalmente desconcertado.- Hay 25 dólares de propina para cada uno - ambos sonrieron, la sorpresa les cayó bien.Estaba sacando el efectivo de mi cartera, cuando por las escaleras escuché unos pasos firmes y unos gemidos. Por un momento pensé que solamente yo los había escuchado pero ambos chicos también mostraban incomodidad con los gemidos que subían por las escaleras. Ambos repartidores dieron dos pasos hacia adelante para abrile paso a las personas que subían, me llevé una enorme sorpresa al ver que el hombre que subía era Leonard, iba poniendo sus manos abajo de la ropa interior de una chica de cabello negro y quebradizo, es quien viene gimiendo por todas las escaleras. Subieron justo un piso arriba de mi apartamento, lo que quiere decir que voy a tener que poner mi lista de reproducción a un volumen fuerte para no tener que escuchar su larga tarde y quizás también noche de pasión.- Aquí tienen - les di la propina a los repartidores, todos fingimos que no vimos ni escuchamos ese momento de incomodidad.- Gracias - dijeron ambos chicos al mismo tiempo y se fueron por el elevador.Antes de entrar a mi turno de trabajo decidí ir a verme con Isabella para que me diga cuál es la propuesta que tiene para mí, además de la chica de cabello negro y quebradizo que ví fajar con Leonard por todas las escaleras he notado que también se ha llevado a la cama al menos a otras tres, en verdad no sé qué tiene de agradable o de placentero estar con un hombre así, que solo piensa en si mismo. Por atractivo que pueda ser. - Hola, perdona el retraso - llega Isabella y su presencia me trae de vuelta a la realidad.- Descuida - digo con amabilidad mientras le doy un sorbo a mi americano. - ¿Qué es lo que me quieres decir? - pregunto con cuidado, no quiero parecer descortez ni abrumarla, al final de todo ha sido ella quien me rescató y quien hizo que se me habilitara toda la herencia de mis padres.- Bien... - dice Isabella cuando llega el mesero con un latte.- Aquí tiene señorita - dice el mesero - espero que lo disfrute.- He sido yo quien ordenó un latte para tí - le aclaro.- T
Ya ha pasado más de una semana desde que Leonard me rescató de aquel hombre tan robusto y horripilante, sin embargo, esto me trajo de vuelta a la realidad y me recordó que mi principal misión al venir a esta enorme ciudad es buscar a los asesinos de mi familia, en especial a esa zorra mal nacida y maldita de Martha Boure, a ella no la mataré sino que la voy a torturar hasta que suplique piedad y aclame por su propia muerte para acabar con su dolor, y entonces la dejaré vivir para que tenga que soportar las humillaciones y las torturas de la prisión, pues la muerte sería demasiado fácil para ella. Se me hace tarde y tengo que ir al trabajo, del que debo confesar no es tan horrendo como al inicio lo creí, aprendo bastante de actuación, de vestuario y de logística, a pesar de que solo soy una insignificante veladora. Al llegar al trabajo fui diectamente a la oficina que tengo asignada, me senté sobre mi silla para meditar mi plan de venganza. - ¡Ambar! ¡Ambar! - escuché gritar a alguien
Siento mi cuerpo helado de escuchar toda esta información, mis piernas no paran de temblar y mis dientes están chocando entre sí, ya han pasado más de veinte mínutos, o al menos eso es lo que yo cálculo y es desconocido apenas me soltó, unos arrancones de los carros último modelo hicieron que ya no prestara atención a la cueva en la que nos encontramos, al volver la vista hacia el chico ví que nuevamente sacó la lámpara de sus pantalones y la enecendió - Vamos, ya podemos salir de aquí - me indicó y comenzó a caminar delante mío otra vez, él también se encuentra por lo sucedido apenas unos instantes atrás. En silencio llegamos otra vez a la oficina y cada uno nos dejamos caer en una silla para asimilar semejantes escenas - ¿Cómo te llamas? - le pregunté para que la pesadez se esfumara del ambiente en el que nos encontramos. - Soy Pablo - me contestó timídamente. - Bien Pablo... yo soy ambar, aunque parece ser que eso ya lo sabes - dije a modo de observación pero tambipen se sarcasm
Apenas es Martes y he dormido casi todo el día, pero tengo la sensación de que ya he recuperado la memoria, lo que me indica que debo buscar a Isabella en estos días para preguntarle que es lo que sabe acerca de mi hermana Amelia. "Isabella perdona por no estar en contacto contigo durante estas últimas dos semanas, la noticia de que Amelia puede estar viva me ha puesto a dormir y a sentir cansacio durante varias horas al día, podría apostar a que se trata de una depresión y aún con todo ello quiero verte para charlar sobre todo esto, bendiciones para ti y para tu familia" - mensaje de texto mío hacia el teléfono de Isabella.Me dirijo al Café 49, al que siempre suelo ir con Isabella y en el mismo que tuve mi último encuentro con Leonard, al llegar me llevo la sorpresa de que dicho hombre se encuentra allí sentando en una mesa cercana a la barra de baristas, está acompañado de dos mujeres y una de ellas le esta poniendo su mano en la entrepierna. Los observo desde donde estoy y parece
- ¡Ambar! no seas ridícula, todos sabemos que aunque existan un millón de mujeres más con tus mismas carácterísticas ninguna puede llegar a ser tan hermosa como tú, y con el poder que tiene el CEO seguramente te puede identificar entre toda la multitud - me asegura Pablo. - Puede que lo que digas sea cierto, pero no creo que él y yo estemos en el mismo nivel, me refiero a que difícilmente él se fijaría y mucho menos se enamoraría de una simple veladora como lo soy yo - aunque puede que la hipótesis de Pablo sea cierta no creo que Leonard se llegue a enamorar de "La simple chica que yo soy". Veo como Pablo empieza a sacar su arsenal de comida que lleva dentro de su mochila - ¡Espera! guarda eso para otro día - le dije y me puse de pie para ir por los baguets y los cafés que compré. - Hoy vamos a cenar como si fueramos de la realeza - dije a mi compañero y le acerqué los alimentos a su lugar en la mesa. - Ambar... pero... pero... qué gran detalle ¿cómo te voy a agradecer todo esto? -
Tuve que informar a Pablo sobre nuestro nuevo puesto de trabajo de una forma muy abrupta, casi violenta, sin embargo, lejos de enojarse por ello se convenció aún más de que Leonard está enamorado de mi y ya no hay poder sobre la tierra que lo convensa de lo contrario. También tuve que hacer un pedido emergente por Internet de faldas, vestidos y un sin fin de prendas elegantes que puedan combinar entre sí.- Buenos días - dice Leonard luego de abrir la puerta de mala gana. - Buenos días - contestamos Pablo y yo al mismo tiempo desde y desde un rincón del librero.- Ambar ven conmigo - me ordena Leonard.Sin decir nada voy tras él, abre la puerta de la sala de juntas, misma que no se qué tanta relevancia o utilidad pueda tener en un teatro, ambos nos sentamos junto a la cabecera - Bien Ambar - al mirar detenidamente a Leonard me doy cuenta que está muy cansado, o al menos su aspecto es lo que indica - con la identidad de tu perdedor no tengo ningún problema, pero con lo que él hará
- Dile que salga de aquí, necesito hablar contigo a solas - le ordena Martha a Leonard, refiriéndose a mi como si fuese una mascota recién rescata del abandono. Hay un silencio incómodo entre los tres, es como si Leonard se debatiera entre tenerme de su parte y en tener satisfecha a su asquerosa madre.- Isis, por favor déjanos solos - me dice mi nuevo jefe.- Bien, estaré en mi lugar de trabajo si necesitas de mi Leonard - le dije en un intento de seducción solo para hacer rabiar a Martha Boure. Luego de tomar el sobre de plástico con los documentos de mi nueva identidad salí de la sala de juntas y cerré la puerta, posteriormente escuché como Leonard le puso seguro para que nadie se metiera en la importante charla que tiene pendiente con su madre. - ¿Que ha pasado ahí dentro? ¿Qué fue lo que te dijo el CEO? - Pablo apareció de un momento a otro a las afueras de la sala de juntas.- Shhhh... - le hago la señal de que guarde silencio. Ambos nos quedamos cerca de la puerta para escuchar
- He pensado mejor las cosas - me dice Leonard cuando salí del baño lista para ir de compras.- ¡Ya basta Leonard! ¿Qué carajos es lo que quieres de mi? - dije hecha un mar de desesperación.- Por ahora lo que quiero es verte bien vestida, sin es ropa comprada en los portales de Internet que solo promueven la moda rápida - me dice haciendo alusión a mi atuendo.- ¿Qué tienes en contra de la moda rápida? - pregunté.- Con esa clase de ropa visten las mujeres rameras y poco sofisticadas. Y no puedo permitir que mi asistente principal de esa imagen ante las personas del negocio ¿te imaginas qué diría mi madre de mi y también el resto de los socios? - su consternación acerca de la opinión de su madre parece ser muy real.- ¿No crees que ya estás grande como para considerar por siempre y en todo momento la opinión de tu madre? - pregunto sin pensarlo.- Ella es algo especial, es una mujer muy posesiva y muy celosa. Además suele criticar duramente a las mujeres que no visten tan bien como el