Capítulo 38: Presentimiento

La cena no se dio y toda posibilidad de ser perdonado se esfumaron, o eso creyó él y por eso decidió darle espacio a su luna sin saber que ella lo estaba tomando como arrepentimiento. En la última patrulla que hicieron, hubo un ataque masivo de salvajes en la cual se vio involucrada una jovencita.

Blanca por su puesto como la luna que es, ordenó que fuera atendida en el castillo bajo la vigilancia de la hechicera de la manada. Todos estaban muy preocupados por los constantes ataques de los salvajes, parecían llegar cada vez más.

Balto suspiró entrando a la habitación con su hijo, su cachorro a penas abre los ojos ya pide pecho y él debe sucumbir a su demanda. Blanca quien estaba vistiéndose, giró al sentir el aroma de su alfa y el de su bebé, ella solo cubierta por unas diminutas bragas, sonrió tomando a su hijo en brazos, Lucius solo hizo sentir a su madre y se pegó a su pecho.

―“¿Quieres que te escolte personalmente a la manada vecina?” ―La miró a los ojos huyendo para no excitar
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