Sentí algo caliente bajar por mi cuello, la hoja del cuchillo había cortado mi piel cuando grité. Empezaba a perder la consciencia, no sabía que tan profundo había sido el corte, pero al parecer era lo suficientemente grave como para desmayarme. Pude ver como la sala de estar se iluminaba, parece que mis captores decidieron encender la luz, pensé. Luego, escuché como la ropa se rompía. No podía creerlo, iba a ser violada y no podía hacer nada para deternerlo, a duras penas podía moverme y se me hacía casi imposible abrir los ojos. Escuché muchas voces y gritos. No entendía que decían. Intenté ver lo que sucedía una vez más y vi algo parecido a unas alas blancas. Una voz en el fondo dijo algo, pero apenas pude escuchar. Un olor familiar llegó a mi nariz y justo antes de quedar inconsciente podría jurar que vi la cara del Dios griego 1.
Desperté en mi cama al sonido de la alarma, con la cabeza que se me rompía del dolor. Cogí el celular y lo apagué—Nunca más volveré a beber—dije, mientras me tapaba de pies a cabeza. La luz no ayudaba en nada a mi dolor de cabeza. Me quedé unos momentos acostada de esa manera, hasta que los recuerdos de la noche pasada volvieron a mi cabeza. Me toqué el cuello, instintivamente, pero no tenía nada, solo estaba la cadena que mis padres me habían regalado. Recordé la cara del Dios Griego 1 y los tipos en la casa. Me levanté de golpe, no sin antes maldecir, por el dolor palpitante. Busqué en mi mesita de noche un par de pastillas y me dirigí a la cocina con cautela. Todo estaba en orden. Cogí un vaso y lo rellené con un poco de jugo de naranja que había comprado hace unos días. Metí las pastillas en mi boca y bebí el contenido del vaso. No entendía. Si no eran recuerdos, entonces ¿todo había sido un sueño?
—Genial Charlie, ahora estas teniendo sueños con dioses, alas y ladrones.—me regañe. Fui a inspeccionar la sala y todo estaba en orden, la puerta estaba cerrada con seguro, no había señales de que la hubiesen forzado ni nada.
—Estás volviendote loca, eso es lo que sucede.—dije en voz alta, mientras me dirigía al baño. Me ví en el espejo y ví como todo mi maquillaje estaba regado, hice una nota mental de no dormir con maquillaje. Siempre olvidaba sacarmelo o como anoche, no podía hacerlo porque estaba algo borracha. Me quite la blusa roja que llevaba y el jean negro. Pude observar como dos moretones asomaban en mis piernas. No recordaba haberme golpeado anoche, pero bueno, no recuerdo ni siquiera como llegué a mi cama. Me miré al espejo por unos momentos. Mi cabello liso de color negro caía sobre mi hombros. Tenía la tez pálida, lo que hacía que los moretones que estaban apareciendo sean muy visibles. Mis ojos violeta claro, estaba rodeados por una bola negra, lo que era normal ya que me había aplicado algo de delineador y el rimel, ayer. No solía maquillarme, pero debido a que ayer fue una celebración, no estaba de más. Recordé a los dioses de la noche pasada, mientras suspiraba. Tomé una ducha mientras intentaba cantar una de las canciones que habiamos escuchado en el bar la noche pasada.
Salí del baño unos 15 minutos después. Tenía al menos 1 y media hora, para llegar al campus. Encendí mi celular y vi un mensaje de Katie. "Te veo a la 1 para almorzar". Bueno, parece que tengo 30 minutos. "Ok" , respondí. Comencé a responder el resto de mensajes, la mayoría era de amigos de la Universidad. Sonó el celular y un número desconocido apareció en la pantalla. Contesté la llamada.
—Charlotte Walter, buenos días.—dije, modulando un poco mi voz.
—Buenos días, senorita Walter. Le habla Piper Clark, la llamo desde Bufete Rolland&Black. Revisamos su expediente, y nos gustaría hacerle una entrevista para la pasantía, esto debido al alto número de solicitantes.—respondió la voz de una señora desde el otro lado.
—Claro, señora Clark.—respondí, tratando de ocultar la emoción en mi voz.
—Mañana a las 9:00 a.m, en la sede central, esperamos puntualidad— respondío ella
—Muchas gracias, ahí estaré—añadí antes de que se cortara la llamada.
—"YEEEEES"- grité, mientras daba un salto en el aire, razón por la que casi termino desnuda. No es que importara, vivía sola. Cogí el primer jean claro que encontré en la cómoda y una camiseta negra. Me puse unos deportivos negros y salí de la casa, juego de coger las llaves del carro y amarrar mi cabello en una coleta. Tenía que contarle a Katie sobre lo que había pasado ayer. Busqué los números recientes y noté que tenía un par de llamadas perdidas del abogado Martínez. Le envié un mensaje rápido haciendole saber que estaría libre a las 5 de la tarde y que lo llamaría entonces. El abogado Martínez había sido el abogado de mi madrina, ella me había dejado la casa y el auto. Lamentablemente, la casa estaba hipotecada y era la garantía de un préstamo que ella hizo en algún momento y no pagó. Tenía el presentimiento de que el Sr. Martínez quería hablar sobre eso. Había intentado bajar la deuda durante estos años, con trabajos de medio tiempo, pero parecía imposible, tenía que pagar mis estudios, pagar los impuestos, alimentarme y todo. Mis padres habían ahorrado algo de dinero para mi universidad. Sin embargo, me vi obligada a usarlo cuando fallecieron y durante los primeros años. Llegué al parqueadero de la universidad y pude divisar a Joseph saliendo se su carro, una sonrisa se estiró en sus labios mientras observaba mi carro acercarse. Parqueé el auto en un lugar libre que encontré, metí mi celular y las llaves en un bolso que solía cargar en el carro y salí. Joseph caminaba en mi dirección sonriendo. Él era un amigo increíble, lo había conocido hace casi un año y desde entonces, nos habíamos llevado de maravilla.
—¿Y cómo esta pasando su cumpleaños la abogada más inteligente de la facultad?—dijo Joseph justo antes de alzarme y empezar a darme vueltas en el aire. Siempre que estaba feliz solía hacer eso. Solo pude reirme, mientras le pedía que me bajara.
— Feliz Cumpleaños, Charlie.—dijo él bajandome.—Gracias Joseph— respondí con una sonrisa —voy a comer con Katie en el comedor ¿quieres acompañarnos?—añadí.
—Me encantaría, pero ya estoy llegando tarde a clases. ¿Nos vemos a la salida?¿Hoy sales a las 5, verdad?—preguntó.
—Sí—afirmé, envidiando su buena memoria. Lo observé por un momento, mientras él se despedía moviendo la mano en el aire y se alejaba. Miré la hora en el celular y noté que ya era la 1, por lo que me apresuré a nuestro restaurante usual. Katie odiaba almorzar sola y al parecer su novio estaba algo ocupado, últimamente. Mientras caminaba, pude sentir la mirada de alguien en mí, regresé a ver pero no había nadie, asumí que estaba siendo paranoica. El sueño de añoche me había dejado un sentimiento raro. Ingresé al restaurante y pude ver el cabello rojo de Katie resaltar en la mesa de la esquina del comedor, estaba mirando su celular con el ceño fruncido.
—¡Hey!—dije, poniendo mi bolsa sobre la mesa. Katie levantó la mirada de golpe sobresaltada ante el sonido de mi voz. Su reacción me causó algo de gracia, pero esto no duró mucho. Fue cuando noté su aspecto que dejé de sonreír.—¿Está todo bien?—pregunté, sentándome al otro lado de la mesa. Me dió una media sonrisa mientras dejaba el celular a un lado. Katie era una persona muy alegre, no era normal verla triste. Al parecer había estado llorando y los círculos negros debajo de sus ojos, me decían que había dormido muy poco o en el peor de los casos: nada.—Es solo que—empezó, bajando la mirada mientras lastimaba sus manos. No sé por qué cada vez que Katie se ponía nerviosa o a
Terminamos las clases unos minutos antes de las 5. No había podido concentrarme durante la clase, podía sentir que algo estaba mal. Alguien había estado observándonos justo antes de entrar a clase, lo había visto, pero un segundo después había desaparecido. Guardé las cosas en el bolso y espere por Katie, cuando salimos ví que Joseph estaba esperandonos recostado a lado del marco de la puerta con sus brazos cruzados sobre su pecho y la mirada perdida. Joseph era muy alto, un metro ochenta y algo siquiera, bueno la verdad es que todo el mundo es más alto que mi.—¡Joseph!—chilló Kat, mientras saltaba a abrazarlo. Joseph sonrió al escuchar a Kat gritar, posando sus ojos color miel en el bulto de cabello rojo que ahora estaba en su pecho.—Hola Kat&mda
Me levanté a las 9 al sonido de la alarma, la apagué casi inmediatamente para evitar que Kat se despertara. Ella necesitaba dormir. Me dirigí a la cocina, para encontrarme a Joseph cocinando unos huevos revueltos. Me recosté en el marco de la puerta y lo observé por un momento. El tipo era guapo.—Te me adelantaste—dije, acercándome a él para ayudar en algo. Me regresó a ver y me sonrió.—Perdona, me levanté algo temprano, estaba muriendo de hambre, me cansé de esperarlas así que me puse a hacer el desayuno—respondió, regresando su atención a los huevos en el sartén.—Te ayudo—sugerí, abriendo la refrigeradora para ver que teníamos.—Esto es lo último. Siéntate, ya te sirvo—respondió él, apagando la estufa. Lo miré por un momento y negué con la cabeza, mientras hacía mi camino a la mesa. Un minuto después, Joseph puso un plato con dos sándwiches, una porción de huevos revueltos y una taza de chocol
Estaba segura de que los ojos de Aidan no eran así, especialmente su color. Su mirada era fría y estaba vacía, no se comparaba con la mirada que tenía cuando veía a Kat, desconocía a esta persona. Sentí la urgencia de huir, gritar y llorar, pero no podía hacer nada de eso. Su mera presencia parecía consumir mi ser. Alzó la mano en mi dirección y por reflejo, cubrí mi cara con mis brazos, esperando algún tipo de golpe. Un estruendo se escuchó, abrí mis ojos y me encontré observando una alas blancas, que salían de una espalda bronceada. La figura se alejó del auto caminando hacia delante y permitiéndome ver un poco más, pude ver a Aidan intentando levantarse del suelo con lo que parecía ser sangre en su cara. Salí del auto y comencé a acercarme. Cuando la figura llegó donde Aidan estaba,
Me desperté sudando, miré a mis alrededores y noté que me encontraba sola en mi habitación. Cogí el celular y vi que el reloj marcaba las 2 de la madrugada. Solo había sido un sueño, me tranquilicé yendo a la cocina por algo de agua. Las tres últimas noches habían sido parecidas, aunque ahora estaba casi segura de que lo de los tipos en la casa y Blake apareciendo, no había sido solo un sueño. Aunque el hecho de que no tenía cicatrices en mi cuello, me hacía dudar. Me preguntaba si tendrían algún tipo de poder. Regresé a la cama tratando de olvidar todo, dispuesta a dormir pero el sueño no llegó, por lo que terminé poniéndome al día con la universidad. Alrededor de las 5, fui a descansar y me quedé dormida.La vibración de mi celular me desp
Puede ser que las pesadillas se hayan quedado a un lado. Sin embargo, sueños que involucraban a Blake sin ropa, en mi cama, habían estado muy presentes durante el fin de semana. Cada vez que tenía uno de esos sueños, me despertaba completamente sudada y necesitando más, hasta el punto que me había terminado satisfaciendo a mi misma un par de ocasiones. Dejando de lado eso, mi fin de semana fue bastante normal. Fuí a hacer compras el domingo en la tarde e hice algo de ejercicio, el cual había abandonado últimamente.
BlakeDiscutíamos un caso importante mientras regresabamos a la ciudad, nos había tomado alrededor de 4 horas regresar a la Capital, lo que en realidad era demasiado. Hubiese sido muchísimo más rápido solo ir volando, pero habíamos decidido evitar el uso de nuestros poderes a menos que sea estrictamente necesario. Especialmente, porque no podíamos dejar que nuestra existencia sea revelada. Por ahora, no era necesario que nos escondieramos de los de nuestra especie, pero nos quedaban solo alrededor de 3 años, sin convertirnos en completas parias. Las reglas en nuestro mundo se habían vuelto algo estrictas, habíamos quebrado un par de reglas, razón por la que habíamos terminado en la tierra, pero seguíamos vivos.Sentí el peligro un segundo antes de que
Habían pasado 36 horas sin saber de la pequeña, lo que era normal, ya que éramos prácticamente desconocidos, pero quería saber si estaba bien, si es que los tipos habían vuelto y si es que recordaba algo. Sin embargo, mantuve bajo control mis impulsos de ir a su casa, ya que era lo único que sabía de ella con certeza. No había sido fácil, pero Stefan me había dicho que debería mantenerme lejos de ella, al menos si quería que estuviese a salvo. Su inmunidad a nuestras habilidades a excepción de algunas la hacían peligrosa a pesar de ser una simple humana, sin mencionar, que podría ser confundida por un mestizo y si ese es el caso, su vida estaría en peligro.Terminé de firmar un par de papeles y me dirigí a la cafetería que se encontraba frente a la entrada del ed