Extiendo la toalla para permitir enrollarla arriba de mis voluptuosos bustos, abro la puerta del baño ya pasos lentos, salgo y me conecto a la habitación, detrás de mí escucho el sonido de los pasos de Harry provocando detenerme a mis pasos, giro medio mi cabeza y por encima de mis hombros veo todo el cuerpo sensual y desnudo de ese hombre. Él está con una risa sensual y llamando todos mis instintos femeninos, pero solo por hoy me dejaré guiar por la cabeza y no por las palpitaciones que dan señales a todas las partes de mi cuerpo, le sonrió coquetamente y le hago una simple y sencilla seña con mi dedo moviéndola de un lado a otro indicando que no, él sonríe a mi acto de respuesta y yo continuo mis pasos y no quedarme ahí a merced de la lujuria de él.Abro el ancho y espacioso armario caoba con la única intención de sacar la vestimenta de Harry, mientras que la mía sigue regada por el suelo. He sacado del armario todo lo que necesito llevándolo encima de la cama. Mientras me esté ejer
(...)Logró salir un día más del gimnasio, esta vez me tocó hacer abdominales, pecho y hombro. Todo eso en dos horas, no…, siento que me estoy gastando, los huesos me arden, mi cuerpo tiembla cada vez más. Ah, casi lloro y no porque los ejercicios me mataban, casi lloraba porque me estaba muriendo del coraje, ya que el entrenador me decía una y otra vez que podía, que esto no era nada y que todo es mental.Maldito, desgraciado, como me va a decir que el dolor es mental, mi cuerpo y respiración me decía otra cosa.Luego de respirar y volver a mi realidad tuve el atrevimiento de darme una ducha, pero dentro del gimnasio, todo porque luego de salir de aquí tenía que ver a mi jefa directa, la señorita Ray… Ash, se me olvida su apellido, y esta vez no es que recuerde las cosas que me convengan, creo que ese apellido hace que mis días sean un dolor de cabeza.En menos de veinte minutos ya me encontré lista, salí del gimnasio con una enorme sonrisa, cada vez que vengo aquí maldigo y me estre
—Eso es lo que más deseo —balbuceo, cierro mis ojos y maldigo por lo alto, deseando que todo esto se termine—, ¿por qué no vas conmigo?—No, eso es mucho trabajo.—Entonces déjame lamentarme, mis huesos me duelen, ya la vez queman —suspiro al recordar—, hasta quiero ir a casa, lanzarme a la cama porque necesito dormir un rato.Oh, lo mejor de todo sería que Harry este ahora a consolarme, que me diga que todo pasará y que no necesito ir más al gimnasio. ¡Oye! Estoy así porque no estoy al cien por ciento acostumbrada.—Ja, ja, ja, —se suelta a reír—, no digas locuras, eres joven y puedes hacer mucho.—No comprendo tu burla —espeto—, eres mi jefa, pero de eso a que te rías, no.—Es… que… él… —está en carcajadas—, tienes un cuerpo envidiable, qué tal si el entrenador está enamorado de ti, es que eres la única que no se muere por él—pasa su dedo índice limpiándose las lágrimas derramadas, a causa de la risa.—¿Qué? —enarco una ceja.—Espera… —inhala y exhala, controla la respiración, hasta
***Dos horas tuve en la cafetería con mi jefa, me despedí de ella para luego encerrarme en mi habitación, intenté llamar a Harry, pero su móvil estaba apagado, ya que me salía el contestador, tuve las intenciones de buscarlo, pero eso excedía los límites que debía pasar, no debía acosarlo, así que decidí quedarme en casa. La tarde, casi noche, se hizo presente y mi tía subió a mi habitación para dejarme un vaso de leche con un par de galleta salada. Le agradecí por el detalle y también le pidió disculpas por decidir quedarme encerrada.Ella me dijo que no habría ningún problema, que ella haría lo mismo, pero para ver una de sus novelas. No pude evitar sonreír, eso me causo un poco de gracia, me levanté de la cama y le di las buenas noches con un fuerte abrazo para luego dar media vuelta e ir corriendo al tocador. No quiero que mi tía sospeche que estoy bajo de ánimo, todo porque Harry no contesta mis llamadas y mensajes.Al salir del baño el teléfono empezó a resonar, corrí teniendo
—No pienso alejarme de ti —dice, y presiona toda la parte delantera de su cuerpo contra mi espalda mientras su boca se abre junto a mi oído—. Voy a quitarte este mini-vestido.Apenas consigo asentir, pero él capta mi respuesta y empieza a mordisquearme el lóbulo, lo que aumenta la implacable presión que ya siento en mi vibrante interior.—Harry, mi tía…—Eres demasiado hermosa, y por eso muchos quieren lo que es mío —ronronea mientras me roza la oreja con sus labios.—Oh, Dios... No debes estar hablando en serio —me apoyo en él y siento su erección palpitante contra mi trasero a través de los vaqueros.—¿Notas eso? —comienza a trazar círculos con sus caderas y yo lanzo un gemido—. Voy a poseerte.Sus palabras están cargadas de un convencimiento absoluto. Me siento completamente esclava de ellas, pero no puedo dejar pasar esto, él ha tomado por la razón de que cree que cualquier hombre me puede tener.Siento que su dedo índice comienza a ascender lentamente desde el final de mi espalda
Pasaron las horas y decido salir del tocador, para llevarme la enorme sorpresa de que él sigue ahí, por minutos y horas pensé que se había ido.—Dijiste que me dejarías en paz.No puedo evitarlo, verlo a los ojos, parpadeo un par de veces y me relajo porque él se ha quedado, ¿será que de verdad me quiere? ¿Por qué me persigue esta forma? Mierda, él no se pudo ir porque ni con su cuerpo mismo puede lidiar.—Perdón, no puedo hacerlo.¿Qué? Maldición, no puedo permitir que no me valore, ¡por Dios! Qué clase de relación es esta, no comprendo. Me duele mucho la idea de que mi corazón no resista, de que este sentimiento siga creciendo y no pueda controlarlo, de que no pueda soportar la idea de que jamás me amará, que todo es por...Ah, de solo pensar mi corazón se oprime de dolor.—Suficiente, no quiero que sigamos con lo mismo, deberías de ver que me lastimas, ¿por qué tomaste? —alzo la voz—, por Dios, no somos ningunos niños.Sí, tengo que dejarle en claro lo que pienso y lo que siento, n
Sonríe y empieza a desabrocharse los botones, con la mirada fija en mí. Me está costando un mundo, no precipitarme hacia adelante y abrírsela de un tirón. ¿Por qué lo está alargando tanto? Sé lo que pretende. Quiere hacerme esperar. Le gusta torturarme.Cuando por fin llega al último botón, echa los hombros atrás y se la quita. Por un breve instante, al ver cómo se tensan y relajan los músculos de su pecho cuando echa los dos brazos atrás, pienso que podría desmayarme.Se quita los zapatos, para luego liberarse de su pantalón. Repaso con la vista su físico perfecto y la boca se me hace agua, hasta que llego a la horrible marca que tiene en el abdomen. Mi mirada se detiene en ella durante un instante, pero él vuelve a colocarse entre mis piernas y hace que me olvide de mi curiosidad. Me esfuerzo por controlar el impulso de agarrarlo. La presión que noto entre las piernas hace que me agite sobre la encimera para aliviar los tremendos espasmos que me mortifican. Él tampoco está relajado.
(...)—Buenos días —susurra, cerca de mi oído—, mi amor…—Mmm… Por favor, tía, dame un par de minutos más, me duele mucho mi cuerpo —me quejo.—Algo más que se te ofrece —de lejos escucho una risita.—Déjame dormir —chillo—. Estoy soñando con Harry, tía, no quiero perderme lo que pasará después de quedarme con él en su casa.—Creo que no estás soñando —masculla.Abro mis ojos y poco a poco mis mejillas se van tornando rojas… ¡Rojas de la vergüenza!¡No puede ser! Soy una estúpida, y ahora donde meto mi cara de vergüenza.—No te burles porque tú eres el culpable —lo sentencio antes de que empiece a darme un infarto por la vergüenza que siento.—No te imaginas las ganas que tengo de estar todas las noches contigo para saber qué es lo que sueñas—mi cara es de horror al imaginar que el sexi está conmigo.Ni loca dejaría que él se quedara todas las noches conmigo, porque ahí en ese momento se daría cuenta de lo loca que estoy. Mi tía me propondría que me case con él.—Primero tienes que co