Salí rumbo a la casa de mi madre, ya era tarde, pero necesitaba verla, no tardé más que 15 minutos en llegar, aún las luces estaban encendidas en la sala de estar.
Entré hasta quedar frente a la casa, me estacioné y bajé, estoy seguro de que ya está por abrirme, debió escuchar a mi bebe rugir.
—¡Fabio! ¡Hijo! ¡¿Cómo estás?!, hoy extrañé tu llamada, ¿está todo bien? —me dijo al abrir la puerta justo como lo había predicho.
—¡Mamá! Estoy bien, ¿y tú? —le dije al abrazarla y darle un beso en la mejilla —. No pude llamarte, hoy estuvo bastante abarrotado el negocio.
—Qué bueno, hijo, tu padre estaría tan orgulloso de ti —dijo con un toque de tristeza en sus ojos, sé que lo extraña tanto como yo —. Pero pasa, no te quedes ahí.
Entré hasta la sala, platicamos un poco más, ya era bastante tarde y mañana será un día de trabajo bastante pesado, los fines de semana así son, a las personas no les gusta cocinar en casa, pero eso es bueno para mí.
—Me tengo que ir má —le dije levantándome de mi lugar.
—Ya es tarde, quédate esta noche aquí, sabes que tu habitación está disponible cada vez que quieras —me comentó con ojos de súplica.
Me quedé meditando la invitación de mi madre, hacía mucho que no me quedaba, creo que tiene razón, ya es tarde, mejor me voy temprano directo al gym, después a mi departamento y luego al trabajo.
Ella estaba feliz cuando acepté su invitación, nos dirigimos cada uno a sus aposentos a dormir, entré a mi habitación, aún parece la habitación de un adolescente, mamá no ha cambiado nada, posters de bandas de Rock pegados en la pared, torres de discos en la mesa de la computadora, hasta mi patineta estaba en su sitio a un lado de la cama.
Desde que me fui a la universidad a estudiar gastronomía, eran pocas las veces que he dormido aquí, pero en fin es hora de dormir.
Mientras estaba recostado en la cama, no dejaba de pensar en Andrea, de verdad que es hermosa, hacía mucho que no me sentía interesado en una mujer, entre la escuela, luego el trabajo junto a papá y después… después cuando él faltó, ya no tuve tiempo ni de pensar en nada.
Creo que debería hacerle caso a mi madre y tomar unas pequeñas vacaciones, de verdad me hacen falta, hacía mucho tiempo que me lo venía diciendo.
Tomé mi teléfono y comencé a ver mis redes sociales, de pronto me cruzó la idea de buscarla en f*, soy un enfermo, ¿cómo puedo pensar en eso? Además, ni siquiera me dijo su apellido, simplemente su nombre, ¿Cuántas Andreas existirán en esa red social?
De cualquier manera, lo hice, tal vez tendría suerte, pero no, ya demasiada suerte había tenido al encontrarla en el estacionamiento y tener una segunda oportunidad de verla y saber más sobre ella. Como decía mi abuela materna… A dormir que la noche es corta.
Biiip!!! Biiip! Biip!
Sonaba mi alarma a las 6:00 a.m. Yo aún tenía sueño, no me quería levantar, pero sabía que, si no lo hacía ahora, llegaría tarde a todas mis actividades de hoy.
Me levanté, me vestí y salí de casa de mamá directo al gym, que, aunque no me da mucho tiempo el trabajo, también me gusta cuidar mi apariencia, además que solo lo hacía 3 o 4 veces a la semana.
Comencé con mi rutina, a lo lejos estaban dos chicas bastante guapas mirándome y platicando entre ellas, me incomodan un poco, no me gusta que me acechen.
—Hola, mi nombre es Paola, ¿puedo acompañarte en tu rutina? Y después no sé… podríamos salir a… desayunar algo —se acercó una de ellas y me dijo mientras no disimulaba la manera pervertida de mirarme, ni las claras insinuaciones de que lo que se quería comer después, en realidad era a mí.
—Hola Paola, soy Fabio, claro que puedes acompañarme, hay suficiente espacio para ambos, lo de la invitación a desayunar, lamento decirte que no puedo, después de aquí salgo para mi trabajo, en otra ocasión será —le dije, tratando de ser lo más amable posible.
Hizo una mueca de disgusto, creo que no está acostumbrada a que la rechacen, y respecto a rechazar, ¿estaba yo haciendo a un lado sex0 fácil? No tenía demasiada acción, pero tampoco me faltaba ¿De cuándo para acá yo era así? No le presté mucha atención y seguí en lo mío.
Después de hacer algo de ejercicio, salí rumbo a mi departamento para tomar un baño y alistarme para el trabajo.
Al llegar al “Bianchi” ya estaba Alonso abriendo junto a los meseros de ese turno, había olvidado por completo el auto en el estacionamiento, era el de Andrea, eso quería decir que aún no iba por él y que tengo otra oportunidad de verla.
Una sonrisa tonta se formó en mi rostro y Alonso lo notó. —Sí que te gusto la chica, ¡¿eh?! —me dijo entrecerrando los ojos a modo de interrogatorio.
—¿De qué hablas? —respondí haciéndome el desentendido.
—¿Cómo si no lo supieras? —me dijo ya avanzando hacia la cocina y riendo a carcajadas.
Debo admitir que sí, que, sí me gustó bastante, tenía que saber más de ella, pero no me queda esperar a qué venga por su auto y que yo me dé cuenta cuando lo haga.
POV ANDREA
Los rayos del sol comenzaron a entrar por la ventana hasta llegar a mi rostro, aún no quiero levantarme, es sábado, hoy no trabajo.
Trabajo en un hospital como recepcionista y solo lo hago de lunes a viernes, los sábados normalmente los utilizo para mis clases en línea, estudio administración de empresas a distancia, pero tengo 4 fines de semana libres, así que hoy tengo el día libre para realizar mis labores domésticas o hacer mis pendientes personales.
Tengo que ir por mi coche, me regañé a mí misma, además de que debía ir al supermercado por la despensa de la semana, creo que mejor me voy a bañar, ya eran las nueve de la mañana y yo aún quería seguir en los brazos de Morfeo.
Al salir del baño escuche mi teléfono sonar, mire la pantalla, era Emily, mi mejor amiga. La conocí en el hospital donde trabajo, ella estuvo al cuidado de su madre por mucho tiempo, hasta que ella falleció hace 1 año.
Estaba ahí a diario, congeniamos mucho, yo no soy muy sociable, pero la forma de ser de Emily es especial, te hace hablar, aunque no quieras, es muy parlanchina, ¡está loca!
—¡Hola! —contesté y la puse en altavoz para poder buscar mi ropa y vestirme.
—¡Me tienes abandonada! —Me dijo en un tono acusador.
—Pero si el jueves estuvimos juntas y ayer con mensajes de texto, o acaso ¿ya quieres vivir conmigo o qué? —le respondí y solo obtuve una mega carcajada de regreso.
—Ya, pues no, ¿Cómo te fue ayer? ¿Estás desvelada?
—Un poco sí —quisiera decir que sí y que fue por la razón que ella piensa, pero tristemente, no.
—Huy debió ser una noche de mucho sex0 desenfrenado entre tú y el ratón de biblioteca que tienes por novio.
Yo solo solté un suspiro que ella claramente escuchó a través de la llamada.
—¡Hay, no puede ser! ¡¿Lo volvió a hacer?! —me dijo encolerizada por lo clara que fue mi expresión.
—Aja —solo eso le respondí.
—Pero ¡qué idi0ta!! ¿Cómo se atreve? Ya deberías de mandarlo, pero si a la mismísima ¡vee… necia! —gruñó.
—Terminaré con él, hoy —le dije seria y sin ningún tipo de expresión, ella se mantuvo en silencio por unos segundos, verdaderamente eso si que es un logro.
—¿De verdad? —dijo con mucha duda.
—Sip, la verdad ya lo he venido pensando desde hace tiempo, creo que el estar con él solo para decir que tengo novio no me gusta, él está ausente, en ocasiones siento que hasta le estorbo porque hablo de cosas a futuro que a él no le gustan, así que será lo mejor, ayer fue la gota que derramó el vaso y aunque yo lo quiero, ya no soporto esta situación. —le dije con mucha seguridad.
—Creí que nunca te animarías a hacerlo, y… ¿Cómo se lo dirás? —me cuestionó con mucha curiosidad.
—Iré por mi coche y pasaré a su oficina para hablar con él, no quiero decírselo por teléfono.
—¿Tu coche? ¿Pues donde lo tienes? —se me había olvidado comentarle del pequeño percance que tuve al dejar las llaves en el interior de mi auto.
Le conté lo que me pasó y que Fabio me trajo hasta aquí en su motocicleta, todo lo que sentí al subirme por primera vez en aquello, ella solo se carcajeaba de mí, no disimulaba la diversión que le causaban mis desgracias.
—¿Y ese tal Fabio, está bueno? —¡hay! no puede ser, ¿cómo puede preguntar eso? Pero me puso a pensar en esos ojos negros como la noche y en cómo me aferré a él como una chinche para no caerme de la moto. —¿sigues ahí? —me preguntó sacándome de mis pensamientos.
—Sí, es guapo —le dije lo más normal que pude, de verdad que era muuuuy atractivo.
—Tienes que llevarme a ese lugar algún día.
—Lo haré, te llevaré, la comida es verdaderamente deliciosa, pero será otro día, hoy tengo varios pendientes en mi vida que debo solucionar.
Nos despedimos y colgamos la llamada, continúe arreglándome, busqué algo para ponerme, elegí unos jeans azules, una camiseta casual color lila y mis zapatos deportivos, quería algo cómodo, no sabía si hoy también el destino se ensañaría conmigo y tendría que regresar a pie de algún lugar lejano.
Primero iré por mi coche y después a la oficina de Óscar, por ahora prepararé un desayuno para salir sin pendientes y no entretenerme por ahí.
Fui a la cocina y preparé unos huevos revueltos acompañados de pan tostado y jugo de naranja, delicioso, aunque no tanto como la pasta de ayer, esa es comida parece hecha por los dioses.
Después de desayunar, asee un poco la casa para tener la tarde libre y poder ir con Emily. Alrededor de medio día, tomé mis llaves de repuesto y llamé un taxi, ya me van a cobrar estacionamiento por dejarlo hasta tan tarde ahí, me reía a mis adentros.
Tras unos minutos, escuché el claxon del taxi afuera, así que salí y lo abordé. —¿A dónde la llevo, señorita? —me dijo amable el taxista, un hombre de unos 50 años, moreno y de ojos saltones —. Al “Bianchi” por favor —le contesté y avanzamos.
—Muy buena comida, ¡eh! —me dijo, a lo que yo solo asentí.
—Creí que después de la muerte del dueño se iría a la quiebra, pero al parecer dejó en muy buenas manos el lugar —no le había puesto mucha atención en la plática hasta que tocó ese punto, no lo sabía, prácticamente conocí el lugar a la par de comenzar la relación con Óscar.
—¿Hace cuánto pasó eso? —le pregunté con morbo.
—Hace poco más de tres años, fue algo muy repentino, sabe, los taxistas nos enteramos de muchas cosas. —me sonreí al pensar que, así como se enteraban de muchas cosas, también las transmitían a los pasajeros. Es por eso que no lo sabía, eso pasó antes de saber de la existencia del lugar.
—Que mal —contesté y me di cuenta de que habíamos llegado, pagué el viaje y me desplace hacia mi coche, me monté en él y me fui de aquel sitio. Giré el rostro por instinto hacia aquella gran ventana en el segundo piso, no sé, tal vez buscaba a mi héroe de ayer, pero no estaba.
Tomé el rumbo hacia el trabajo de Óscar, trabaja en una empresa de arquitectura, según él por eso está muy ocupado siempre, es la más importante en la ciudad.
A lo que me comentó ayer, pasará todo el fin de semana trabajando en su nuevo proyecto, así que no me molesté en llamar para confirmar, aparqué el auto y fui hacia el elevador, él trabaja en el tercer piso.
Escuché el sonido del elevador indicando que había llegado a mi destino, me dirigí a recepción, pero todo estaba vacío, claro, es sábado, solo los obsesionados trabajan cuando es su día libre.
Estaba por irme cuando desvié la mirada a la oficina que ocupa Óscar, estaba entre abierta, me pareció escuchar voces, creo que si está. Agarré una buena bocanada de aire para tomar valor y decir lo que necesitaba.
Al acercarme cada vez más, me di cuenta de que no era una plática ¿Acaso? .... ¿Esos eran gemidos? Me acerqué hasta quedar frente a la puerta y la terminé de abrir lentamente.
La imagen que me recibió era algo increíble, ahora entendía por qué no había nadie en recepción.
Estaba ella recostada sobre el sillón que estaba en la oficina con el rostro de Óscar metido en sus pantaletas, no, ya no traía pantaletas.
Al sentirse observados, los dos voltearon en mi dirección y clavaron sus miradas en mí. Ambos tenían el rostro descompuesto al saberse descubiertos, yo no podía articular palabra alguna, solo me di media vuelta y salí de ahí a toda prisa.
POV ANDREACaminé a paso veloz hasta el elevador, a mis espaldas escuchaba los gritos de Óscar llamándome, yo solo avancé hasta lograr tocar el botón, para mi suerte no tardo nada en abrir las puertas y entré en él.Levanté la mirada y ahí venía Óscar, corriendo para alcanzarme, aún con la camisa desabotonada, por suerte las puertas alcanzaron a cerrarse, yo solo me recargue en aquellas paredes con espejos en todas ellas, y me deslice hasta quedar sentada en el suelo.Aquellas paredes reflejaban mi rostro descolocado, no sabía lo que sentía, las imágenes que acababa de ver era mi novio. ¡NO! A mi exnovio folland0se a otra, si bien, la tarea que me traía hasta aquí era terminar con él, la escena que presencié era lo último que me imaginaba encontrar.Lo que me sorprendió es que no estaba llorando, solamente me sentía como si flotara, como en shock, con un zumbido en la cabeza, el sonido del elevador anunciando que llegué al estacionamiento, me sacó de mis pensamientos, me levanté rápid
POV FABIOHoy tuvimos muchos clientes por la mañana, bastantes desayunos se ofrecieron, creo que era un grupo de turistas, porque abarrotaron el lugar en un momento y casi al mismo tiempo se retiraron todos juntos.En un momento en el que no había mucho trabajo, fui a ver si aún estaba el auto de Andrea en el estacionamiento.Si ayer tuve suerte, hoy no aparecía por ningún lado. Ya no estaba, había perdido la oportunidad de verla nuevamente.Regresé a la cocina con los ánimos bajos, parece que soy bastante transparente a sentimientos se refiere, porque no faltó el gracioso comentario de Alonso.—Ya no está el coche ¿verdad? —me dijo, al tiempo que yo solo moví la cabeza negándolo —No te preocupes, le gusta mucho nuestra comida, ya ha estado aquí antes.—¿Cuándo? —le pregunté, con algo de sorpresa.—Fechas exactas no sé, pero yo la he visto varias veces antes, ha estado acompañada en otras ocasiones —su comentario me puso a pensar si ¿sería la misma compañía que esperaba ayer?Ya solo
POV ANDREALas semanas transcurrieron, yo me sentía traicionada y triste, pero, también me sentía libre. Pareciera que, aunque vivo de la misma manera (sin salir ni tener s3x0), era un peso menos el saber que no tenía novio, y menos un patán como Óscar, creo que no me merecía eso, yo pude haber hecho lo mismo, pero no lo hice por respeto a él.El siguiente sábado, después de descubrir a Oscar, me desperté tarde como era costumbre en esos días, fui a la cocina por café y luego fui a la puerta de entrada a ver cómo estaba la mañana, encontré en la entrada un ramo de rosas con una nota en ellas:“No sé cómo lo haré, te amo y recuperaré tu confianza” … Oscar.Me sentí extraña, no sentía alegría al ver el detalle, me parecía más bien como un último recurso. Cuando éramos novios nunca tenía este tipo de detalles, así que ahora me parecían inútiles, pero las flores no tenían la culpa, tomé un florero,las puse en agua y las deje en la cocina.No tenía ganas de estar en casa ese día. Cada fin
Cerca de las tres de la tarde, estábamos sobre una manta debajo de un gran árbol en aquel inmenso parque. Yo estaba sentada mirando el panorama y ella tirada boca arriba mirando las ramas y la luz que se colaba a través de las hojas.No sé cómo no le gusta estar así, tan relajada, sin preocupaciones. Aunque es entendible, de cualquier manera, a ella nunca le preocupa nada.Estuvimos un largo rato platicando, yo le hablaba sobre mi carrera, ya solo me faltaba un año para terminar. Ella me decía que nunca le gustó la escuela. Siempre me causó gracia como lo decía, y aunque no estoy de acuerdo con eso, respeto su postura ya que no todos aspiramos a las mismas cosas.—Ya casi son las cinco de la tarde, ya vámonos de aquí —dijo al quitarse la baba de la comisura de sus labios, se había quedado dormida un buen rato, yo aproveche para leer un poco en aquella tranquilidad.—Está bien, vamos, pero ¿de qué te quejas? Si desde que llegamos te dormiste —le solté y pegué una carcajada que se escuc
POV FABIOLa vi girarse hacia mí, su vestido dio un pequeño vuelo al dar media vuelta, me miró con asombro, no sé si por saber que soy el chef o por el hecho de verme, igual ambas cosas me gustaron.—¿Así que eres el chef eh? —al fin pronunció con un hilo de voz.—Así es, solo que hemos estado cortos de personal y ayudo en lo que puedo —sonreí al contestarle, de verdad me pone de buen humor.—¿Así que eres el salvavidas de mi amiga? —me dijo la chica que la acompañaba.—Oh perdón, Fabio Bianchi, un gusto —me presente ante la acompañante de Andrea, extendiendo mi mano para saludarla.—Emily Vázquez, que gusto de conocerte al fin. Mi amiga me habló de ti y de cómo la ayudaste el otro día —desvié la mirada hacia esos ojos hermosos que tiene Andrea, la vi sonrojarse ligeramente ante el comentario de Emily.—¿Te habló de mí? —sostuve una sonrisa de satisfacción al escuchar eso — Solo hice lo que cualquiera haría —. Conteste amable y sincero, igual si no hubiera sido ella, hubiera ayudado a
Teníamos cinco cocineros, dos en cada turno y el de repostería que solo asistía por la mañana, lo justo era ascender a uno de ellos, pero el de repostería queda descartado. Así que nos quedan cuatro opciones.—¿A quién propones? Eres quien está más cerca de ellos día a día —le dije dándole prácticamente la oportunidad de elegir.—Estoy entre Josué y Violeta, ambos son buenos en lo que hacen, responsables, trabajadores y con una sazón muy buena —me quedé pensando en lo que me dijo, pero yo quería que él eligiera y no por quitarme esa responsabilidad, sino porque necesitaba que practicara para futuras ocasiones.—Sí, ambos son también mis favoritos —ya estábamos avanzando en nuestra tarea— Pero dime a quién elegirías y ¿por qué?—Definitivamente, a Violeta y es fácil decirlo, tiene su propia sazón, sigue una receta sí, pero le gusta mucho estar probando la comida hasta que cree que así debe saber, y por otra razón, es madre soltera y le vendría muy bien el dinero extra —definitivamente
POV FABIOEstaba algo ansioso, por no decir nervioso, al saber que estaría cerca de Andrea. Solo que esta vez de una manera más personal, quería conocerla más, pero, ¿ella querría lo mismo? Las dudas me abordaban y no podía evitar sentirme así.Cerramos el lugar y ya todos se fueron a sus casas, solo quedamos Isaac y yo esperando a las chicas en el estacionamiento.—¿Qué no debería ser al revés? —le pregunté a Isaac.—¿A qué te refieres? —contestó al instante.—Ya sabes, al hecho de que nosotros deberíamos ser quien va por ellas a su casa y no al revés —creo que eso nos hace ver un poco mal, pensé.—Yo no tengo auto y, además, ambos venimos en moto, así que no queda de otra. Por lo menos en esta ocasión —dijo encogiéndose de hombros, muy despreocupado.Mientras esperábamos fui al fondo del estacionamiento donde estaba mi bebé. “Pero, ¿qué m1erda?” Pensé al ver las dos llantas vacías, esto debe ser una j0dida broma.—¡Isaac! —lo llamé y fue de inmediato —mira, ¿y ahora que voy a hacer?
POV ANDREAEntramos todos al lugar. De verdad mi amiga tenía buen gusto con esto, era color beige con detalles en café, al lado derecho estaba la barra hecha de madera, al igual que los bancos frente a esta, detrás de ella adornaban en unos estantes color café obscuro con muchas botellas, de muchos tipos de licores, un chico alto y delgado despachaba los tragos.Frente a la barra había unas cuantas mesitas donde había snacks. A la izquierda estaba la rockola, donde podías poner música o hasta hacer karaoke. Frente a esta, estaba un espacio para poder sacar tus mejores pasos de baile.Nos dirigimos a una de las mesas cerca de la rockola, el ambiente era muy bueno, ya varias personas estaban en el lugar, unos en la barra, algunos otros en las mesas, ya se escuchaba la música a un volumen moderado, donde podíamos platicar a gusto.—¿Qué quieren tomar? —nos preguntó Isaac en general.Necesitaba algo fuerte que me quitara esta tonta sensación de inseguridad y ansiedad. Fabio ya no había pr