Eric Pearson ese nombre no se ha apartado de mi mente desde que Leo lo mencionó, era real todo lo que me decía o solo buscaba burlarse de mí? Pero los ojos del joven no mentían, incluso podría pensar que había más de lo que no decía.
Los días pasaban, unos jóvenes eran tomados para ser llevados a la exposición como decía Leo, algunos volvían y otros no, que significaba que eran vendidos.
Me preguntaba por qué Max no venía aquí y por qué no íbamos todos a esas exposiciones, hasta que Leo me explicó que las personas que iban a comprar no eran tan importantes como para presentar sus juguetes más valiosos.
No sabía si sentirme halagado ante esa calificación, pero por lo menos seguía con un compañero con quién hablar. Leo era muy tranquilo, y me pregunto por qué aún no lo han comprado, es guapo de apariencia y cuando habla suena muy inteligente.
Mientras más pasaba el tiempo más lo conocía y descubrí que también iba a una universidad, seguía la carrera de leyes. Es irónico como quienes deseábamos tener un futuro estábamos encerrados a la espera de ser comprados para convertirnos en esclavos.
Todos estábamos sentados resignados a un día más dentro de la jaula, no puedo creer que comenzará a acostumbrarme a esto, tal vez la compañía de Leo hacía que no fuera tan agonizante.
La celda era abierta, todos guiamos nuestras miradas a los hombres que se encontraban de frente.
— De pie! — Levanta la voz uno de ellos, todos lo hacemos de inmediato.
— M****a... — Susurra Leo haciendo que girara a verlo.
— Qué sucede? — Le pregunto susurrando.
— Está aquí... — Fue todo lo que dijo para que sintiera una corriente recorrer toda mi columna vertebral. Ni siquiera pronunció el nombre para saber de quién se trataba. Nos obligaron a salir de la jaula llevándonos a un lugar que pareciera un baño público dónde nos ordenaron para que nos quitemos las ropas y ducharnos.
Esto era embarazoso, ya que me sentía tímido no solo porque en el lugar nos encontrábamos hombres sino también mujeres. Pero Leo lo había dicho, para ellos somos juguetes, no tenemos género. Todos se duchaban sin mirar los unos a los otros mientras los grandes hombres nos observaban.
Luego de vestir nuevas prendas fuimos guiados a una habitación parecida a dónde me habían llevado la primera vez, solo que en esta no había una cama si no varias sillas para que nos sentemos mientras uno a uno pasaba por otra puerta, pero ya no volvían a salir.
Me sentía tan nervioso que Leo se acerca a mí sentándose a un lado.
— No vuelven a esta habitación. — Dice haciendo que girara a verlo aterrado.
— Que pasa luego de aquí?
— Eres comprado o vuelves a la jaula.
— Él... ¿Está en esa habitación? — Pregunto con temor.
— Si, solo cuando viene nos hace dar esa ducha.
— No quiero estar aquí. — Mis lágrimas vuelven a formarse.
— Cálmate, no es bueno que te presentes de esta manera, Max te castigará si no logra venderte.
— ¡Leo, no quiero esto! ¡Quiero volver a mi hogar!
— Lo sé, no podemos cambiar esta situación.
— Tú! — Se oye la voz de uno de los guardas llamando nuestra atención, mi corazón comienza a latir con fuerza como si se quisiera salir de mi pecho.
Leo se pone de pie comenzando a caminar en dirección a esa persona para luego girar a verme.
— Fue un placer conocerte, Edie. — Termina de decir imitando una sonrisa, para continuar hasta que la puerta es cerrada.
Me rindo, esto se ha vuelto en una pesadilla, ¡la peor de todas! No volveré a ver a Leo, ¡¿qué pasará con él?! Estoy seguro que no merece esto, al igual que todos los que estamos aquí.
Cada joven iba a esa habitación haciendo que poco a poco me quedara solo, mi ansiedad se hacía más grande, las manos me sudaban, mis ojos estaban puestos a esa puerta deseando que no sea abierta.
Pero para mí desgracia la manija gira abriéndose anunciando que este sería mi fin o un inicio de otro infierno.
— Solo quedas tú. — Se oye la voz del guarda.
— Por favor, no lo hagas. — Supliqué, pero ni siquiera se inmutó para tomarme del brazo. — No! ¡suéltame!
— Deja de luchar, o será peor de lo que te imaginas.
Me resistía por un momento más mientras caminábamos por un pasillo oscuros hasta llegar a una puerta donde era abierta por otra persona.
— Entra allí y quédate quieto. Es una advertencia, si haces perder dinero al señor Max, te aseguro que no querrás conocerlo.
Trago duro para comenzar a caminar, la habitación estaba a oscuras hasta que una luz alumbra al centro del lugar haciendo que me quedara quieto justo bajo ella. No podía percibir quienes estaban allí, pero estaba rodeado de sillas ocupadas por siluetas masculinas.
— Como verán este chico es muy especial. — Se oye la voz de Max, después de mucho tiempo vuelvo a oírlo. ¿Pero cómo puede hacerme esto? Claro, no soy nadie para él como para que cuidara de mí.
Qué fue de Leo, desear que se encontrara bien era imposible ya que solo teníamos dos opciones, seguir en esa jaula o ser abusado por uno de estos hombres.
— Así que iniciaremos con 1 millón. — Sigue la voz de Max interrumpiendo mis pensamientos, ¿mi vida está marcada a tener un costo?
— 2 millones — Se oye la voz de uno de los hombres en el lugar. Mi corazón latía con fuerza, y sabía que no volvería a la jaula, uno de estos desconocidos me llevará, cosa que no podré evitar como nada de lo que me ha ocurrido hasta este momento.
— 5 millones! — se oye a otro.
— 7 millones!
— 10 millones!
Y cada minuto la apuesta aumentaba haciendo que mis rodillas comenzarán a temblar. Cómo podían ofrecer tan alta cifra como si se tratase de nada, no es que me menospreciara, pero ampliamente Max rebaza la deuda que mi padre tuvo con él, entendiendo que a esto se refería cuando dijo que tendría los 5 millones más intereses.
La voz de los hombres nombrando su oferta se oía resonando en mi oído, hasta que una de ellas detiene todo griterío.
— 100 millones.
Mi corazón casi se detiene al oír esa voz, jamás había hecho una oferta, pero ésta que ha hecho hizo que todos quedaran en silencio, sin duda era él.
Como ya nadie mencionaba un monto más elevado al que había ofrecido este hombre, la voz de Max se oye por lo alto, mientras yo suplicaba en mis adentros no ir con esa persona.
— Vendido, a Eric Pearson. — Al decir el nombre una luz se posa donde se encontraba esta persona dejando ver que todo lo que había dicho Leo era poco para lo que ocasionó en mi cuerpo.
Sus ojos se posaron en los míos haciendo que automáticamente dejara de respirar.
— Eric Pearson es tu dueño. — Oír esas palabras solo hacía desear mi muerte en ese mismo instante. Definitivamente me matará esta noche.
Una sonrisa de costado se dibuja en sus labios haciendo que todo mi ser se estremeciera, es un hombre que no necesita decir una sola palabra para hacerte saber que le perteneces, guapo era poco a lo que representaba su presencia, pero que me hacía como para que me fijara en eso en estos momentos, tener el rostro tan perfecto podría hacer contraste a sus instintos de depredador, porque sus ojos me lo decían... "eres mío" y nada podía hacer para contradecir su imponente deseo.
Las luces fueron apagadas, he sido arrastrado de nuevo a una habitación donde al ingresar me vendaron los ojos al igual que mis manos fueron atadas a mi espalda, apenas inicia y me siento un cordero servido para un sacrificio.El silencio en la habitación era abrumador, tenía prohibido quitarme la venda de los ojos, si lo hacía sería castigado. La puerta es abierta y solo puede oírse los pasos de varias personas. Mi corazón comienza a latir cada segundo con más fuerza provocando estragos en mi estómago. El aroma de un perfume extravagante se asoma a mis fosas nasales ingresando a mis sentidos provocando que me estremeciera, ¿quién podría ser dueño de tal aroma exquisito?— Es lo que estabas buscando? — Se oye la voz de Max, pero nadie responde a su pregunta.— Max? — Digo tembloroso, sé que si hablo podría conseguirme algún castigo, pero no puedo evitarlo. — Por favor, ayúdame, no quiero ir con ese hombre, me matará, ¡Max! — Mi voz sonaba ahogada en el silencio siendo ignorada por las
Todavía no entiendo lo que sucede, llevo varios días en la habitación sin que ese hombre se acercara, solo sigue viniendo personas a servirme comida y de las mejores, ropas de buena marca y nuevas recién compradas, ya que aún lleva etiquetas.Lejos de alegrarme, me aterra. ¿Qué debería de pensar con esto? ¿Llegará el momento en que deberé pagar por todo? ¡Ni siquiera he terminado la carrera para trabajar!Los días eran aburridas sin tener que hacer, la persona que me había enviado aquella notita era la única que me dirigía la palabra, bueno solo escritas, pero eran suficientes para no agonizar en este lugar. Me recuerda a Leo con quien conversaba en la jaula.Qué habrá sido de él, solo espero que siga con vida, no merecía vivir esto, y creo que yo tampoco.No sabía qué hora era, pero cada día la persona me saludaba con una nota bajo la puerta, yo lo esperaba ansioso como niño con sus regalos de navidad.¡Hola! ¿Ya comiste?— Si, moriré si no lo hago. — Respondo en voz alta, no sé por
Mientras pensaba en todo lo que había sucedido mis ojos comenzaban a cerrarse poco a poco aferrándome a una almohada, quería desaparecer de este lugar, cada día me sentía más desesperado.*************Creo que las horas pasaron, la puerta había sido abierta sin que me diera cuenta. Mis brazos fueron tomados con fuerza haciendo que despertara del susto.— No! ¡Déjenme! — Comencé a gritar agitándome entre sus manos.Los hombres fornidos no decían nada mientras yo seguía luchando.— Deja de resistirte! ¡El señor ha ordenado verte!— No! Va matarme! ¡Por favor! — Gritaba desesperado, mi corazón latía con fuerza sintiendo el pulso como ahogaba mi garganta.— Eso depende de ti, pequeño. — Dice con una sonrisa malvada, logrando que sintiera corrientes eléctricas como rayos en toda mi columna vertebral.— Lo siento! ¡No quise estar allí! ¡Por favor!Mientras íbamos saliendo de la habitación donde me encontraba, los hombres ya no respondían.En este momento estoy seguro de que este no es el l
¿Ya he dicho que puede que esto sea una pesadilla? ¡Pues debe de serlo! Todo lo que he vivido en estos días no se compara con lo que está pasando. Mis labios están tiesos, inmóviles ante su tacto.Por dentro luchaba contra él, pero mi cuerpo hacia lo contrario. Sus manos toman mi rostro comenzando a mover sus labios, un jadeo se escapa de mi boca abriéndose ante él, ¡escucho que gruñe de placer y no sé por qué mierda esto me está excitando!Su lengua entra a mi boca como si fuera suyo, intento levantar mis manos para luchar contra él, pero lejos de hacerlo mis dedos se aferran a su ropa como si fuera a caer.La humedad de sus labios me invita a seguir su ritmo, y aunque tenga nada de experiencia lo hago. Mis dedos se aprietan a su ropa arrugándola, mis labios actuando en complicidad con mi lengua siguen su juego, ¡esto ya no me agrada!Su cuerpo se aproxima al mío sintiendo algo duro presionando a mi miembro excitado. ¡Oh mierda! ¡No seré violado! ¿¡Seré yo mismo quien se entregue!? ¡
— Alguien podría ayudarme? ¿Estás ahí? ¿Por qué ya no me hablas? — Pregunto a un lado de la puerta con tristeza, hace días que mi amigo no me escribe, ¿pudo haber sido el hombre que murió quien me hacía compañía? ¿Entonces es verdad? ¿La gente muere por mi culpa? No es mi intención, pero en verdad me siento solo, extraño a mi familia, mis amigos. Cuánto más podré soportar esto. Tragando duro intento no caer en llanto de nuevo.Cuando parecía acabado, un anota se asoma de nuevo bajo la puerta dándome esperanzas.¿Qué sucede?— Estás bien? ¡No te mató! Me compongo a un lado de la puerta.Shhh no grites, digamos que estaba ocupado y no podía venir a hacerte compañía, como te sientes?— Mejor, ahora que sé que estás vivo. Por qué no quieres decirme tu nombre, no se lo diré a ese maldito mafioso.¿Jajaja lo odias? Bueno, digamos que no se ha portado muy bien, pero escuché que serías libre.— Ese maldito! No va a tenerme así de fácil. ¿Cómo mierda piensa que pagaré 100millones si ni siquie
¡¿No sé cómo pude olvidar tal cosa?! Ver al hombre corpulento esperando en la puerta, no podía hacer otra cosa más que ponerme de pie aceptando el hecho.— Cómo se supone que debería ir vestido? — Pregunto, pero el hombre no responde, sólo mencionó la hora, qué acaso es un robot?! Bueno, tal vez si voy así vestido, se molestará y no estará tentado a hacerme algo. Es una lástima que me haya duchado, porque hubiera ayudado mucho mantenerme maloliente.Comenzando a caminar voy en dirección a la habitación donde me habían llevado el otro día. Me siento tenso al ver los ojos de los guardias puestos en mí. Tendrán lástima de mi pobre trasero virgen, ahhh no! seré violado! ya no podré sentarme siquiera! Acaso puede drogarme y hacer que me duerma para no sufrir todo lo que tiene planeado?! Unos pasos más y la puerta se encontraba frente a mis ojos. ¡Malditos tigres! podemos cambiar de lugar? preferiría mil veces estar estampado aquí por esta madera que otra cosa sea estampada en mi débil tr
Han pasado varios días, cada mañana esperaba a mi amigo notas cerca a la puerta, pero jamás me ha hecho compañía de nuevo, que podría pasar? ¿Quién es? cómo es que precisamente ahora que puedo saber de quién se trataba no ha vuelto. También cada noche voy a la habitación de ese maldito mafioso! pero después del primer día no ha intentado acercarse, sólo me deja entrar y estar allí leyendo sus libros, mientras él hacía otras cosas ignorándome por completo, que se supone que debería pensar?Esta vez he tomado un libro bastante interesante, una historia de un hombre enamorado de una mujer que lo rechazaba todas las veces que intentaba acercársele. Me sentía frustrado por el pobre hombre, y más si se trataba del chico de la imagen en el libro, cómo puede rechazarlo, es bastante guapo, buena persona, la cuida, hace todo por ella, digamos que es el hombre ideal. Mientras tanto yo, secuestrado por un mafioso, guapo pero de más perverso! cómo se atreve a besarme de esa manera un día y luego
ERIC— Odio estos lugares, además ¡sabes que no puedo exponerme idiota!— Vamos! solo los mafiosos conocen a otros, aquí solo viene gente de clase media.— Clem, solo a ti te gusta esta clase de lugares!— Has dicho que querías cosas nuevas, entonces qué mejor que ir a lugares donde tendrás para elegir.— Qué te hace pensar que aquí habría algo interesante, en todo caso voy a lo de Max y me compro algo.— Amargado, mejor disfruta del lugar y ya!Todo iba en verdad más que aburrido, hasta que estas personas ingresaron al mugroso lugar, solo uno de ellos llamó mi atención haciendo que no apartara mis ojos de él, se veía perfecto. Sin siquiera conocerlo me sentía posesivo, y lo declaré mío desde ese momento. Clem mi único amigo, abogado y confidente pronto se dio cuenta que me sentía atrapado por alguien.— Ya lo viste? — Me pregunta con una sonrisa burlándose.— Clem, lo quiero...— Un nuevo esclavo?— No, este es diferente. — Siempre dices lo mismo y termina a un lado de la carretera.