Pasaron las horas y decido salir del tocador, para llevarme la enorme sorpresa de que él sigue ahí, por minutos y horas pensé que se había ido.—Dijiste que me dejarías en paz.No puedo evitarlo, verlo a los ojos, parpadeo un par de veces y me relajo porque él se ha quedado, ¿será que de verdad me quiere? ¿Por qué me persigue esta forma? Mierda, él no se pudo ir porque ni con su cuerpo mismo puede lidiar.—Perdón, no puedo hacerlo.¿Qué? Maldición, no puedo permitir que no me valore, ¡por Dios! Qué clase de relación es esta, no comprendo. Me duele mucho la idea de que mi corazón no resista, de que este sentimiento siga creciendo y no pueda controlarlo, de que no pueda soportar la idea de que jamás me amará, que todo es por...Ah, de solo pensar mi corazón se oprime de dolor.—Suficiente, no quiero que sigamos con lo mismo, deberías de ver que me lastimas, ¿por qué tomaste? —alzo la voz—, por Dios, no somos ningunos niños.Sí, tengo que dejarle en claro lo que pienso y lo que siento, n
Sonríe y empieza a desabrocharse los botones, con la mirada fija en mí. Me está costando un mundo, no precipitarme hacia adelante y abrírsela de un tirón. ¿Por qué lo está alargando tanto? Sé lo que pretende. Quiere hacerme esperar. Le gusta torturarme.Cuando por fin llega al último botón, echa los hombros atrás y se la quita. Por un breve instante, al ver cómo se tensan y relajan los músculos de su pecho cuando echa los dos brazos atrás, pienso que podría desmayarme.Se quita los zapatos, para luego liberarse de su pantalón. Repaso con la vista su físico perfecto y la boca se me hace agua, hasta que llego a la horrible marca que tiene en el abdomen. Mi mirada se detiene en ella durante un instante, pero él vuelve a colocarse entre mis piernas y hace que me olvide de mi curiosidad. Me esfuerzo por controlar el impulso de agarrarlo. La presión que noto entre las piernas hace que me agite sobre la encimera para aliviar los tremendos espasmos que me mortifican. Él tampoco está relajado.
(...)—Buenos días —susurra, cerca de mi oído—, mi amor…—Mmm… Por favor, tía, dame un par de minutos más, me duele mucho mi cuerpo —me quejo.—Algo más que se te ofrece —de lejos escucho una risita.—Déjame dormir —chillo—. Estoy soñando con Harry, tía, no quiero perderme lo que pasará después de quedarme con él en su casa.—Creo que no estás soñando —masculla.Abro mis ojos y poco a poco mis mejillas se van tornando rojas… ¡Rojas de la vergüenza!¡No puede ser! Soy una estúpida, y ahora donde meto mi cara de vergüenza.—No te burles porque tú eres el culpable —lo sentencio antes de que empiece a darme un infarto por la vergüenza que siento.—No te imaginas las ganas que tengo de estar todas las noches contigo para saber qué es lo que sueñas—mi cara es de horror al imaginar que el sexi está conmigo.Ni loca dejaría que él se quedara todas las noches conmigo, porque ahí en ese momento se daría cuenta de lo loca que estoy. Mi tía me propondría que me case con él.—Primero tienes que co
***Abro mis ojos, luego de ser removida por mi tía, ella me dice que necesita que me levante porque hay dos personas que buscan de mí, al principio no les agradó, pero luego vio que la señora tenía un parecido a…Dios, nuevamente la madre de Harry.En par de minutos estoy lista para recibir a la visita inesperada, bajo un par de escalones y finalmente llego a la sala de entretenimiento.—Buenas… —y todo se me fue al ver que son dos la que me están esperando, Pamela acompañada de la vieja.—Bonita casa —se levanta la señora del sillón donde estaba cómoda—, bueno, gracias por recibirnos, seré breve porque este ambiente es tóxico—dice con ese chillido de perra pequinés.—Hay un problema, ninguno de ustedes está invitada a mi casa —aclaro mi garganta, preparándome para gritar—. Tía, puedes llamar a la policía, ellas no tienen permitido entrar, ya existe un video y este no creo que sea la excepción—alzo la voz lo que más puedo, hasta disfrutar sus rostros de indignación.—Perra tu estúpid
***Alexandra*** Luego de tener ese pleito con ese par de brujas, mi tía me ha consolado y me dice una y mil veces que no se irá, que lo recomendable es que nos vayamos de aquí, que busquemos otro sitió tranquilo, que no es necesario quedarse aquí, aparte no se ha comprado la casa. Ella tiene miedo y la comprendo, pero ella también tiene que entender que no puedo ir por la vida escapando, esa señora estoy quiere provocarme, lo ha logrado, sin embargo, también tengo un haz bajo la manga y no dispuesto hacerme a un lado. Para que ella se tranquilizara le tuve que decir que esto no se quedará aquí, que Harry lo tiene que saber de una vez, que su madre ya ha pasado los límites. Pufff… Aunque no sé si se lo puede decir, no cuando el tema es de su madre.Cuando esperaba quedarme dormida me sale que Pamela volvió a mi casa, pero esta vez acompañada de mi jefa directa. Le dije a mi tía que me podía dejar a solas con ese par y que si sucedía algo que no dudara en llamar a la policía. Mi tía
***Las horas pasan y mi tía no deja de hablar, ¡ella se ha convertido en mi defensora! Por Dios, está contando cosas que no debería, me siento incómoda porque ellos no se deben de dar cuentas de mis desgracias temporales.Me levanté del sillón porque necesitaba tomar algo, mi garganta estaba seca, ya no podía más. Me disculpé y corrí hacia la cocina, no contando que alguien me seguiría, esas no eran mis intenciones.No me detuve, seguí mi camino y con un poco de nerviosismo empiezo a crear muchas cosas en mi cabeza.Entrando al área de cocina, la voz de la persona que menos esperaba me dice que no deba de correr, que debo de enfrentar las cosas.El jefe se deshizo de las mujeres para venir hacia mí, mientras él sigue hablando me dirijo hacia la nevera. Un buen vaso de agua helada podrá ayudarme, no quiero tomar licor porque no es el momento.—Ella te ama, ya nos ha quedado claro que…—Basta, no necesito de esas palabras y mejor dime cuáles son tus intenciones, la verdad que no quiero
***—¿Estás seguro Harry? —dice su amigo.Llevamos una hora conversando con Harper, el amigo de Harry, pero esta vez no es en el club, es en su casa. ¿Cómo llegué aquí?Harry me sacó de mi casa con desespero, no dejó que me fuese a cambiar y menos darle una explicación a todos los presentes, todavía no recuerdo como salí de ahí. Mi tía no hizo preguntas y eso le ayudo a Harry a sacarme de mi propia casa.Todavía sigo en shock, no he podido decir nada, mi cabeza da vueltas y vueltas, quiero decir que no porque todo es loco, sin embargo, una parte de mí quiere decir que sí, dejándose llevar por el sentimiento.Es que este hombre está completamente loco, y más porque me trajo con su amigo, ese hombre que es más ni menos que el abogado y su amigo a la vez. ¡Un abogado es dueño de un club nocturno!—Ambos estamos seguro de lo que vamos a hacer o dime, si el Harry dudoso vendría a tu santuario, sabes que no soy de molestarte, no, tú eres el que siempre viene a mí —lo reprende soltándole un
(...)—El señor confirme con su bondad este consentimiento vuestro que habéis manifestado ante la Iglesia y os otorgue su copiosa bendición —dice el padre—. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.Ah, Harper se ha salido con la suya, no tengo un vestido de novia como cualquier prometida hubiese deseado, pero sí un pantalón color blanco, una camisa completamente bordada con una gran cola atrás, y sin olvidar los tacones de punta fina. Es la única combinación que su amiga pudo encontrar para la ocasión.Ahora fui yo la que tuvo la iniciativa, la que se le abalanzó a esos labios que solo a mí me pertenecen. Soy su mujer, su amiga, su confidente, su esposa. ¡Su esposa! Gracias, mi Dios que está en los cielos, sin ti no hubiese dado esta oportunidad, gracias por estar siempre a mi lado.¡¡¡Soy Alexandra de Green!!!Harry me sigue sorprendiendo, jamás espere que hoy fuese el día de mi boda y que sobre todo fuese doble, sin olvidar que también trae consigo otra cajita de anillos. ¿