Capítulo 34: Un Mal Perdedor

El día de irse a casa había llegado, Lucius estaba mucho mejor de salud y es como si jamás hubiera estado al borde de la muerte. Blanca no podía estar más feliz, su bebé estaba totalmente recupera y Balto fue realmente amable con ella al dejarle en claro que comprendía su actuar y que no se culpara por no quererlo cerca del niño.

Ella vio en ese hombre algo que jamás había visto y quedó desconcertada, pero aun así le agradeció por sus palabras.

―De acuerdo, bebé. ―Terminó de vestirlo. ―¿Estás listo para irnos a casa? ―Blanca los miró desde el sofá, él se ofreció para vestirlo mientras ella preparaba la bolsa. ―Ya no estarás en este espantoso lugar, donde todas mueren por ti. ―Blanca rodó los ojos.

―¿Listos para irse a casa? ―La pediatra entró a la habitación con los papeles correspondientes. ―Aquí tiene lo necesario, ya el señor pagó la cuenta. ―Blanca miró a Balto, pero él no prestó ni un gramo de atención, está centrado en su hijo.

―“Muchas gracias por todo, doctora” ―Tirando de e
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