Mi escapada en la hacienda había durado un mes entero, quería quedarme todavía más días, pero debía regresar, primero a la casa de mi padre, porque había solicitado mi presencia y luego a Verona, por la consulta con mi doctora. Mi vientre era más notable y había decidido que era hora de confesárselo a mi familia. No podía seguir posponiendo lo inevitable.
Tenía que ser valiente, seguir adelante y no encerrarme a mí misma en una burbuja inestable.
Mientras manejaba, practiqué los ejercicios de respiración que me había enseñado una instructora de yoga en mi viaje por lugares recónditos del mundo.
Parecía tan fácil dejar tu mente en blanco, pero mientras respiraba seguía pensando y aunque sabía que estaba haciendo mal el ejercicio, no podía detenerme. Tenía miedo, había una lista en mi cabeza
Había iniciado mi segundo trimestre del embarazo y era feliz. Tenía una ecografía de mi bebé. Era una niña. Desearía poder compartirlo con mi familia, pero todavía no tenía contacto con mi padre ni con mi hermano, tampoco con…mis amigas. Ellas también enfurecieron cuando les dije que el padre era Tomas.Los únicos que permanecían conmigo era la familia de mi madre y Ginger, cuando Marco había dejado de hablarme, Ginger no estuvo de acuerdo, ella me llamaba y hablaba conmigo acerca de lo emocionante que era el que yo estuviera embarazada.Ahora lo había aceptado y estaba emocionada.Me había concentrado en mi propio bienestar para no caer en depresión por la ausencia de muchas personas en mi vida. Hacía ejercicio, seguía una dieta, leía y trabajaba.También comía.Mucho.Estaba haciendo una fila pa
“Todos los días recuerdo cuando te dejé. Nunca me perdonaré haberte hecho tanto daño. Nunca. Mi felicidad eras tú, Verona. Y decidí renunciar a ti porque soy un cobarde.¿A caso mereces eso? ¿Un cobarde?Aunque me matara por dentro debí hacerlo, me decía a mí mismo que no sería tan malo, que lo superarías y encontrarías a otro hombre que realmente te mereciera. Me dije que podía estar bien con ello…Intenté estar bien con ello, pero ese día se grabó para siempre a fuego en mi memoria. Probablemente tú piensas que no me importa, pero es horrible, Verona.Cuando te cerré la puerta sentí que todo se desmoronaba. Cuando se llevaron tus cosas fue demasiado. Estuve dos días sin saber lo que ocurría a mi alrededor. Me aislé dent
Había tenido que correr. No podía creerlo.No tenía sentido. Ningún maldito sentido.Ellas se besaron. Un puto beso.¿Estaría volviéndome loca?Era una locura.—¡Dioses! —se sobresaltó Sanya al verme regresar a la cocina—. ¿Te encuentras bien?Negué.Había creído que Aknes estaba enamorada de Tomas, por eso se había casado con él, por eso me lo había quitado. Pero la forma en la que miró a Beatriz…Era la forma en la que se miraba a un amante.Y Beatriz. Después de haberme hecho la vida imposible por lo que había ocurrido con su ex…No lo entendía. Nada.—Estás pálida como un papel, niña —Sanya hizo que me siente—. ¿Qué pasó?Negué.¿Qué habí
No sabía qué era peor, pero sí sabía qué se sentía así.Antes había pensado que de alguna forma Tomas no había tenido elección, pero sí la tuvo. Él decidió dejarme, por la presión, por sus inseguridades, por como supuso que yo reaccionaría. Nunca pensé que esas cosas lo dominaran a ese punto de controlar sus decisiones.Nosotros habíamos sido una pareja.Él debió hablarlo conmigo, fuese cual fuese el problema. Como pareja pudimos haber luchado, juntos.Él no confió en mí.«¿Por qué, Tomas?».“Haberte tenido de nuevo fue mi salvación mientras estabas conmigo.Pero ahora…Se siente como lo peor que pude haber hecho. Desearía nunca haber ido a verte, Verona.
Sabía dónde estaba. Lo sabía.—Sigue malditamente conduciendo, Ophel —una risa histérica se escapó de mi boca. Una maldita carcajada—. Dios mío, voy a matarlo. Lo mataré —decidí.Si estaba donde creía, iba a matarlo, por hacerme esto.Nadie sabía de esa propiedad, lo que tendría sentido si Beatriz no miró ahí. Era mía. Estaba a mi nombre. Nunca la vendí porque quería que se cayera a pedazos como mi corazón.La casa que había comprado para nosotros.Yo le había tirado la llave cuando…él se casó.Marcó el número de su despreciable hermana.—Verona, escucha…—contesta.—Creo saber dónde está. Voy en camino —interrumpí—. Te informaré si lo encuentro.Colgué.N
La expresión que poseyó su rostro fue de absoluto impacto, pensé que si no hubiera estado sentado se habría desmoronado. Estaba pálido, sus ojos desorbitados, su respiración falló.—Es tuyo —repetí una vez más. Quería gritárselo, exigirle que comenzara a luchar por sí mismo en este preciso instante. Porque se veía como un hombre derrotado, como alguien que había dejado de pelear.Un hombre que no sentía aprecio por sí mismo.Tragué observándolo.—¿Querías morirte de una pulmonía? —demandé—. ¿En qué estabas pensando?Parpadeó y me miró.—Estoy tan avergonzado —balbuceó.Negué.—¿Tienes más ropa arriba? Necesitas abrigarte más —decidí.Estaba m&aacut
Mi padre había estado llamándome. Dexter me avisó que lo sabían, todos, incluyendo las malvadas amigas que habían dejado de hablarme. Sabían por qué y qué estaba haciendo en Klayten. No había devuelto las llamadas todavía. Estaba resentida, papá y Marco me abandonaron, no quería hablar con ninguno de los dos. Tampoco con las chicas.Si había algo que me destruyó, fue eso, que las personas más importante en mi vida me dieran la espalda.Le pedí a Jesús que se encargara de atenderlos por teléfono, que les dijera que estaba ocupada o algo. Para cuando volví a ver a mi guardaespaldas lo encontré con el rostro irritado y todavía tenía el celular contra su oreja escuchando a una mujer chillándole.Me crucé de brazos y me negué a contestar.Denser también quiso pasarme su celular, al
Su otra mano se unió y nos estremecimos ante otro movimiento suave, pero no hubo más.—Sé que tenemos deficiencias como pareja, pero podemos trabajar en ello, juntos. Tesoro, por favor…Mis ojos se agrandaron.Me aparté, no pude evitarlo.—Tomas —reclamé.¿Cómo podía pedirme eso?Sabía que estaba mal, que estaba desesperado, pero yo no podía…volver a someterme a aquello. Haber estado rota y reconstruirme no fue fácil. Ni siquiera estaba segura de haberme recuperado por completo, aunque no importaba, podía vivir con eso, la experiencia, el recuerdo del dolor, me recordaba que estaba viva, que había sobrevivido.—Soy tu amiga, Tom —dije—. Eso es lo que necesitas ahora. Déjame serlo, ¿sí? No te apresures.Ni siquiera podía escucharlo llamarme con motes cariñ