Capítulo 40

—Sí —barboteé.

Tomas contuvo la respiración.

—Hablo en serio, Verona —dijo un momento después.

Lo sabía, sabía que alguien como él nunca jugaría con algo como eso. Sabía que él…realmente me estaba ofreciendo eso como una posibilidad y que fuera cual fuera mi respuesta, él la aceptaría.

Tomas quería…casarse conmigo. Sin dudarlo.

Era una locura, pero…¿realmente lo era?

Él y yo habíamos compartido mucho tiempo juntos, estaba segura de que no quería dejarlo, porque la forma en la que me hacía sentir no se igualaría nunca a nada, esto era irremplazable. Pensaba en “estar casada”, esa idea nunca había sido atractiva para mí, pero con Tomas, el pensamiento que venía a mí era: ¿Por qué no?

Él era &l

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