—¿Cómo es ella? —preguntó Blake. Me quedé observando a Lidia detenidamente, para buscar las palabras correctas que me permitieran definirla en pocas palabras, pero era casi imposible. Sabía que Blake no me estaba pidiendo una descripción física de cómo era Lidia, sino más bien su personalidad y lo que la hacía especial. Pensé en lo que ella representaba para mí y en el hecho de que había sido un apoyo constante para mis padres y para mí años atrás. Desconocía por qué no se había acercado a mi durante todos estos años, pero me bastaba con que haya regresado justo en el momento preciso en que mis recuerdos regresaron.
¡Hola! Espero que se encuentren todos bien. Por favor, cuidense mucho ¿sí? Había estado tratando de actualizar tanto cómo podía. Sin embargo, hay situaciones inesperadas y a veces inevitables que no se pueden pasar por alto, razón por la que estaré fuera el resto del mes. Lamento mucho esto, ya que había prometido con anterioridad publicar cada cápitulo tan pronto como me fuese posible, diariamente, basicamente. Les pido me disculpen. Tan pronto como solucione el problema que me surgió estaré de vuelta. Espero haberlo resuelto para el principio del proximo mes, cómo tarde. Disculpenme por fallarles y de igual manera espero su comprensión. Los quiero y gracias por leerme. <3
— Entonces, una clase rápida y empezarás a practicarlo después para ir a la Arena. No quiero que termines abriendo el portal en algún lugar donde haya mucha gente. Ya sean, ángeles o demonios o en el mejor de los casos en el mundo humano, no humanosrodeandonos—murmuró primero y luego tomar más aire, añadió —: Cariño, asumo que ya has notado que la base de estas habilidades está en mantener un equilibrio entre las dos esencias que tenemos dentro. Seguramente, la razón por la que no puedes escuchar lo que está pasando con la persona es porque no está completamente en equilibrio o en el peor de los casos, está completamente en desequilibrio —explicó Lidia, mientras yo la observaba atentamente. Recordé las ocasiones en las que había tratado de ver
Pasé durante los próximos días recordando el día que había ido a la tierra y había visto a Blake. Sus abrazos, sus labios, sus besos y sus palabras. Lo extrañaba muchísimo, lo extrañaba demasiado, pero no podía darme el gusto de visitarlo cada vez que lo hacía, porque cada minuto que pasaba en la tierra era literalmente oro aquí. En esos minutos podría aprender un nuevo movimiento o dominar alguna técnica. Me frustraba el no poder ir y abrazarlo cuando se me antojaba, pero su presencia en mi mente me daba la fuerza suficiente para seguir adelante y mejorar en cada aspecto de mí. Quería protegerlo de todo mal. Quería mantenerlo a salvo de cualquier posible peligro que pudie
Debía estar equivocada. No podía ser verdad, no había manera posible. Ella no podía ser en realidad un demonio ¿o sí? No podría saberlo. Incluso había pasado con Gustavo, no noté que él era un demonio, pero ¿mi mejor amiga? No, no podía ser. Debía estar viendo mal.Cerré mis ojos y me concentré cuanto pude para llegar aKate. Estaba sudando y había bolsas negras debajo de sus ojos, seguramente producto de haber dormido, o ¿Quién sabe? El no saber que estaba pasado me estaba matando internamente. Necesitaba saber que le sucedía, ¿por qué lucía una expresión tan cansada? ¿PorCapítulo 50
De todas las posibles cosas que pudieron haber salido de su boca, esa era la que menos me esperaba. ¿Cómo era posible que su padre fuera elculpable de la muerte de su madre? Era su padre —¿Qué? —respondí, reflejando mis pensamientos e incredulidad.—Tal y como lo escuchas —dijo él, examinando mi cara. Luego de un momento, agregó —: Cambiando temporalmente de tema, ¿podría comer algo? Levantarme de esa cama consumió la poca energía que tenía restante.
Lo observé sentado a un lado de donde me encontraba. Estaba pensando en, a qué se refería diciendo que tenía que contarme todo desde el principio. ¿Qué principio? Esa era mi pregunta. Sin conocer la respuesta adecuada para aquello, solo asentí, rindiéndome por completo —Listo.—Conocí a tu madre, aunque creo que eso ya lo habías oído —empezó. Asentí nuevamente, ya que se encontraba en lo correcto. Lidia había mencionado que tanto su madre como la mía habían sido
Lidia apareció en el portal interrumpiendo nuestra conversación, con unos guantes en sus manos para el calor del horno. Tenía la tarta en una de sus manos y en la otra cargaba en cambio un cuchillo para dividirla. La puso sobre la mesa y se sentó al frente de mí. Comenzó a partir la tartay luegola repartió ubicando en cada plato uno de los pedazos.—Gracias, Lidia —respondí. Gustavo se quedó mirando su plato por un largo rato. Tanto Lidia como yo éramos capaces de sentir como se sentía