Dos semanas después.Los días pasan por encima de mí, las cosas y las personas se mueven a mi alrededor mientras que yo me quedo estática en el mismo sitio viéndolas moverse. Los días siguen su curso, sin embargo, yo me siento estancada en el mismo césped sucio y mal podado donde me dejaron llorando por horas. Las cortinas de la habitación cubren toda la ventana, la puerta permanece cerrada y las charolas con comida comienzan a llenarse de moscas y de hormigas pues solo he probado una cuarta parte de todo lo que me han traído. En las noches tengo pesadillas, pesadillas por las cuales me despierto sudada y agitada, con la ropa pegada al cuerpo y el cabello pegado a la frente. No he visto a Lizzi desde ese día, pero sé que se encuentra aquí, a veces la escucho hablarme desde el otro lado de la puerta, pero no he tenido la suficiente fuerza como para levantarme y verla porque en el fondo no deseo verla. No deseo ver a nadie. Mientras estoy sentada en el suelo, me froto las muñecas justo
Alex. Aproximadamente dos meses después.Creo que vi esa luz de la que todos hablan, ese camino brillante que te guía a esa supuesta vida que hay después de esta, pero no había nada del otro lado, negro, todo negro, al menos es lo que mi subconsciente me ha puesto en la cabeza cada vez que me hacen la pregunta. “¿qué había más allá? Me propuse a decir siempre lo mismo; nada. Fue muy extraño lo que sentí y vi en esos muchos días en los que estuve inconsciente. La mayoría de las cosas ni siquiera las recordaba, ni siquiera me acordaba de haber hecho eso en vida. En esos días se oscuridad, postrado en una cama, inconsciente, dentro de mí yo podía sentirlo todo, yo podía sentir las visitas, los tactos, cuando me hablaban y cuando no, pero casi siempre estaba entretenido con lo que pasaba allá adentro. Casi siempre tenía mi atención en los recuerdos de mis padres, recuerdos de cuando no teníamos dinero y llegó a mi mente el pensar de que fuimos más felices en esos momentos, éramos más uni
Alex Lennox está decidido a recuperar su vida, su empresa, sus negocios y al amor de su vida, aprovechando que sus enemigos lo dan por muerto, sin embargo, sus planes comienzan a desmoronarse cuando descubre que las cosas han cambiado y que hay acciones que no se pueden remediar, que el amor no lo puede todo y que tal vez ha perdido a Jennifer. En esta segunda parte de esta maravillosa historia, cada vez más emocionante, adéntrate en la venganza mejor planeada de nuestro CEO mafioso favorito mientras enfrenta desafios a cada minuto, muertes, traiciones, engaños, complots e incluso nuevos deseos y amores.
Es gratificante que siempre consigo lo que quiero. No importa lo que haga, no importa lo que pase, el resultado siempre es el mismo, mi victoria. Creía haberlo perdido todo en un momento, pero resultó que no era así, que de una u otra forma obtuve el resultado que quería.Tengo a Jennifer, es mía, lo quería y lo quise siempre, lo quise desde el momento en que supe lo importante que era el difunto Alex. Era como su kryptonita y eso despertó la curiosidad en mí, me hizo pensar, ¿qué tenía esa chica que lo volvía tan loco? Y lo descubrí, lo descubrí casi al instante. Era más que una chica bonita, tenía una historia, no era una zorra porque quería, lo era porque le tocaba, tenía esa particularidad de ser sexi sin parecer desesperada, sin siquiera darse cuenta de que lo era y fue lo primero que hizo que quisiera llevármela a la cama. Admito que ese día, en su cumpleaños cuando la rapté quería tenerla, algo se metió a mi mente y me hizo pensar en hacerle cosas malas, en estar con ella así f
Jennifer. Me quedo ida observándome en el espejo de la tienda de uniformes. Me quedo mirándome de pie a cabeza y es que me desconozco ligeramente. Estoy vestida completamente de blanco, elegante con un enterizo precioso que resalta mis senos, unos tacones y un saco de color blanco también y todo lo adorné con una cartera de mano. Ahora, soy una mujer respetable de la elite de la ciudad, ahora, tengo un apellido que resuena en todos lados y en todos lados me tratan como si fuera de la realeza. Dejé de ser la puta de aquel burdel y ahora soy la esposa de alguien. Vivo en una mansión gigantesca y tengo personal para todo, Lizzi estudiará ahora en una escuela privada con hijos de políticos y de gente adinerada, pero a pesar de todo eso, a pesar de tener todo lo que una mujer querría tener, no he podido ser feliz, no he podido encontrar esa emoción. Mis días, mis tardes, mis noches todas son infelices en cierto punto pues en mi mente siempre está el nombre de un hombre que no veré nunca m
Alex. Admito que verla fue la mejor sensación que tuve en toda mi vida, en toda mi vida desde que desperté pensando que no la vería nunca más, pensando que había muerto y que solo me había quedado con ese último beso y esa última noche en la que estuvimos juntos. Admito que era lo único que quería verla y admito que me contuve para no salir del auto y dejar que ella me viera a mí, ver su reacción, su reacción al saber que no estoy muerto, que no planeo estarlo en un tiempo y que, aun así, después de todo se casó con él, con el hombre que me mató, que de una u otra forma me mató. Ahora me encuentro en la casa de Patrick, donde vivimos.Mientras fumo un cigarrillo, habito que he tomado con más furor en estos días, me quedo observando la vista estupenda que tenemos, donde podemos observar toda la ciudad y donde con ayuda de unos binoculares puedo ver perfectamente la casa de Jennifer con Max. Me coloco los aparatos sobre mis ojos y noto la seguridad amplia que tienen en cada esquina de
Me encuentro en mi habitual lugar, en el sitio favorito de esta casa; el jardín trasero con vista hacia la mansión de Jennifer y de Max. Con los binoculares en mano observo el lugar y la veo a ella. Camina por la sala de estar con esa bata de seda de color negro. Camina de un lado a otro como si le preocupara algo, como si estuviera pensativa. En su mano hay un vaso de agua y un plato en la otra mano. Se sienta en el sillón y deja lo que descansa en su mano sobre la mesa de centro, luego se lleva las manos a la cabeza y comienza a lo que parece ser llorar lo que me hace fruncir el ceño. ¿Qué es lo que tanto le preocupa?Me comienzo a preguntar qué es lo que le sucede; si tuvo una pelea con Max o si Lizzi se ha convertido en una niña rebelde. O tal vez está abrazando el recuerdo de sus padres muertos y lo mucho que los extraña o tal vez está recordando a Heather como Nate la recuerda todos los días, solo a diferencia de él, ella se regocija en las lágrimas no en el alcohol y las drogas
Los hombres terminan de cargar las armas del contendedor hasta que solo quedan un par de cartuchos y algunos revolver metidos en una caja. Cuando ya han terminado y yo estoy alejado de todos ellos el diablo se acerca.—Fue un placer conocerte. No fue nada personal lo que pasó. Fue bueno hacer negocios.—Bueno, me quitaste quinientos mil, por supuesto que fue bueno —le contesto y él ríe.—Sé que no lo compensará, pero te invito, se pasa muy bien en mi club y las mujeres… ¡uf! Un encanto.—Te lo agradezco, pero debo volver, todos —él frunce el ceño.—¡Vamos! Lo que sea que tienes que hacer, ¿no puede esperar una noche más?Me quedo pensativo ante la propuesta. Es bastante cierto que no conozco al tipo de nada, pero con todo lo que tengo en la mente, con todo lo que pienso día y noche, noche y día, quedarme no suena tan mal como parece, pues siendo sincero lo único que deseo es dejar de lidiar con todo esto así sea una noche; dejar de lidiar con Nate, con la rabia de ver mi empresa en ma