4 NO SOY DIOS

POV ANDREA

Caminé a paso veloz hasta el elevador, a mis espaldas escuchaba los gritos de Óscar llamándome, yo solo avancé hasta lograr tocar el botón, para mi suerte no tardo nada en abrir las puertas y entré en él.

Levanté la mirada y ahí venía Óscar, corriendo para alcanzarme, aún con la camisa desabotonada, por suerte las puertas alcanzaron a cerrarse, yo solo me recargue en aquellas paredes con espejos en todas ellas, y me deslice hasta quedar sentada en el suelo.

Aquellas paredes reflejaban mi rostro descolocado, no sabía lo que sentía, las imágenes que acababa de ver era mi novio. ¡NO! A mi exnovio folland0se a otra, si bien, la tarea que me traía hasta aquí era terminar con él, la escena que presencié era lo último que me imaginaba encontrar.

Lo que me sorprendió es que no estaba llorando, solamente me sentía como si flotara, como en shock, con un zumbido en la cabeza, el sonido del elevador anunciando que llegué al estacionamiento, me sacó de mis pensamientos, me levanté rápidamente y me dirigí a mi auto.

Cuando estaba por salir de aquel estacionamiento frío, miré por el retrovisor, ahí estaba Óscar agitado por correr por las escaleras intentando alcanzarme, aceleré al instante y lo dejé ahí solo, bueno en realidad no estaba solo, ahora tenía a esa zorra para revolcarse con ella cuando quisiera.

Claro, como trabajaban juntos, no había necesidad de esperar a la noche para verse o al fin de semana y ver si había tiempo en su apretada agenda.

¡No! Ya no me sentiría culpable de esto, por mi cabeza pasaron pensamientos como que yo no lo comprendía, que debía aceptar el crecimiento de su carrera a costa de mis sentimientos, pero, porque no fue sincero, yo intente serlo y vaya sorpresita que me encontré.

Iba tan sumida en mis pensamientos que no me di cuenta en qué lugar estaba, solo salí como en automático y conduje por la ciudad a ninguna parte, me orille para orientarme un poco, más adelante se veía lo que parecía un parque, iré ahí.

Me estacioné y fui rumbo a los juegos infantiles, me senté en uno de los columpios, el sitio estaba casi solo, era medio día, así que aún no llegaba mucha gente, por lo regular esto se llena por la tarde cuando ya todos terminan sus ocupaciones.

Fue ahí cuando me sentí tan vulnerable, el estar pensando las cosas de una u otra manera hizo que por fin comprendiera lo que estaba pasando, fue ahí cuando mis lágrimas comenzaron a salir sin mi permiso, no sollozaba ni hacía ningún sonido, simplemente salían una tras otra.

Mi teléfono no dejaba de sonar, una llamada tras otra, ni siquiera me tomé la molestia de ver quien era, lo sabía perfectamente, pero ¿Qué demoni0s quería? Yo no quería volver a verlo en mi vida.

En el fondo tenía la esperanza de que, al terminar con él pensaría las cosas y haría un espacio para nosotros dentro de su mundo de trabajo. Creí tontamente que lo vería como tocar fondo y entonces seríamos más unidos, incluso tal vez podría ayudarlo en algo, veríamos la manera.

Nunca me imaginé que ya tendría quien le ayudara en todo. De cualquier manera, el hecho de que ya no convivíamos tanto, me hizo sentir un poco mejor, lo único que teníamos era sex0 ocasional en algún fin de semana que tenía desocupado.

No sé cuánto tiempo pasó, comenzaron a llegar niños a ocupar el lugar designado para ellos, algunas de las madres me veían con molestia por estar ocupando el espacio que era para sus hijos, me incorpore y camine hasta mi coche, conduje a mi casa, entré directo a mi habitación tumbandome en la cama.

Mi teléfono seguía insistiendo, lo apague, no quería hablar con nadie y menos con ese 1mbecil, no sé cuánto tiempo estuve con la mirada perdida hasta que me quedé dormida.

El sonido insistente del timbre me despertó, al abrir los ojos me di cuenta de que ya estaba por oscurecer, me levanté y fui a ver quién era, me detuve antes de abrir, seguro es Óscar y no quiero verlo.

Pregunté quién era, para mi suerte fue Emily la que respondió, inmediatamente seguí y abrí la puerta, la recibí con un puchero en mi rostro a punto de llorar, hasta ahora me sentía de esta manera, tal vez el sentir el apoyo de alguien hizo que me sintiera más vulnerable.

—¿Por qué demonios no contestas mis llamadas? —me dijo encolerizada, pero a la vez preocupada por no responderle.

—Óscar… es que… —no sabía cómo describirlo, no sabía cómo decirle que ahora era yo una cornuda, que según yo iba a terminar con él y la decepcionada fui yo.

—¿Ahora que te hizo ese pedazo de mierd@? —sabía que no le caía muy bien, pero ahora lo decía como si supiera justo lo que había hecho.

No pude más, esta vez sí lloré como magdalena, pero se sentía bien, desde que los vi, sentía un nudo, me sentía hueca y ahora esto se sentía muy bien, era como un descanso, ella solo me abrazó y me llevó hasta la sala, donde tomamos asiento y siguió reconfortandome.

No sé cuánto tiempo pasó, pero mis sollozos cesaron y ahora sí podía contarle todo. No omitiendo detalles, le conté cómo encontré a mi ex con la recepcionista del piso donde trabaja. Me recrimino el hecho de que no la llame, simplemente no lo pensé, estaba como zombi.

—¡Pero lo voy a castrar al desgraciado! —decía con los dientes apretados, al tiempo que caminaba de un lado a otro frente a la televisión, apuntaba con el dedo índice como cuando regañas a un niño, la escena era graciosa en medio de todo lo que estaba pasando.

—Por favor no vayas a hacer eso —le dije soltando una carcajada, porque de que era capaz de hacerlo, sí que lo era.

Le extendí mi mano para invitarla a sentarse junto a mí, ella aceptó y nos acurrucamos las dos en el sillón.

—De verdad no lo vayas a hacer —le dije ya más seria —. O acaso, ¿quieres ir presa?

—No lo decía en serio —me contestó haciendo un puchero de niña regañada.

—Mejor vamos a ver algo en la tele, tengo helado en el congelador ¿podrías traerlo? —le pedí con ojitos de perrito triste.

De inmediato ella fue directo a la cocina para traer mi encargo, pusimos en la tele la película “Yo antes de ti”, lo sé, fue una mala elección para el momento, pero es que esa peli nos encanta a las dos.

Aunque he visto esa película infinidad de veces, me puso a pensar en que no era tan diferente a mi situación, el novio de la chica solo pensaba en él y en nadie más, no pensaba en lo que ella quería o le gustaba.

Ojalá haya por ahí un Will para mí, que se fije en el más mínimo detalle y me haga sentir la mujer más importante en su vida, solo si no es mucho pedir, que si pueda caminar.

Terminamos las dos llorando como siempre, más ahora que estoy tan sensible.

—En lugar de estar aquí llorando y comiendo helado como dos crías, deberíamos ir a embriagarnos a un bar. —ella y sus grandes ideas, lo que menos quiero es salir, no me siento con el ánimo de hacer eso.

Antes de poder contestarle con una negativa, se escuchó el timbre. Las dos nos vimos a los ojos indicando que estábamos pensando en lo mismo, la persona detrás de la puerta era Óscar.

POV ÓSCAR

Estaba ahí frente a su puerta insistiendo con el timbre, no habría, pero sabía perfectamente que estaba ahí, estaba su coche en el lugar de siempre, siendo que cuando salí de la oficina tras de ella y llegar hasta aquí no estaba.

No sabía dónde buscarla, estaba seguro de que me odiaba y no quería verme, pero tenía que intentarlo, ahora si la había cagad0 pero bien y mucho.

No me justifico, pero era demasiado el estrés que sentía que me dejé seducir por Camila, la recepcionista, y ¿cómo negarme? con tremendo derriere que tiene, además sería rápido como las ocasiones anteriores, nunca me imaginé que Andrea iría hasta mi oficina.

Lo que ahora debería estar pensando es en lo que le diré, no sé ni cómo justificar mi error, porque eso es, un error del cual me arrepiento, no quería lastimarla de esa manera.

—Andrea, abre por favor —le hablé a través de la puerta. —amor, sé que estás ahí, por favor, hablemos —la puerta se abrió, pero no era ella, en su lugar era la odiosa de Emily, cara de perro que me veía con desprecio.

—¿Qué demonios quieres? —me dijo con un tono fúrico.

—No es tu asunto —le contesté, al tiempo que empujaba la puerta para entrar.

Ella detuvo la puerta antes que lograra mi objetivo, pero alcance a mirar a una Andrea parada en la sala con los ojos rojos e hinchados. Estuvo todo el día llorando por mí, me sentía la peor basura, pero al mismo tiempo inexplicablemente mi ego se hinchaba al saber que ella lloraba por mí.

La miré con ojos de súplica —Por favor amor, hablemos, déjame explicarte —empujé un poco más la puerta hasta que logré hacer a un lado a Emily, pero de inmediato se puso frente a mí, era de verdad un fastidio la manera en que se metía en cosas que no le importan.

—¿Qué me tienes que explicar? —me dijo en un tono frío que desconocí en ella —¿desde cuándo Óscar? —. Preguntó ladeando ligeramente la cabeza y poniendo unos ojos tristes que me acusaban.

Lo peor es que era culpable, ¿cómo pude hacerle esto? No me salían las palabras, solo bajé la mirada un instante y la bruja quiso sacarme nuevamente.

—Déjalo pasar amiga —dijo al fin, la bruja cara de perro, solo volteo a verla con duda y coraje por lo que le estaba pidiendo Andrea, yo voltee a verla con cara de suficiencia, ella solo me enseño el dedo medio y dijo que estaría en la cocina.

—¿Y bien? Ya estás aquí ¿Qué me vas a explicar? —me dijo con algo de sarcasmo en sus palabras. Se sentó en el sillón y me indicó que yo lo podía hacer en una silla que estaba a un costado de este.

—No voy a negar lo que claramente viste, pero solo quiero que sepas que no la amo, a quien amo es a ti —le dije sinceramente, lo de Camila era solo s3xo y nada más —. No quería que pasara, pero solo paso y ya, pero te prometo que no volverá a ser, lo que no debió ser nunca.

—¿En serio? ¿Esa es tu gran explicación? ¡Qué cinismo el tuyo! —me decía al tiempo que se tocaba las sienes con sus dedos índices.

—Quiero pedirte perdón y que sigamos con lo nuestro, por favor —me levanté y me puse de rodillas frente a ella tomándola de las manos, ella volteo a verme a los ojos, sus ojos se veían extraños, como vacíos, sin sentimientos, hablo de ningún sentimiento, no había odio, ni coraje, tal vez un poco de tristeza. Y entonces por fin habló.

—¿No querías que pasara? ¿Y entonces? ¿Ella te obligó? No justifiques lo injustificable, y si quieres o no que vuelva a pasar, esa será decisión tuya, yo no tengo nada que ver en eso —cuando me decía eso se puso de pie y apartó sus manos de las mías. Lo dijo con tanta calma que me sorprendió.

—Bueno, no me obligo, per… —no me dejo continuar, alzó su mano para callarme y continuó con su monólogo.

—Lo nuestro dices, ¿Cuál nuestro? ¿Te refieres a mis cenas a solas? O, ¿a los mensajes de texto que me dejas en visto? No, ya sé… a nuestra nula actividad sexua1, sí… creo que a eso te refieres —ahora si la veía más molesta, pero seguía viéndose extraña, nunca me había puesto a pensar en cómo se sentía ni en la manera en que la estaba abandonando.

Yo permanecía inerte, escuchando todo lo que me decía, pensando en que todo era verdad, ¿en qué momento llegué a esto?

—Yo... —no tenía palabras, no solo le había sido infiel, sino que también la había abandonado en todos los aspectos.

—No digas nada, no hace falta, ¿sabes a qué fui a buscarte? —yo solo negué con la cabeza, al tiempo que ella avanzaba hacia la puerta de entrada y yo la seguía —fui a terminar nuestra relación, a eso fui —. Me dijo, sus ojos se cristalizaron, pero no lloro, ¿qué acababa de decir? No podía hacer eso, así como así, abrió la puerta para que yo saliera, entendí perfectamente y avance.

—De verdad lo siento, perdóname por favor —le dije en un último intento de no ser rechazado.

—No soy dios para hacer eso —entonces, cerró la puerta, dejándome ahí afuera, pensando no solo en lo que estaba consciente que hice, sino en todo lo que inconscientemente le causé. Me fui a mi coche y estuve pensando un momento, recuperé el amor y la confianza de Andrea.

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