★ Max.Me quedé en silencio, observando a Hanna. Odiaba que mencionara a Scott, pero a pesar de todo, no podía contarle lo que sentí al estar con ella, a pesar de la atracción y la química que había entre nosotros. Hanna era demasiado importante para mí, y no quería ponerla en peligro involucrándola en los problemas de mi hermana y su novio.Ella se acomodó en mis brazos, buscando la calma y el refugio que le ofrecía en aquel momento de intimidad. Le di un beso tierno en la frente antes de cerrar los ojos y dejarme llevar por el sueño.Desperté en la madrugada, sabiendo que no quería viajar en avión.Mi abuelo tenía razón: el viaje en tren hacia París sería la mejor opción.Besé a Hanna en sus suaves labios rosados, sintiendo su calidez y dulzura. Disfruté cada instante de ese beso antes de separarme y salir de su casa. Minutos más tarde, sentí la necesidad de regresar para dejarle algo importante antes de despedirme definitivamente y emprender el camino hacia París.Mientras recorría
Salí de darme un baño, no traje más que dos cambios de ropa. Por suerte, la esposa de Aless me prestó algo de ropa que es de él. Espero que no se moleste cuando me vea con ella.Ni siquiera sé cómo dirigirme a esta familia, así que me quedé encerrado en la habitación. Tal vez salga cuando llegue Aless. Pero antes de darme cuenta, una de las jovencitas entró sin tocar.—Hermano mayor, baja a comer —dijo la joven, Leonor. —Dice mi madre que ha preparado algo delicioso, pero no sabemos cuál es tu comida preferida, así que ha preparado un montón de comida. Papá ya llamó, dijo que llegaría en 20 minutos.—Esperaré a que él llegue, Leonor —pronuncié con tranquilidad, y la joven sonrió. Parecía que el ambiente era amigable y acogedor.—No, mamá quiere que bajes ya, anda baja—. Leonor tomó mi mano y trató de jalarme para salir de la habitación.Al verla desgastada al intentar convencerme, terminé por pararme y salí de la recámara.Bajé las escaleras y me topé con la esposa de Aless, quien est
Me quedé sin palabras ante su propuesta. Varias carreras a la vez parecía una idea desafiante, pero también emocionante.—¿Varias?Asintió con determinación.—Sí, por favor. Termina cardiología y psicología y estudia una carrera menos complicada como nutrición. Sé que eres capaz y quiero que te superes.La determinación en sus ojos me impulsó a aceptar el desafío.—Sí, sí puedo. Estudiaré todo lo que se me atraviese, todas las ramas de la medicina. No me importan los desvelos.Aless sonrió con orgullo y me dio un abrazo fuerte.—Me recuerdas a mí cuando era joven. Quería comerme el mundo de un solo mordisco. Si crees que no podrás, está bien. No te presiones.Respiré hondo y lo miré con determinación.—Aless, lo haré. Seré el doctor número 1, incluso mejor que tú.Él comenzó a reír.—Eso espero, Max. Ahora vamos a comprarte ropa.Recordé que no tenía dinero.—No tengo dinero. Puedo lavar la ropa que traía y...Aless me interrumpió con una sonrisa.—No te preocupes, parecerás un retrat
—¿A qué te refieres? —pregunté, intrigado y curioso, anhelando conocer más sobre sus sentimientos y pensamientos.—No lo sé... Cada vez que escuchaba que tu padre te golpeaba o que peleaban, sentía que la sangre me hervía. Me siento culpable por haberte dejado con él, pero no podía hacer mucho en ese entonces. Sin embargo, ahora que eres mayor de edad, puedo ayudarte y no dejaré de hacerlo. Siempre podrás contar conmigo para enfrentar cualquier adversidad que se te presente, Max. Eres parte de mi familia, aunque no lo seas de sangre.La tenue luz de las velas bañaba el comedor mientras Aless y yo continuábamos disfrutando de la cena. Entre sorbos de vino y deliciosos aromas que se desprendían de los platos, compartíamos risas y anécdotas que nos unían más como familia. En ese momento, me sentía agradecido por tener a alguien como Aless a mi lado, dispuesto a apoyarme y protegerme.—Gracias, Aless. Significa mucho para mí tener a alguien como tú en mi vida —le respondí sinceramente, co
—Solo venía por mi Papanicolaou. —mencionó, entre suspiros.—Esto es parte del procedimiento —bromeé, intentando disimular mi propia turbación.—¿En serio? En internet no decía eso, la próxima vez iré con otro doctor...—Cállate, solo yo puedo revisarte —respondí, sintiendo una mezcla de culpa y deseo.Ella empezó a sonreír, como si también disfrutara de este secreto. Se sentó en la camilla, invitándome a acercarme con sus piernas abiertas y sus manos acariciando mis hombros.—¿Qué estás haciendo, Hanna? —pregunté, confundido por sus acciones.—No lo sé, no he dejado de pensar en el día que nunca debió existir, y cada vez que lo recuerdo... —Ella se quedó en silencio y su mirada se desvió hacia otro lado, revelando sus pensamientos turbios.—¿Cómo terminas? —interrogué, sintiendo una mezcla de morbosidad y preocupación.El sonido de la lluvia golpeando las ventanas creaba un ambiente íntimo y cargado.—Mojada, y... —Hanna se mordió el labio inferior, desviando la mirada.—¿Y qué, Hann
★ Hanna.Han pasado algunos meses desde que estoy en Alemania.Dylan, mamá y papá me llaman a cada rato; al único al que casi no contesto las llamadas es a papá, aún estoy enojada con él. Me alejó de todos solo porque quiso y me siento muy sola.En ocasiones, la verdad, es que Max, casi siempre me hace compañía o yo voy a verlo cuando está muy ocupado con sus estudios de medicina. El pobre está lleno de tareas universitarias, pero me ha hablado de que Aless, es de gran ayuda, ya que le explica todos los procedimientos médicos incluso antes de iniciar esa clase en la universidad. Cuando llega el momento de la clase, Max ya la maneja con facilidad. Es un cerebrito en ese sentido.Aún así, hay cosas que me hacen sentir mal con respecto a él.Aunque sigo siendo la novia de Scott, mi relación se ha visto afectada por mi cercanía con Max. Desde que me vine a Alemania, solo dos o tres veces, como mucho, me ha llamado y siento que mi relación con Max se ha vuelto mucho más profunda que la que
Bajó con su premio y un certificado, se sentó y me lo puso en las manos.—Felicidades.Traté de devolvérselo pero él no lo recibió.—Te dije que todos mis logros serían gracias a ti y tú los tendrías todos.—Pero Aless también te ha ayudado.Max parecía pensativo y tomó el premio.—A Aless le daré esto.—Max...—Tú quédate con el certificado.—Eres un tonto.—Vamos, ya no me interesa estar aquí, vamos a comer algo.—Sí Max.Salimos de la premiación, tomados de la mano, y me llevó a almorzar a un elegante restaurante italiano.Pedimos una variedad de deliciosas comidas típicas y disfrutamos de una conversación animada. Después de satisfacer nuestro apetito, decidimos dar un paseo por las pintorescas calles.— ¿Sabías que mi hermano vendrá? — Le pregunté, buscando cualquier rastro de emoción en su rostro.Max suspiró y respondió con una expresión de resignación en su mirada.—Llevo meses sin hablar con Dylan.Seguro es por Angelina.Asentí comprensiva. Max, había estado distante desde qu
★Max.—¿A dónde vas? —me preguntó Vladimir, confundido por mi repentina decisión de abandonar las pláticas en el hospital.—Debo irme —respondí apresuradamente. Salí corriendo y detuve el primer taxi que encontré. Sabía a dónde tenía que ir: a casa de Hanna.Llegué a su puerta y llamé, pero no hubo respuesta. Decidí usar mi llave para entrar. Entré y corrí a su habitación, pero ella no estaba. Entré en el baño y allí estaba ella, con los ojos cerrados en la bañera. El agua traslucía su figura y me quedé más tiempo del que planeaba, admirando su cuerpo. Sacudí la cabeza y corrí hacia ella, le toqué la frente y noté que aún tenía fiebre, pero parecía más débil que nunca.—Max, ¿voy a morir? —preguntó ella sin abrir los ojos.—Sí, lo siento, tu enfermedad es terminal —respondí con tristeza.—Idiota. Comenzó a reír, y yo no pude evitar sonreír también.—Vamos, te revisaré —dije mientras tomaba una bata de baño y ella se ponía de pie. Me acerqué a ella para ayudarla a colocársela.—¿Aú