—Vaya mierda, mientras Hanna espera a que la llames, estás aquí cogiéndote a mi hermana. —Mi voz sonó cargada de furia y Scott se sentó de un tirón en la cama, tratando de cubrirse con las sábanas.—Hermano...—Tú cállate, esto no es contigo —le espeté a Mons.Monserrat miró hacia abajo, avergonzada.—Hanna no está, ¿verdad? —preguntó Scott con sarcasmo.—Sí, pero hasta donde sé, aún no han terminado, ya que Hanna me contó que siguen saliendo. Le pediste mantener una relación a distancia mientras te acostabas con mi hermana. Vaya gran novio eres, Scott. Ahora lárgate de mi casa.—No, Scott y yo nos amamos —pronunció Monserrat, haciendo que una risa irónica escapara de mis labios.—Creo que deberías decirle a Hanna que amas a mi hermana y terminar con ella de una vez —dije con desdén.—No, lo de tu hermana fue un desliz, yo amo a Hanna —insistió Scott.—Trata de decir eso cuando tu maldito miembro deje de estar dentro de mi hermana. Me dan tanto asco los dos, pero los dejaré para que c
—Lo siento, Max. No quise mencionarlo. Debe ser doloroso para ti —dijo con una expresión de disculpa en su rostro.—Angelina, Hannah. Termina la frase. Dylan y Angelina están muy enamorados. —exclamé con amargura.—Max, lo siento. Sé que ella te gustaba mucho —me dijo Hanna con pesar.—No es la primera vez que pierdo a alguien que me gusta. Lo superaré. Angelina es agradable, aunque sí me duele. Estaba empezando a enamorarme de ella —respondí, con tristeza en mi voz.—Lo siento. ¿No es la primera? ¿Quién fue la primera? —preguntó Hanna curiosamente.—No importa —contesté con un dejo de dolor en mi voz.—Claro que importa, nunca te conocí ninguna novia, siempre estabas solo.—Nunca he tenido novia —confesé resignado.—Oye, eso es verdad, nunca te he visto con mujeres. ¿Acaso eres hombre? ¿No eres gay? —dijo riendo nerviosamente.Empecé a reír también. —Cuando me enamoro, soy muy fiel, Hanna. Jamás traicionaría mis sentimientos.—Pues lo dudo. No has tenido ninguna novia y tu mejor ami
★ Hanna.Mis ojos se abren lentamente, logrando observar todo lo que tengo a mi alrededor. Mi cuerpo se siente extraño, froto mis ojos y extiendo mis manos en el aire, percatándome de que estoy sin ropa. —Mi cabeza… —pronuncio llevándome una mano a la frente, después la recorro sobre mi cabeza.Es en ese momento que me percato de que estoy siendo abrazada. Volteo mi vista hacia la persona que me abraza y me quedo sin palabras al ver a Max dormir a mi lado. No es la primera vez que dormimos en la misma cama, pero esta vez hay algo diferente. Al instante, alzo las sábanas y me doy cuenta de que ambos estamos sin ropa y esa intimidad se siente extraña. Por alguna razón, no dejo de ver esa cosa enorme que carga Max. ¿Eso estuvo dentro de mí? ¿Le entregué mi virginidad a Max? Siento que mis mejillas comienzan a calentarse mientras trato de refrescarme con la mano. Dejo de ver eso y me enfoco en el rostro de Max, quien duerme tan tranquilo que podría confundirse con un bebé. Mi mano
★ Max.Me quedé en silencio, observando a Hanna. Odiaba que mencionara a Scott, pero a pesar de todo, no podía contarle lo que sentí al estar con ella, a pesar de la atracción y la química que había entre nosotros. Hanna era demasiado importante para mí, y no quería ponerla en peligro involucrándola en los problemas de mi hermana y su novio.Ella se acomodó en mis brazos, buscando la calma y el refugio que le ofrecía en aquel momento de intimidad. Le di un beso tierno en la frente antes de cerrar los ojos y dejarme llevar por el sueño.Desperté en la madrugada, sabiendo que no quería viajar en avión.Mi abuelo tenía razón: el viaje en tren hacia París sería la mejor opción.Besé a Hanna en sus suaves labios rosados, sintiendo su calidez y dulzura. Disfruté cada instante de ese beso antes de separarme y salir de su casa. Minutos más tarde, sentí la necesidad de regresar para dejarle algo importante antes de despedirme definitivamente y emprender el camino hacia París.Mientras recorría
Salí de darme un baño, no traje más que dos cambios de ropa. Por suerte, la esposa de Aless me prestó algo de ropa que es de él. Espero que no se moleste cuando me vea con ella.Ni siquiera sé cómo dirigirme a esta familia, así que me quedé encerrado en la habitación. Tal vez salga cuando llegue Aless. Pero antes de darme cuenta, una de las jovencitas entró sin tocar.—Hermano mayor, baja a comer —dijo la joven, Leonor. —Dice mi madre que ha preparado algo delicioso, pero no sabemos cuál es tu comida preferida, así que ha preparado un montón de comida. Papá ya llamó, dijo que llegaría en 20 minutos.—Esperaré a que él llegue, Leonor —pronuncié con tranquilidad, y la joven sonrió. Parecía que el ambiente era amigable y acogedor.—No, mamá quiere que bajes ya, anda baja—. Leonor tomó mi mano y trató de jalarme para salir de la habitación.Al verla desgastada al intentar convencerme, terminé por pararme y salí de la recámara.Bajé las escaleras y me topé con la esposa de Aless, quien est
Me quedé sin palabras ante su propuesta. Varias carreras a la vez parecía una idea desafiante, pero también emocionante.—¿Varias?Asintió con determinación.—Sí, por favor. Termina cardiología y psicología y estudia una carrera menos complicada como nutrición. Sé que eres capaz y quiero que te superes.La determinación en sus ojos me impulsó a aceptar el desafío.—Sí, sí puedo. Estudiaré todo lo que se me atraviese, todas las ramas de la medicina. No me importan los desvelos.Aless sonrió con orgullo y me dio un abrazo fuerte.—Me recuerdas a mí cuando era joven. Quería comerme el mundo de un solo mordisco. Si crees que no podrás, está bien. No te presiones.Respiré hondo y lo miré con determinación.—Aless, lo haré. Seré el doctor número 1, incluso mejor que tú.Él comenzó a reír.—Eso espero, Max. Ahora vamos a comprarte ropa.Recordé que no tenía dinero.—No tengo dinero. Puedo lavar la ropa que traía y...Aless me interrumpió con una sonrisa.—No te preocupes, parecerás un retrat
—¿A qué te refieres? —pregunté, intrigado y curioso, anhelando conocer más sobre sus sentimientos y pensamientos.—No lo sé... Cada vez que escuchaba que tu padre te golpeaba o que peleaban, sentía que la sangre me hervía. Me siento culpable por haberte dejado con él, pero no podía hacer mucho en ese entonces. Sin embargo, ahora que eres mayor de edad, puedo ayudarte y no dejaré de hacerlo. Siempre podrás contar conmigo para enfrentar cualquier adversidad que se te presente, Max. Eres parte de mi familia, aunque no lo seas de sangre.La tenue luz de las velas bañaba el comedor mientras Aless y yo continuábamos disfrutando de la cena. Entre sorbos de vino y deliciosos aromas que se desprendían de los platos, compartíamos risas y anécdotas que nos unían más como familia. En ese momento, me sentía agradecido por tener a alguien como Aless a mi lado, dispuesto a apoyarme y protegerme.—Gracias, Aless. Significa mucho para mí tener a alguien como tú en mi vida —le respondí sinceramente, co
—Solo venía por mi Papanicolaou. —mencionó, entre suspiros.—Esto es parte del procedimiento —bromeé, intentando disimular mi propia turbación.—¿En serio? En internet no decía eso, la próxima vez iré con otro doctor...—Cállate, solo yo puedo revisarte —respondí, sintiendo una mezcla de culpa y deseo.Ella empezó a sonreír, como si también disfrutara de este secreto. Se sentó en la camilla, invitándome a acercarme con sus piernas abiertas y sus manos acariciando mis hombros.—¿Qué estás haciendo, Hanna? —pregunté, confundido por sus acciones.—No lo sé, no he dejado de pensar en el día que nunca debió existir, y cada vez que lo recuerdo... —Ella se quedó en silencio y su mirada se desvió hacia otro lado, revelando sus pensamientos turbios.—¿Cómo terminas? —interrogué, sintiendo una mezcla de morbosidad y preocupación.El sonido de la lluvia golpeando las ventanas creaba un ambiente íntimo y cargado.—Mojada, y... —Hanna se mordió el labio inferior, desviando la mirada.—¿Y qué, Hann