Había aprendido dos cosas en mi vida: la primera, que el alcohol solo trae problemas y la segunda, manejar borracha no es una buena idea, claro que esto se resumía a un "no beber". Esta última le habia costado la vida a mi madrina Kimberly, pero ahí estaba yo, tratando de volver a casa en el viejo auto que me habia dejado mi madrina, después de haberme pasado de tragos. Afortunadamente, no habían muchas casas a las afueras de la capital, por lo que la cantidad de autos circulando por la zona era mínima. El sonido del celular llamó mi atención, regresé a ver el asiento del pasajero y pude notar un mensaje de Katie, mi mejor amiga. Noté que faltaban unos minutos paras las 12. Habíamos salido a beber, para celebrar mi vigésimo cumpleaños, que de hecho era mañana, y ella me preguntaba si ya había llegado a casa. Decidí llamarla para hacerle saber que me faltaban por lo menos otros diez minutos. Llevé mi celular a la oreja y esperé a que respondiera. —¿Charlie?— preguntó Katie con su acento italiano. Katie era italiana y se había mudado hace 4 años a la ciudad.—¿Me vas a responder o te vas a quedar callada?—añadió.
—Lo siento, Kat. Aún no llego a la casa. Estoy apenas llegando a la Avenida, te enviaré un mensaje cuando llegue.—le respondí, sientiendome cada vez más mareada. Definitivamente, fue mala idea el manejar en este estado.—No olvides avisarme. Siento mucho que Aidan haya interrumpido nuestra celebración.—dijo Katie con un deje de tristeza en su voz. Aidan era el novio de Katie, yo no le agradaba al tipo, desde un principio le había dicho a Kat que nuestra amistad no era buena idea. Se habían conocido en Italia hace 6 años, pero él decidió mudarse a la ciudad hace 2 años. Desde entonces, cada vez que me ve, solo se despide de Kat y se retira. Nunca le he preguntado cual es su problema, ya que no ha afectado mi amistad con Kat. Ella siempre ignora sus comentarios sobre mi.—No te preocupes Kat, él era responsable de llevarte a casa.—le respondí. No creía en mis propias palabras, pero no queria que mi mejor amiga se sintiera mal. Me froté la sien con mi mano, mientras sostenía el celular con mi mejilla. La bocina de un auto hizo que saltara en mi propio asiento y se me cayera el celular, mientras aplastaba el freno con toda mi fuerza y veía la luz delantera de un carro. Cerré los ojos por reflejo.—!Kat!, ¿qué fue eso, qué pasó?—escuché a Kat gritar. Abrí los ojos, y ví que el carro había girado a tiempo. Busqué el celular y cuando lo encontré, saqué las llaves y baje del auto.—Estoy bien, casi choco con un carro, ya te llamo—dije, rapidamente mientras me acercaba al carro. Quería asegurarme que nada le había pasado al conductor, después de todo era mi culpa que esto haya pasado. No ví que el carro había salido de la Avenida principal y entrado en la calle. La puerta de un carro deportivo gris se abrió de golpe cuando estaba a un par de metros de distancia. No había tanta iluminación pero pude distinguir la figura de un hombre acercarse. Solo cuando estuvo a un metro de distancia, pude notar lo alto que era. Su mandíbula estaba apretada, no podía ver sus ojos y a duras penas podía ver sus labios, pero sabía que se encontraba enojado. Abrí la boca para decir algo, pero su voz me cortó.—Bebiste—dijo él, sin más. Lo primero que noté era que tenía una voz muy sexy y ronca, pero ese pensamiento no duró mucho en mi cabeza. No había manera en la tierra de que él supiese que había estado bebiendo. Estoy segura de que no apesto tanto a alcohol como para que a la distancia a la que estabamos, él pudiese sentir el olor. —No—respondí. Mirando para otro lado.—Veo que estás bien, me retiro—espeté, mientras sentía que el aire frio de la noche afectaba cada vez más mis sentidos. El alcohol, pensé.—Sí, lo hiciste. Y no vas a ningún lado— él respondió. Sentí la ira empezar a fluir. Que se creía este tipo. Empecé a girar sobre mi peso para regresar al carro, cuando él agarro mi muñeca.—¡¿Que haces?!—grité, perdiendo la paciencia. El tipo me soltó la muñeca, casi instantáneamente después de haberla cogido. Se quedó callado por un segundo y pensé en golpearlo si hacía algo estúpido de nuevo.—Lo siento, pero estas borracha. Déjame llevarte a tu casa.—dijó el mientras metía las manos en sus bolsillos. Debía estar loco si creía que me iba a subir a su auto hasta mi casa. Pareció leer mi mente, porque enseguida añadió—:Te llevaré en tu carro, voy con un amigo, el puede seguirnos y recogerme ahí. Si no aceptas, aquí cerca está la policia, podría llamarlos y reportar un accidente y tu estado. Palidecí antes su palabras. No podía ensuciar mi record, al menos no si quería terminar la universidad.—Listo—respondí, lanzando las llaves del carro a su manos, mientras hacía mi camino al asiento de pasajero. Él regresó a su auto, y después se acercó al mio y subió. Cuando cerró la puerta, su exquisito perfume me golpeó de repente, junto con un aroma extrañamente familiar. Regresé a ver de golpe y me quedé estupefacta ante la belleza del hombre que estaba a mi lado. No había descripción que le hiciera justicia. Un perfil griego para envidiar, su nariz era recta, su mandíbula estaba definida, pestañas y cejas espesas. Empecé a preguntarme, cómo serían sus ojos, ya que no alcanzaba a verlos. Sus labios se torcieron en una sonrisa, mientras encendía el auto.—Puedo sentir tu mirada en mí—dijo, mientras sonreía aun más. Sentí como mi cara empezaba a arder, maldije en silencio y volteé la cara.— Aquí en la Avenida, gira a la derecha. Vivo a las afueras, más alla de la Policía—dije, sin saber que más decir. Me había atrapado viendolo descaradamente. Puedo imaginar la cara de estúpida que puse al verlo. Lo poco que había visto, gritaba perfección. Envié todos esos pensamientos a un lado y decidí llamar a Katie. Cogí el celular, fuí a llamadas recientes y marqué. Contestó casi enseguida.—Estuve a punto de tener un maldito ataque, ¿que carajos pasó?—gritó, desde el otro lado.—Cálmate Katie, estoy bien, ya estoy regresando a la casa—le respondí, mientras ví que pasamos la estación. Estoy cerca.
Sentí algo caliente bajar por mi cuello, la hoja del cuchillo había cortado mi piel cuando grité. Empezaba a perder la consciencia, no sabía que tan profundo había sido el corte, pero al parecer era lo suficientemente grave como para desmayarme. Pude ver como la sala de estar se iluminaba, parece que mis captores decidieron encender la luz, pensé. Luego, escuché como la ropa se rompía. No podía creerlo, iba a ser violada y no podía hacer nada para deternerlo, a duras penas podía moverme y se me hacía casi imposible abrir los ojos. Escuché muchas voces y gritos. No entendía que decían. Intenté ver lo que sucedía una vez más y vi algo parecido a unas alas blancas. Una voz en el fondo dijo algo, pero apenas pude escuchar. Un olor familiar llegó a mi nariz y justo antes de quedar inconsciente podría jurar que vi la cara del Dios griego 1.Desperté en mi cama al sonido de la alarma, con la cabeza que se me rompía del dolor. Cogí el celular y lo apagué—Nunca más volveré
—¡Hey!—dije, poniendo mi bolsa sobre la mesa. Katie levantó la mirada de golpe sobresaltada ante el sonido de mi voz. Su reacción me causó algo de gracia, pero esto no duró mucho. Fue cuando noté su aspecto que dejé de sonreír.—¿Está todo bien?—pregunté, sentándome al otro lado de la mesa. Me dió una media sonrisa mientras dejaba el celular a un lado. Katie era una persona muy alegre, no era normal verla triste. Al parecer había estado llorando y los círculos negros debajo de sus ojos, me decían que había dormido muy poco o en el peor de los casos: nada.—Es solo que—empezó, bajando la mirada mientras lastimaba sus manos. No sé por qué cada vez que Katie se ponía nerviosa o a
Terminamos las clases unos minutos antes de las 5. No había podido concentrarme durante la clase, podía sentir que algo estaba mal. Alguien había estado observándonos justo antes de entrar a clase, lo había visto, pero un segundo después había desaparecido. Guardé las cosas en el bolso y espere por Katie, cuando salimos ví que Joseph estaba esperandonos recostado a lado del marco de la puerta con sus brazos cruzados sobre su pecho y la mirada perdida. Joseph era muy alto, un metro ochenta y algo siquiera, bueno la verdad es que todo el mundo es más alto que mi.—¡Joseph!—chilló Kat, mientras saltaba a abrazarlo. Joseph sonrió al escuchar a Kat gritar, posando sus ojos color miel en el bulto de cabello rojo que ahora estaba en su pecho.—Hola Kat&mda
Me levanté a las 9 al sonido de la alarma, la apagué casi inmediatamente para evitar que Kat se despertara. Ella necesitaba dormir. Me dirigí a la cocina, para encontrarme a Joseph cocinando unos huevos revueltos. Me recosté en el marco de la puerta y lo observé por un momento. El tipo era guapo.—Te me adelantaste—dije, acercándome a él para ayudar en algo. Me regresó a ver y me sonrió.—Perdona, me levanté algo temprano, estaba muriendo de hambre, me cansé de esperarlas así que me puse a hacer el desayuno—respondió, regresando su atención a los huevos en el sartén.—Te ayudo—sugerí, abriendo la refrigeradora para ver que teníamos.—Esto es lo último. Siéntate, ya te sirvo—respondió él, apagando la estufa. Lo miré por un momento y negué con la cabeza, mientras hacía mi camino a la mesa. Un minuto después, Joseph puso un plato con dos sándwiches, una porción de huevos revueltos y una taza de chocol
Estaba segura de que los ojos de Aidan no eran así, especialmente su color. Su mirada era fría y estaba vacía, no se comparaba con la mirada que tenía cuando veía a Kat, desconocía a esta persona. Sentí la urgencia de huir, gritar y llorar, pero no podía hacer nada de eso. Su mera presencia parecía consumir mi ser. Alzó la mano en mi dirección y por reflejo, cubrí mi cara con mis brazos, esperando algún tipo de golpe. Un estruendo se escuchó, abrí mis ojos y me encontré observando una alas blancas, que salían de una espalda bronceada. La figura se alejó del auto caminando hacia delante y permitiéndome ver un poco más, pude ver a Aidan intentando levantarse del suelo con lo que parecía ser sangre en su cara. Salí del auto y comencé a acercarme. Cuando la figura llegó donde Aidan estaba,
Me desperté sudando, miré a mis alrededores y noté que me encontraba sola en mi habitación. Cogí el celular y vi que el reloj marcaba las 2 de la madrugada. Solo había sido un sueño, me tranquilicé yendo a la cocina por algo de agua. Las tres últimas noches habían sido parecidas, aunque ahora estaba casi segura de que lo de los tipos en la casa y Blake apareciendo, no había sido solo un sueño. Aunque el hecho de que no tenía cicatrices en mi cuello, me hacía dudar. Me preguntaba si tendrían algún tipo de poder. Regresé a la cama tratando de olvidar todo, dispuesta a dormir pero el sueño no llegó, por lo que terminé poniéndome al día con la universidad. Alrededor de las 5, fui a descansar y me quedé dormida.La vibración de mi celular me desp
Puede ser que las pesadillas se hayan quedado a un lado. Sin embargo, sueños que involucraban a Blake sin ropa, en mi cama, habían estado muy presentes durante el fin de semana. Cada vez que tenía uno de esos sueños, me despertaba completamente sudada y necesitando más, hasta el punto que me había terminado satisfaciendo a mi misma un par de ocasiones. Dejando de lado eso, mi fin de semana fue bastante normal. Fuí a hacer compras el domingo en la tarde e hice algo de ejercicio, el cual había abandonado últimamente.
Último capítulo