Capítulo 68

Tomas.

Parpadeé hacia la puerta cerrada.

«A donde no te moleste más». Entonces no iría tan lejos, ¿cierto? Ella no me dejaría… ¿verdad?

La venenosa voz de mi interior dice que sí, que ella estaría contenta con deshacerse de mí. Era joven, preciosa y no necesitaba a un hombre como yo para amargar sus días.

Me puse de pie.

Pero era mi esposa…y no me molestaba, la amaba y la necesitaba. Todo el tiempo. Si ella decidía dejarme entonces iba a encontrarme rogándole para que no lo hiciera. La sola idea de Verona yéndose de mi lado me revolvía el estómago.

Era mi vida. En el momento en el que me había enamorado de ella estuvo en sus manos. Verona no tenía que celarme, aunque me provocara una sensación agradable, yo era de ella, completamente. Para mí no tenía s

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