Jennifer. Me quedo ida observándome en el espejo de la tienda de uniformes. Me quedo mirándome de pie a cabeza y es que me desconozco ligeramente. Estoy vestida completamente de blanco, elegante con un enterizo precioso que resalta mis senos, unos tacones y un saco de color blanco también y todo lo adorné con una cartera de mano. Ahora, soy una mujer respetable de la elite de la ciudad, ahora, tengo un apellido que resuena en todos lados y en todos lados me tratan como si fuera de la realeza. Dejé de ser la puta de aquel burdel y ahora soy la esposa de alguien. Vivo en una mansión gigantesca y tengo personal para todo, Lizzi estudiará ahora en una escuela privada con hijos de políticos y de gente adinerada, pero a pesar de todo eso, a pesar de tener todo lo que una mujer querría tener, no he podido ser feliz, no he podido encontrar esa emoción. Mis días, mis tardes, mis noches todas son infelices en cierto punto pues en mi mente siempre está el nombre de un hombre que no veré nunca m
Alex. Admito que verla fue la mejor sensación que tuve en toda mi vida, en toda mi vida desde que desperté pensando que no la vería nunca más, pensando que había muerto y que solo me había quedado con ese último beso y esa última noche en la que estuvimos juntos. Admito que era lo único que quería verla y admito que me contuve para no salir del auto y dejar que ella me viera a mí, ver su reacción, su reacción al saber que no estoy muerto, que no planeo estarlo en un tiempo y que, aun así, después de todo se casó con él, con el hombre que me mató, que de una u otra forma me mató. Ahora me encuentro en la casa de Patrick, donde vivimos.Mientras fumo un cigarrillo, habito que he tomado con más furor en estos días, me quedo observando la vista estupenda que tenemos, donde podemos observar toda la ciudad y donde con ayuda de unos binoculares puedo ver perfectamente la casa de Jennifer con Max. Me coloco los aparatos sobre mis ojos y noto la seguridad amplia que tienen en cada esquina de
Me encuentro en mi habitual lugar, en el sitio favorito de esta casa; el jardín trasero con vista hacia la mansión de Jennifer y de Max. Con los binoculares en mano observo el lugar y la veo a ella. Camina por la sala de estar con esa bata de seda de color negro. Camina de un lado a otro como si le preocupara algo, como si estuviera pensativa. En su mano hay un vaso de agua y un plato en la otra mano. Se sienta en el sillón y deja lo que descansa en su mano sobre la mesa de centro, luego se lleva las manos a la cabeza y comienza a lo que parece ser llorar lo que me hace fruncir el ceño. ¿Qué es lo que tanto le preocupa?Me comienzo a preguntar qué es lo que le sucede; si tuvo una pelea con Max o si Lizzi se ha convertido en una niña rebelde. O tal vez está abrazando el recuerdo de sus padres muertos y lo mucho que los extraña o tal vez está recordando a Heather como Nate la recuerda todos los días, solo a diferencia de él, ella se regocija en las lágrimas no en el alcohol y las drogas
Los hombres terminan de cargar las armas del contendedor hasta que solo quedan un par de cartuchos y algunos revolver metidos en una caja. Cuando ya han terminado y yo estoy alejado de todos ellos el diablo se acerca.—Fue un placer conocerte. No fue nada personal lo que pasó. Fue bueno hacer negocios.—Bueno, me quitaste quinientos mil, por supuesto que fue bueno —le contesto y él ríe.—Sé que no lo compensará, pero te invito, se pasa muy bien en mi club y las mujeres… ¡uf! Un encanto.—Te lo agradezco, pero debo volver, todos —él frunce el ceño.—¡Vamos! Lo que sea que tienes que hacer, ¿no puede esperar una noche más?Me quedo pensativo ante la propuesta. Es bastante cierto que no conozco al tipo de nada, pero con todo lo que tengo en la mente, con todo lo que pienso día y noche, noche y día, quedarme no suena tan mal como parece, pues siendo sincero lo único que deseo es dejar de lidiar con todo esto así sea una noche; dejar de lidiar con Nate, con la rabia de ver mi empresa en ma
Jennifer. No puedo parar de pensar en el bebé que llevo dentro de mí. El bebé de mi Alex. El bebé del único hombre que he amado. Mágicamente en el momento en que lo supe siento que mi panza ha dejado de esconderse y que esta niña o niño que crece dentro de mí ahora quiere dejarse ver. No he dormido nada desde que lo supe y ahora en la noche, con Max a mi lado no paro de pensar en Alex y en lo mucho que estaría feliz de saber que tengo un hijo de él, dentro de mí, cómo estaría pensando si es niño o niña y los nombres, estaríamos discutiendo esos nombres y él estaría pensando en lo protector que debía volverse en caso tal de que fuera una niña y que espantaría a todos los hombres de ella. Él estaría más que feliz con esta noticia, él estaría extasiado con la noticia, en cambio, se fue de este mundo sin saber que era padre, que un niño o niña aguarda para ser su hijo. No puedo evitar dejar correr las lágrimas por mis mejillas mientras sigo pensando en él.Ahora estoy mucho más atrapada,
Max y yo nos bajamos del auto frente a la enorme casa de Amerie. Inmediatamente los fotógrafos hacen sus tomas mientras que el hombre a mi lado comienza a comportarse como si fuera el mejor esposo del mundo. Como si hace solo una hora no me hubiera dicho que es capaz de lanzarme de las escaleras estando embarazada. Luego me toma de la cintura y junto entramos a la casa. En la puerta sin necesidad de decir nuestros nombres entramos al evento completamente pues para este punto somos conocidos por toda la ciudad. Toda la casa está decorada de la manera más sofisticada que he visto, con música clásica ambientando el lugar y muchas personas charlando animadamente. Un mesero se nos acerca y nos brinda champaña la cual solo acepta Max. Observo a Amerie a lo lejos luciendo su vestido color dorado mientras se ríe con otros invitados. Verla me causa una sonrisa pues la chica es amable, linda y cariñosa. No se merece confiar en nosotros. Al vernos ella sonríe amablemente mostrando todos sus dien
Alex. Me despierto por la luz del sol golpeándome de forma brusca en el rostro. Cuando abro muy bien mis ojos lo primero que pienso es dónde estoy y por qué estoy desnudo, pero de inmediato llegan a mi mente los eventos de la madrugada de hoy, pero por desgracia no puedo sentirme bien al respecto. Aun sigo pensando en Jennifer, ella piensa que estoy muerto, pero no es así, ella es la primera mujer y pretendía que fuera la última de la que me enamorara, pero pasaron cosas, nos separamos de la forma más abrupta posible y eso lo hace más difícil aún. Anoche dormí con Chloe y me gustó, no puedo negarlo, me sentí tan tranquilo como hacía mucho no me sentí y dormí como bebé, pero como dije, no me puedo sentir bien al respecto ahora. Por un lado, ella no sabe lo que soy, lo que he hecho y lo que haré y por otro, Jennifer no sale de mi mente por mucho que necesite olvidarme de ella, pues de nada me sirve carcomer mis pensamientos con su recuerdo si no puedo estar con ella. A mi lado Chloe de
Con teléfono en mano mis pensamientos comienzan a hacerme una mala pasada, mis manos tiemblan y de mis ojos no dejan de salir lágrimas. Tengo su número en la pantalla del aparato, pero no me atrevo a macarlo, sin embargo, lo que más deseo en este momento es gritarle en su propia cara que me de una explicación, que me diga por qué me está haciendo esto, por qué a mí, al hombre que no ha hecho más que amarla y protegerla. Es que una cosa es que esté casada con Max, el hombre que confabuló a la muerte mía y de mis amigos, pero una muy diferente, una que nos que separa con una brecha enorme es que ahora, después de todo y sabiéndolo todo, ella le de un hijo. Y es que nunca llegamos a hablar seriamente del tema, siempre entre risas y bromas, pero sé que lo quería, sé que lo anhelaba, anhelaba un hijo de ella y siempre creí que ella quería lo mismo. Que quería ser la madre de mis hijos luego de que todo esto terminase, luego de acabar de todos y al fin ser felices. No entiendo qué cambió, n