Terminamos las clases unos minutos antes de las 5. No había podido concentrarme durante la clase, podía sentir que algo estaba mal. Alguien había estado observándonos justo antes de entrar a clase, lo había visto, pero un segundo después había desaparecido. Guardé las cosas en el bolso y espere por Katie, cuando salimos ví que Joseph estaba esperandonos recostado a lado del marco de la puerta con sus brazos cruzados sobre su pecho y la mirada perdida. Joseph era muy alto, un metro ochenta y algo siquiera, bueno la verdad es que todo el mundo es más alto que mi.
—¡Joseph!—chilló Kat, mientras saltaba a abrazarlo. Joseph sonrió al escuchar a Kat gritar, posando sus ojos color miel en el bulto de cabello rojo que ahora estaba en su pecho.
—Hola Kat&mda
Me levanté a las 9 al sonido de la alarma, la apagué casi inmediatamente para evitar que Kat se despertara. Ella necesitaba dormir. Me dirigí a la cocina, para encontrarme a Joseph cocinando unos huevos revueltos. Me recosté en el marco de la puerta y lo observé por un momento. El tipo era guapo.—Te me adelantaste—dije, acercándome a él para ayudar en algo. Me regresó a ver y me sonrió.—Perdona, me levanté algo temprano, estaba muriendo de hambre, me cansé de esperarlas así que me puse a hacer el desayuno—respondió, regresando su atención a los huevos en el sartén.—Te ayudo—sugerí, abriendo la refrigeradora para ver que teníamos.—Esto es lo último. Siéntate, ya te sirvo—respondió él, apagando la estufa. Lo miré por un momento y negué con la cabeza, mientras hacía mi camino a la mesa. Un minuto después, Joseph puso un plato con dos sándwiches, una porción de huevos revueltos y una taza de chocol
Estaba segura de que los ojos de Aidan no eran así, especialmente su color. Su mirada era fría y estaba vacía, no se comparaba con la mirada que tenía cuando veía a Kat, desconocía a esta persona. Sentí la urgencia de huir, gritar y llorar, pero no podía hacer nada de eso. Su mera presencia parecía consumir mi ser. Alzó la mano en mi dirección y por reflejo, cubrí mi cara con mis brazos, esperando algún tipo de golpe. Un estruendo se escuchó, abrí mis ojos y me encontré observando una alas blancas, que salían de una espalda bronceada. La figura se alejó del auto caminando hacia delante y permitiéndome ver un poco más, pude ver a Aidan intentando levantarse del suelo con lo que parecía ser sangre en su cara. Salí del auto y comencé a acercarme. Cuando la figura llegó donde Aidan estaba,
Me desperté sudando, miré a mis alrededores y noté que me encontraba sola en mi habitación. Cogí el celular y vi que el reloj marcaba las 2 de la madrugada. Solo había sido un sueño, me tranquilicé yendo a la cocina por algo de agua. Las tres últimas noches habían sido parecidas, aunque ahora estaba casi segura de que lo de los tipos en la casa y Blake apareciendo, no había sido solo un sueño. Aunque el hecho de que no tenía cicatrices en mi cuello, me hacía dudar. Me preguntaba si tendrían algún tipo de poder. Regresé a la cama tratando de olvidar todo, dispuesta a dormir pero el sueño no llegó, por lo que terminé poniéndome al día con la universidad. Alrededor de las 5, fui a descansar y me quedé dormida.La vibración de mi celular me desp
Puede ser que las pesadillas se hayan quedado a un lado. Sin embargo, sueños que involucraban a Blake sin ropa, en mi cama, habían estado muy presentes durante el fin de semana. Cada vez que tenía uno de esos sueños, me despertaba completamente sudada y necesitando más, hasta el punto que me había terminado satisfaciendo a mi misma un par de ocasiones. Dejando de lado eso, mi fin de semana fue bastante normal. Fuí a hacer compras el domingo en la tarde e hice algo de ejercicio, el cual había abandonado últimamente.
BlakeDiscutíamos un caso importante mientras regresabamos a la ciudad, nos había tomado alrededor de 4 horas regresar a la Capital, lo que en realidad era demasiado. Hubiese sido muchísimo más rápido solo ir volando, pero habíamos decidido evitar el uso de nuestros poderes a menos que sea estrictamente necesario. Especialmente, porque no podíamos dejar que nuestra existencia sea revelada. Por ahora, no era necesario que nos escondieramos de los de nuestra especie, pero nos quedaban solo alrededor de 3 años, sin convertirnos en completas parias. Las reglas en nuestro mundo se habían vuelto algo estrictas, habíamos quebrado un par de reglas, razón por la que habíamos terminado en la tierra, pero seguíamos vivos.Sentí el peligro un segundo antes de que
Habían pasado 36 horas sin saber de la pequeña, lo que era normal, ya que éramos prácticamente desconocidos, pero quería saber si estaba bien, si es que los tipos habían vuelto y si es que recordaba algo. Sin embargo, mantuve bajo control mis impulsos de ir a su casa, ya que era lo único que sabía de ella con certeza. No había sido fácil, pero Stefan me había dicho que debería mantenerme lejos de ella, al menos si quería que estuviese a salvo. Su inmunidad a nuestras habilidades a excepción de algunas la hacían peligrosa a pesar de ser una simple humana, sin mencionar, que podría ser confundida por un mestizo y si ese es el caso, su vida estaría en peligro.Terminé de firmar un par de papeles y me dirigí a la cafetería que se encontraba frente a la entrada del ed
CharlotteLlegué a casa exhausta por el día tan ajetreado que había tenido. Literalmente, no había descansado desde que me levanté. Me apresuré a tomar una ducha, muy pronto Blake estaría aquí. Cuando salí del baño, el timbre de la casa sonó. Una sensación de nervios pasó por mi abdomen cuando bajé la mirada y vi la toalla rodeando mi cuerpo. Recordé lo que Blake había dicho, el día que estabamos viendo la película, definitivamente no era buena idea abrirle así, aunque me tentaba saber cuánto control tenía.—Charlotte—gritó Blake desde afuera, haciéndome pegar un pequeño salto.—Entra—grite, mien
Me levanté y vi a Katie llena de sangre con un cuchillo clavado en el estómago. Empecé a llorar y a gritar, pero en seguida alguien tapó mi boca con una mano. Por el rabillo de mi ojo pude ver a Blake.—Calla, pequeña. Solo un momento. Calma—dijo en mi oído. El miedo me inundó e intenté escapar de su agarre, lágrimas caían por mi cara. Kate a mi lado era la prueba de que él sí era un asesino.—Suéltame, por favor—rogué, mientras las lágrimas caían por mi cara. Mis miedos confirmados hacían que me doliera cada parte de mi cuerpo. Un fuerte estruendo proveniente de la sala de estar, llamó mi atención haciéndome callar por un momento.Un su