Ahí estaba yo, de noche, sin coche, con un extraño dispuesto a llevarme a casa ¡¡¡en una motocicleta!!!
—¿Es en serio? —la pregunta más tonta para el momento, limosnera y con garrote.
—¿Apoco te da miedo? —me dijo socarronamente, con una sonrisita de medio lado.
—Eh... no.… para nada. ¿Dónde está? —Balbuceé envalentonada por las copas que traía encima.
—Está por allá al fondo, pero espérame aquí, tengo que entrar nuevamente —me dijo y se dio media vuelta, creo que ya se arrepintió —No tardo, no te muevas de aquí.
No tardó mucho, al salir traía un casco en la mano y no dejaba de sonreír.
—¡Listo!, ahora sí vamos —me cedió el paso —. Ah, toma esto es para ti —me tendió el casco que traía en la mano.
—Gracias ¿Y tú que usarás? —le dije mientras caminaba y miraba el casco que me dio.
—No te preocupes, mi casco está en la moto, este es de un compañero que no lo necesita hoy —me comentó mientras avanzaba hasta nuestro… ¿Vehículo?
Le quitó el candado que ataba el casco a la moto y se lo colocó, enseguida se montó en ella, volteó a verme y me hizo la seña que era mi turno de subir. Se veía tan sex1 sobre la motocicleta.
La verdad estaba algo dudosa aún, hoy he tomado muchas decisiones no tan buenas, pero va, “la vida es un riesgo”, me decía a mí misma animándome ante la situación.
Me coloqué el casco y me monte detrás de él, con mis manos busqué de donde sostenerme detrás de mí, al fin encontré la orilla del asiento, la verdad no me sentía muy segura al sostenerme de ahí.
—Si solo te sujetas de ahí te vas a caer —me dijo, mientras volteaba a verme, solo sus ojos se asomaban por el casco, se veían divertidos, la verdad yo me sentía apenada, sabía a lo que se refería así que lo tomé ligeramente de la cintura.
—¿A dónde te llevo? —me preguntó al tiempo que encendía aquel motor que rugía con fuerza, creo que me estoy arrepintiendo. Por fin, le di la dirección y cerré los ojos.
Arrancó despacio, pareciera que era para darme seguridad, pero cuando salió a la calle, aceleró un poco más haciendo que ahora, si lo abrazara totalmente de la cintura pegando un gritito de susto, pienso que lo hizo a propósito.
No tardamos en llegar a mi casa, además de que no estaba lejos, no había mucho tráfico.
Bajé despacio, aún sentía las piernas vibrar por el movimiento del motor, me quite el casco y se lo entregue mientras él se bajaba y se quitaba el suyo.
—¿Qué te pareció? Porque por lo que veo es tu primer paseo en moto —su rostro se veía divertido al decirlo.
—Estuvo bien y si es la primera vez —mentí en lo primero, la verdad me había asustado bastante, lo que por alguna razón no me molestaba para nada, era de dónde venía sujeta —pues bueno, te agradezco infinitamente por esto, ya estoy en casa gracias a ti.
—No agradezcas, solo esperaré a que entres y me iré —me sorprendí con sus palabras, de verdad que es atento, otro no hubiera perdido la oportunidad de tratar de entrar y tener una buena sesión del delicioso. Pero tampoco soy de ese tipo, no lo hubiera dejado entrar, estaba agradecida pero no a ese punto de agradecimiento.
—Gracias —dí dos pasos hacia la puerta, pero me giré de nuevo hacia él —. ¿Y a quién le estoy agradeciendo este detalle? —ni siquiera sabía su nombre.
—Fabio —me dijo con esa sonrisa sex1 que tiene —. ¿Y el tuyo? —Preguntó.
—Andrea, mucho gusto Fabio —le contesté y regresé al tiempo que le di la mano en forma de saludo.
Sentí un chispazo cuando toqué su mano, fue una sensación extraña, lo solté casi de inmediato.
—Andrea... es un nombre italiano y normalmente lo usan en hombres, pero te queda bien, un gusto, espero volver a verte — comentó mientras se colocaba el casco y se subía a su moto, no dije nada y solo avancé hacia la puerta, se quedó ahí como lo dijo, hasta que entré a mi casa.
POV FABIO
Hoy llegué temprano al restaurante, era viernes y nos esperaba un día largo, benditos fines de semana, en toda la semana no había asistido una de las meseras, así que yo cubría su lugar cuando se necesitaba.
En realidad, no me molestaba nada de lo que tuviera que ver con el negocio, de verdad me gustaba muchísimo mi profesión, desde que era niño soñaba ser chef al ver a mi padre en esa inmensa cocina dentro de su restaurante, él me animaba a serlo, siempre me apoyó y me decía que algún día yo estaría en su lugar en lo que fuera el negocio familiar.
Abrimos normalmente, teníamos dos turnos de empleados, ya que abríamos desde las 9 de la mañana y cerramos hasta las 11 de la noche, creo que el horario era la única cosa que no me convencía del todo, pero estaba establecido así desde que mi padre lo inauguró.
Yo llegué desde la apertura, por la mañana todo estuvo muy tranquilo, no necesité cubrir mesas, ya que el turno matutino estaba completo, no fue hasta las 4 de la tarde cuando se acumuló el trabajo, esta tarde hubo bastante afluencia de comensales.
Al principio estaba en la cocina preparando los platillos del menú, pero al pasar del día tuve que cubrir a Verónica, supongo que ya no regresará, mañana colocaré un anuncio solicitando mesera “responsable”.
Había avanzado en algunas cosas durante el día, mi sous chef (subchef o suchef) era excelente en su trabajo, además de que siempre me apoyaba, él tenía ese puesto desde que mi padre vivía, sí, mi padre murió hace 3 años de un paro cardiaco en esta cocina, tal vez sea un tonto consuelo, pero por lo menos pasó haciendo lo que le gustaba.
Alonso era un hombre de 38 años, de estatura mediana, pero de gran corazón, no habría podido mantener el negocio si él no hubiera estado al pendiente mientras pasaba mi duelo tras la muerte de mi padre. Incluso, sufriendo su propio duelo por él.
A eso de las 8 de la noche tuvimos cupo lleno, los comensales llegaban y se iban, pero ya había personas esperando lugar, el trabajo iba súper bien.
Para esto tuve que salir a cubrir cada cierto tiempo algunas mesas, la verdad tenía un gran equipo de trabajo y me apoyaban en todo.
Estaba saliendo de la cocina para verificar que no faltara nada, cuando vi entrar a una chica, me quedé parado junto a la puerta, observándola.
Era una mujer demasiado atractiva, alta, con el cuerpo perfecto, tez blanca y cabello castaño y unos grandes ojos café claro, ¡wow!! ¡Qué ojos!!, me quedé mirándola un par de segundos hasta que la vi sentarse en la mesa frente a la ventana, al salir Isaac (uno de los meseros) de la cocina, tropezó un poco con mi cuerpo inerte mirando a esa mujer.
Al reaccionar, me dirigí hacia ella, traía puesta mi filipina, pero sobre esta me coloque un delantal como los meseros, me acerque a ella para tomar su orden.
—Buenas noches, señorita, bienvenida al “Bianchi”, aquí está la carta o ¿ya sabe lo que quiere ordenar? —Le pregunté siendo exageradamente amable, pero al parecer ni atención puso a las palabras que le dije, solo tomo la carta y me dijo que ordenaría cuando su acompañante llegara.
“¡Claro! Alguien como ella no podría estar sola, seguro estaba esperando a su enamorado” pensé. Salí de ahí a la cocina para seguir ayudando a Alonso, ya no había mucha gente cenando, salí nuevamente y al verme ella me llamó.
—Un Pinot Blanc por favor.
“Excelente decisión", pensé, al instante le contesté amable y salí en busca de la botella requerida.
Al regresar estaba sumida en su celular, yo le serví una copa y la dejé en la mesa, me dio las gracias, pero siguió clavada en la pantalla con el ceño fruncido, al parecer no estaba recibiendo buenas noticias.
Me retiré un poco, pero quedé al pendiente de ella, se bebió la copa completa y puso más en su copa, creo que, si está molesta. Ya las personas estaban saliendo y ya no llegaban más, el día laboral estaba llegando a su fin.
Ella me volvió a llamar, hizo su orden y volvió a beber todo lo que tenía su copa, por instinto quise tomar la botella para servirle más, pero ella también lo intentó, al tocar su mano sentí algo extraño, como si me quemara al tacto, en ese instante colocó su mirada sobre la mía. ¿Sentiría lo mismo que yo? Desde que llegó y que por primera vez que me miró, noté que sus ojos transmitían tristeza, al final ella cedió y yo le serví su copa nuevamente.
—¿Solo será la pasta? Le pregunté.
—¿Perdón? —al parecer no estaba poniendo mucha atención, se le veía distraída. —solo le pregunto por si ya no esperará a su acompañante —. Al parecer la dejaron plantada, ¿qué 1mbecil dejaría plantada a alguien como ella?
Fui rumbo a la cocina, yo le prepararía su orden, quería todo perfecto, así lo hice y salí personalmente a entregársela, ella estaba perdida con la vista que ofrecía el lugar, no quería ni molestarla, se veía más relajada que hace un momento
—Aquí está su orden —le dije y ella atendió de inmediato.
—Gracias —me contestó con amabilidad.
—¿Alguna otra cosa que necesite? —me miró directo a los ojos cuando me contestó, volví a ver esos ojos hermosos, sinceramente deseaba que me pidiera quedarme junto a ella, o me pidiera alguna otra cosa para regresar a verla.
La dejé degustando su platillo, se veía que lo disfrutaba. Regresé a la cocina, ya debíamos comenzar a dejar todo ordenado y limpio para el día siguiente.
Ya no pude regresar a despedir a la chica de los ojos bellos, pidió la cuenta y cómo ya no había comensales, Isaac terminó con el servicio de esa mesa.
Ya todos tenían casi listos sus deberes —Alonso, ¿podría pedirte que cierres hoy? Quisiera pasar rápido a casa de mi mamá, hoy ni la llame durante el día y quisiera saber cómo está.
—Claro, sabes que puedes pedirme lo que sea, salúdame a tu madre de mi parte. —me contestó amablemente.
—¡Gracias! No sé qué haría sin ti.
—Regresar a tu país muchacho —me dijo en tono burlón, yo solo sonreí a su broma.
—Este es mi país, no olvides que yo nací aquí —él solo sonrió y me hizo la seña de que me retirara.
Al salir no creí lo que veía, ahí estaba ella, con cara de estrés, hasta así se veía guapa.
—¿Todo bien? —le dije, aunque era evidente de que no estaba nada bien.
—¿Te puedo ayudar en algo? —insistí al ver que estaba estresada de verdad y pensando que responderme.
Me explicó la situación, no podía desaprovechar esta oportunidad de acercarme más a ella, le ofrecí mi ayuda, la cual titubeo pensándolo, pero terminó aceptando.
—¿Y tu coche? —preguntó después de explicarme todo y aceptar mi ayuda.
—Este... no traje coche... soy más... ¿Cómo decirlo?... de dos ruedas —le dije esperando que no se arrepintiera al saber en qué la llevaría a su casa.
Cruzamos un par de palabras y entré por el casco de Isaac. Les explique la situación —Amigo, te debo una de verdad, lo necesito. Alonso, ¿Puedes llevarlo a su casa? —le dije con las manos juntas a modo de súplica y ojos de perrito regañado.
—Sí, sí, anda, ya vete que no llegarás a tiempo con tu madre, ya estará dormida para cuando te dignes a llegar —me contestó Alonso.
Salí y le di el casco de mi amigo, nos montamos en la bestia, así llamo a mi moto, lo sé es infantil, pero le tengo aprecio, la compré ahorrando cuando comencé a trabajar. Salimos del estacionamiento, ella es algo tímida no me quería tocar, acelere un poco a la bestia para que me sujetara con más fuerza y funciono.
Se sentía muy bien tenerla pegada a mi espalda, sentía su corazón acelerado, pero sentía su calor y se sentía jo0didamente bien.
Llegamos a su casa, se veía sencilla, con un barandal de acero al frente color blanco, había plantas en el pequeño jardín, tenía un porche con una banca, parecía muy acogedora.
Ella agradeció sinceramente, se le veía en la mirada.
—¿Y a quién debo agradecer el detalle? —me pregunto, no me había percatado que no nos habíamos presentado —. Fabio —le respondí al tiempo que le preguntaba el de ella.
—Andrea —me respondió, no pude evitar trasladarme a mi infancia cuando íbamos a visitar a los abuelos a Italia y me divertía horas con mi amigo Andrea, él era vecino de mis abuelos, hijo de un joven matrimonio que eran muy amables. —Es un nombre italiano y normalmente se usa en hombres, pero te queda bien, sonrió y se adentró en su casa.
Solo esperé a que entrara y partí rumbo a con mi madre, solo espero de verdad volver a verla.
Salí rumbo a la casa de mi madre, ya era tarde, pero necesitaba verla, no tardé más que 15 minutos en llegar, aún las luces estaban encendidas en la sala de estar.Entré hasta quedar frente a la casa, me estacioné y bajé, estoy seguro de que ya está por abrirme, debió escuchar a mi bebe rugir.—¡Fabio! ¡Hijo! ¡¿Cómo estás?!, hoy extrañé tu llamada, ¿está todo bien? —me dijo al abrir la puerta justo como lo había predicho.—¡Mamá! Estoy bien, ¿y tú? —le dije al abrazarla y darle un beso en la mejilla —. No pude llamarte, hoy estuvo bastante abarrotado el negocio.—Qué bueno, hijo, tu padre estaría tan orgulloso de ti —dijo con un toque de tristeza en sus ojos, sé que lo extraña tanto como yo —. Pero pasa, no te quedes ahí.Entré hasta la sala, platicamos un poco más, ya era bastante tarde y mañana será un día de trabajo bastante pesado, los fines de semana así son, a las personas no les gusta cocinar en casa, pero eso es bueno para mí.—Me tengo que ir má —le dije levantándome de mi lu
POV ANDREACaminé a paso veloz hasta el elevador, a mis espaldas escuchaba los gritos de Óscar llamándome, yo solo avancé hasta lograr tocar el botón, para mi suerte no tardo nada en abrir las puertas y entré en él.Levanté la mirada y ahí venía Óscar, corriendo para alcanzarme, aún con la camisa desabotonada, por suerte las puertas alcanzaron a cerrarse, yo solo me recargue en aquellas paredes con espejos en todas ellas, y me deslice hasta quedar sentada en el suelo.Aquellas paredes reflejaban mi rostro descolocado, no sabía lo que sentía, las imágenes que acababa de ver era mi novio. ¡NO! A mi exnovio folland0se a otra, si bien, la tarea que me traía hasta aquí era terminar con él, la escena que presencié era lo último que me imaginaba encontrar.Lo que me sorprendió es que no estaba llorando, solamente me sentía como si flotara, como en shock, con un zumbido en la cabeza, el sonido del elevador anunciando que llegué al estacionamiento, me sacó de mis pensamientos, me levanté rápid
POV FABIOHoy tuvimos muchos clientes por la mañana, bastantes desayunos se ofrecieron, creo que era un grupo de turistas, porque abarrotaron el lugar en un momento y casi al mismo tiempo se retiraron todos juntos.En un momento en el que no había mucho trabajo, fui a ver si aún estaba el auto de Andrea en el estacionamiento.Si ayer tuve suerte, hoy no aparecía por ningún lado. Ya no estaba, había perdido la oportunidad de verla nuevamente.Regresé a la cocina con los ánimos bajos, parece que soy bastante transparente a sentimientos se refiere, porque no faltó el gracioso comentario de Alonso.—Ya no está el coche ¿verdad? —me dijo, al tiempo que yo solo moví la cabeza negándolo —No te preocupes, le gusta mucho nuestra comida, ya ha estado aquí antes.—¿Cuándo? —le pregunté, con algo de sorpresa.—Fechas exactas no sé, pero yo la he visto varias veces antes, ha estado acompañada en otras ocasiones —su comentario me puso a pensar si ¿sería la misma compañía que esperaba ayer?Ya solo
POV ANDREALas semanas transcurrieron, yo me sentía traicionada y triste, pero, también me sentía libre. Pareciera que, aunque vivo de la misma manera (sin salir ni tener s3x0), era un peso menos el saber que no tenía novio, y menos un patán como Óscar, creo que no me merecía eso, yo pude haber hecho lo mismo, pero no lo hice por respeto a él.El siguiente sábado, después de descubrir a Oscar, me desperté tarde como era costumbre en esos días, fui a la cocina por café y luego fui a la puerta de entrada a ver cómo estaba la mañana, encontré en la entrada un ramo de rosas con una nota en ellas:“No sé cómo lo haré, te amo y recuperaré tu confianza” … Oscar.Me sentí extraña, no sentía alegría al ver el detalle, me parecía más bien como un último recurso. Cuando éramos novios nunca tenía este tipo de detalles, así que ahora me parecían inútiles, pero las flores no tenían la culpa, tomé un florero,las puse en agua y las deje en la cocina.No tenía ganas de estar en casa ese día. Cada fin
Cerca de las tres de la tarde, estábamos sobre una manta debajo de un gran árbol en aquel inmenso parque. Yo estaba sentada mirando el panorama y ella tirada boca arriba mirando las ramas y la luz que se colaba a través de las hojas.No sé cómo no le gusta estar así, tan relajada, sin preocupaciones. Aunque es entendible, de cualquier manera, a ella nunca le preocupa nada.Estuvimos un largo rato platicando, yo le hablaba sobre mi carrera, ya solo me faltaba un año para terminar. Ella me decía que nunca le gustó la escuela. Siempre me causó gracia como lo decía, y aunque no estoy de acuerdo con eso, respeto su postura ya que no todos aspiramos a las mismas cosas.—Ya casi son las cinco de la tarde, ya vámonos de aquí —dijo al quitarse la baba de la comisura de sus labios, se había quedado dormida un buen rato, yo aproveche para leer un poco en aquella tranquilidad.—Está bien, vamos, pero ¿de qué te quejas? Si desde que llegamos te dormiste —le solté y pegué una carcajada que se escuc
POV FABIOLa vi girarse hacia mí, su vestido dio un pequeño vuelo al dar media vuelta, me miró con asombro, no sé si por saber que soy el chef o por el hecho de verme, igual ambas cosas me gustaron.—¿Así que eres el chef eh? —al fin pronunció con un hilo de voz.—Así es, solo que hemos estado cortos de personal y ayudo en lo que puedo —sonreí al contestarle, de verdad me pone de buen humor.—¿Así que eres el salvavidas de mi amiga? —me dijo la chica que la acompañaba.—Oh perdón, Fabio Bianchi, un gusto —me presente ante la acompañante de Andrea, extendiendo mi mano para saludarla.—Emily Vázquez, que gusto de conocerte al fin. Mi amiga me habló de ti y de cómo la ayudaste el otro día —desvié la mirada hacia esos ojos hermosos que tiene Andrea, la vi sonrojarse ligeramente ante el comentario de Emily.—¿Te habló de mí? —sostuve una sonrisa de satisfacción al escuchar eso — Solo hice lo que cualquiera haría —. Conteste amable y sincero, igual si no hubiera sido ella, hubiera ayudado a
Teníamos cinco cocineros, dos en cada turno y el de repostería que solo asistía por la mañana, lo justo era ascender a uno de ellos, pero el de repostería queda descartado. Así que nos quedan cuatro opciones.—¿A quién propones? Eres quien está más cerca de ellos día a día —le dije dándole prácticamente la oportunidad de elegir.—Estoy entre Josué y Violeta, ambos son buenos en lo que hacen, responsables, trabajadores y con una sazón muy buena —me quedé pensando en lo que me dijo, pero yo quería que él eligiera y no por quitarme esa responsabilidad, sino porque necesitaba que practicara para futuras ocasiones.—Sí, ambos son también mis favoritos —ya estábamos avanzando en nuestra tarea— Pero dime a quién elegirías y ¿por qué?—Definitivamente, a Violeta y es fácil decirlo, tiene su propia sazón, sigue una receta sí, pero le gusta mucho estar probando la comida hasta que cree que así debe saber, y por otra razón, es madre soltera y le vendría muy bien el dinero extra —definitivamente
POV FABIOEstaba algo ansioso, por no decir nervioso, al saber que estaría cerca de Andrea. Solo que esta vez de una manera más personal, quería conocerla más, pero, ¿ella querría lo mismo? Las dudas me abordaban y no podía evitar sentirme así.Cerramos el lugar y ya todos se fueron a sus casas, solo quedamos Isaac y yo esperando a las chicas en el estacionamiento.—¿Qué no debería ser al revés? —le pregunté a Isaac.—¿A qué te refieres? —contestó al instante.—Ya sabes, al hecho de que nosotros deberíamos ser quien va por ellas a su casa y no al revés —creo que eso nos hace ver un poco mal, pensé.—Yo no tengo auto y, además, ambos venimos en moto, así que no queda de otra. Por lo menos en esta ocasión —dijo encogiéndose de hombros, muy despreocupado.Mientras esperábamos fui al fondo del estacionamiento donde estaba mi bebé. “Pero, ¿qué m1erda?” Pensé al ver las dos llantas vacías, esto debe ser una j0dida broma.—¡Isaac! —lo llamé y fue de inmediato —mira, ¿y ahora que voy a hacer?