Nadie se movió dentro ni fuera de la habitación. Solo eran espectadores sufriendo los cambios bruscos de temperatura, del lobo que caminaba con paso seguro hacia el único macho de cabellos rojos. Lucian tampoco se movió. Su cuerpo pesaba, se sentía embelesado y asombrado en partes iguales.La imagen de Aidan delante de él era cautivadora, hermosa, admirable y todos los adjetivos que pudiera ponerle. Las feromonas de él eran dulces y eran para él, se envolvían a su alrededor atrayéndolo para ponerse a sus pies y comenzar el apareamiento, y él estaba cediendo.Su pecho latió, ha así se sentía estar enamorado de alguien. Que no importaba si la piel del lobo estaba surcada de feas líneas negras, que pareciera terrorífica para los demás. Para él era el ser más perfecto sobre la faz de la tierra. Suyo.-Mío- murmuró con voz grave extendiendo la mano como en trance cuando Aidan se acercó. Sus dedos temblaban ligeramente.Aidan puso su mano sobre la de él y se dejó arrastrar hasta el pecho du
Se acercó con cautela, pero vio cómo su hijo dejaba de besar a Lucian y bruscamente giraba su rostro y lo miraba por encima del hombro. Gruñó tan fuerte que Lukyan se impresionó. Su rostro estaba desfigurado en una mueca de rabia en dirección a él, como una fiera protegiendo lo suyo.El omega no se alarmó. Se detuvo y entrelazó miradas con su hijo. Debía entrar un momento en su mente para ver el estado de él y el de Ryan. Saber que tanto resistiría Aidan estando consiente.-Aidan, soy yo-
La primera vez que Lucian había visto a Lukyan solo había una palabra para describir su emoción.Impresionante.Él era un lobo que no se asombraba fácilmente con las cosas de la vida. Había vivido más de 700 años, pasado por una gran guerra, perdido a casi toda su familia asesinada delante de él, viendo a su hermano sumido en la locura, se había convertido en el jefe del Consejo; por lo que a esa altura no se imaginó que algo interesante pasara en su vida. Incluso había pensado en los cac
El tono que empleó el lobo hizo que Dante se separara de él y lo mirara. Y esos ojos de Lukyan con ese brillo lo erizó. Por lo visto él expresaba sus preocupaciones, pero su esposo no tenía intenciones de dejar a su hijo tan fácil tampoco. Y eso lo alegró. Por lo visto se estaba atormentando sin razón. Porque si Lukyan decía que Aidan se quedaba con ellos… Aidan se quedaba con ellos.Y el cambio en su expresión le hizo saber a el lobo que su esposo había entendido sus intenciones, pero tenía algunas cosas que aclarar.-Pero tenemos que ser conscientes que Lucian va a enlazarse con nuestra hijo- aun así, sintió gruñir a Dante y le sobó el pecho para calmarlo- Nos pondremos de acuerdo para que esté aquí y en la casa en partes iguales. Tampoco podemos privar a Lucian de vivir con nuestro cachorro, o lo tendremos visitándonos todos los
Lucian era un lobo que muchos nunca sabían cómo tomarlo. Algunos pensaban que era muy cruel, otros que era desconsiderado, otros un prepotente por el lugar que tenía entre todas las manadas, otros que era un lobo valiente, o un ejemplo a seguir. Pero la verdad muy pocos habían visto realmente quien era él. Además de tenerle miedo por todo el poder que poseía y que muchas veces hacía gala de él.En el fondo y aunque muchos pensaban que no, para él quienes le eran importantes estaban en primer lugar. Podía ser amable cuando lo quería, muy cariñoso, empalagoso si se lo proponía, así mismo como frío, o hasta distante. Era alguien con un humor muy variable en la realidad, aunque con aquellos que quería intentaba ser lo más agradable posible. Y si era a quien amaba hasta daría su vida y la mimaría hasta hastiarse. Como había planificado hacer con Aidan.Después de haberlo tratado duramente al inicio se había propuesto ser ahora todo un caballero con él. Atenderlo, cuidarlo, amarlo, como él
Lucian se separó un poco dejando un grueso hilo de saliva que aun los unía. Aidan no podía cerrar la boca, jadeando en búsqueda de aire. Su propia saliva se derrababa por la comisura de sus labios, su rostro estaba mortalmente rojo y esos ojos, dios, lo miraban totalmente plateados, pero aun buscando excitación.El lobo sentía toda su lengua sensible y hormigueante después de tanta estimulación a la que no estaba adaptado. Era como si su lobo quisiera devorarlo completamente. Y apenas habían empezado. Se removió inquieto, no solo era su lengua, su cuerpo latía entero y alzó un poco su cadera para rozarse aún más con aquella vara dura mucho más grande que la de él que solo rozaba, pero no hacía nada más. Gimió en frustración.Lucian sonrió con satisfacción pasando su lengua por sus labios y después por los de él limpiando medianamente el desastre de la saliva y saboreando la de él. Le encantaba hacerle suplicar. Dios, esto era más divertido de lo que pensó¿Qué demonios le estaba pasan
Su lengua lamía las paredes hinchadas y tiraba de estas con su lengua al pasar, a la vez que mordía con sus colmillos dejando marcas en sus nalgas y el interior de sus muslos, si no fuera porque él estuviera en celo no lo haría pues dolería, pero esta vez podía aprovechar. Así que se deleitó en lamer cada zona y mordisquear suave antes de llegar a donde deseaba.-Sabes tan bien cariño que podría estar así toda una noche y no me aburriría- volvió a sumergirse en esa zona de donde salía tanto líquido suave y succionó hasta que el sabor del lobo se había grabado en él. Los gemidos de protesta por parte de Aidan llegaban a sus oídos y solo quería molestarlo más, jugar más con él, su celo demoraría en perder fuerza y quería que toda la experiencia fuera abrumadoramente placentera. Así que antes que él pudiera reaccionar subió lamiendo toda la base del pene de Aidan y abrió su boca sobre la punta de este.Y sus labios se cerraron en torno a este y succionó con fuerza. Tenía un objetivo y er
El plan inicial era que él, siendo el alfa consciente, haría a su lobo volverse loco y follarlo hasta que él perdiera la cabeza por completo, no que él le estuviera haciendo perder la cabeza a él. Lucian tenía cada músculo de su cuerpo tenso y se marcaban en sus brazos y pechos las venas, su erección palpitaba tan dolorosa que juraba que estaba de un peligroso rojo y más grande que lo que él la recordaba, y el maldito de su lobo solo seguía jugando con él. Llevándolo a la puerta de la locura para no dejarlo cruzar.Los ojos de Lucian picaban y sentía como el lobo dentro de él quería tomar el control y acabar con el lobo debajo de él y enterrado hasta la base enseñarle quien mandaba. Pero no, esa noche Aidan era de él, solamente de él y no dejaría que nadie arruinara eso. Por lo que enrolló su brazo alrededor de la estrecha cintura del lobo presionándolo contra su pecho a pesar de sentir un gruñido de él ya que limitaba sus movimientos.-Se acabó el juego, cariño, es hora de que tu lob