Matt no regresó a casa, sino hasta la mañana siguiente, encontrándose con Emilia en la cama y despierta. En ese instante, Matthew esperó por parte de ella algún reclamo; no obstante, se encontró con un modesto recibimiento de Emilia.Emilia estaba deseosa, quería desnudar al hombre que amaba y poseerlo como una adicta desquiciada a su cuerpo.Lo llevó a la cama y comenzó despojando su ropa de la misma manera que lo hacía él. Matthew se percató de que ella, era sin duda la mujer perfecta que había estado esperando durante toda su vida. Ella lo comprendía, no formulaba preguntas, no intervenía en sus asuntos y, además… no manifestaba inconformidad.Matthew se cuestionaba que era egoísta, y también un oportunista por obtener provecho de su ingenuidad y humildad, pero prefería eso a que ella supiera la verdad. —Sé que tendrás que irte de nuevo en un par de horas, por lo que quiero aprovechar el poco tiempo que me queda a tu lado para disfrutarte. —Le dijo. En sus ojos se mostró un bril
Emi bajó con el propósito de ir a la cocina, cuando se encontró allí en el comedor con el desayuno listo y servido, y con un Matthew saliendo de la cocina con una jarra de jugo y dos vasos en sus manos.Los dos durmieron en habitaciones separadas por decisión de él mismo, quien buscaba de estar solo y resolver sus propios problemas por su cuenta como estaba acostumbrado a hacerlo. De cierta manera Emilia no iba a ayudar mucho, era un problema que no podía contarle.—Buenos días. —Dijo él.—Buenos días, Matthew. —Emilia se sentó y Matt le sirvió el desayuno.—Lo de anoche… lamento como te traté. No tengo excusas ni tampoco me voy a justificar. Estuvo muy mal. —Se disculpó con Emi, pero ella demostró no estar interesada en su disculpa.Incluso ignoró lo que Matthew dijo y siguió desayunando.—Emi… si no quieres conversar conmigo está bien, tienes derecho de no hacerlo y también de molestarte conmigo, aun así, quiero que sepas lo mucho que me importas. —Matt le dio un beso en la cabeza p
—¡Quiero que te largues de mi casa, insolente! — Sally cubrió su cuerpo desnudo con una sábana mientras su esposo le gritaba histérico y fuera de lugar.—Brent, escúchame, déjame explicarte…—¡Cállate, traidora!, ¿cómo has podido serme infiel cuando te lo he dado todo? Y tú, maldito bastardo, ¡Lárgate antes de que te muela a golpes y acabe con tu miserable vida! —Brent había perdido el control.—Por favor, déjame explicarte qué sucedió.—¿Qué vas a decirme?—Yo… —Sally guardó silencio al no saber qué decir, de cierta forma no había nada que pudiera expresar.—Vístete y lárgate de mi casa. Eres una cualquiera, me avergüenzas. Al menos te hubieras ido a un hotel en vez de coger con ese tipo en nuestra cama. ¡Perra! —Sally bajó la mirada al suelo. No tenía nada que decir, ni siquiera recordaba cómo fue que llegó a estar en los brazos de ese hombre que ni ella misma conocía. El último recuerdo fue haber tomado un jugo con su hermana, y luego de eso ya no hay más en su memoria, hasta esa ma
—Cada día te soporto menos y te odio más. —comentó Brent con los dientes apretados. —Eso no era lo que decías cuando me querías tener como tú esposa. —respondió Carlota. —Y no sabes cuánto me arrepiento de aquella decisión, me siento el hombre más embarcado de la vida. Consideré que eras la ideal para mí, pero solo fingiste para hacerme caer en tus encantos, bruja. —Carlota rodó la mirada y subió sobre su rezago. —Deja de odiarme tanto, igual te hago sentir hombre y eso te encanta. — susurró encendiendo su cuerpo. —No te equivocas, has sabido cómo tenerme enredado en tus redes a pesar de que solo estás conmigo por mi dinero y un capricho de envidia hacia tu hermana. —Difunta hermana, de seguro debe estar en el infierno revolcándose de ira tras ver qué su amado hombre ahora es mío y solo mío. — se desnudaron con rapidez, él la subió al escritorio y allí comenzó a poseerla. La relación entre Carlota y él se había convertido en algo más sexual que sentimental, con el tiempo Brent se
Brent no había logrado pegar un ojo en toda la noche tras recordar la presencia de Sally, no se explicaba cómo era posible que ella estuviera viva luego de aquel terrible accidente, aunque de cierta forma su cuerpo nunca estuvo presente, buscaron por tres años con las esperanzas de encontrarla viva, pero un día se agotaron las esperanzas y la dieron por muerta.Él no quiso mencionarle a Carlota la aparición de su hermana para evitar un escándalo y que ella en medio de su histeria volviera a atentar en contra de Sally, ahora que estaba de vuelta pretendía buscarla para hablarle y pedirle perdón por las decisiones del pasado que tomó sin antes pensar. Recordó en ese instante las palabras que Sally le dijo aquel día antes de dejarla, y era que él iba a buscarla arrepentido y ella lo iba a rechazar, pero eso no iba a impedirle a Brent querer intentar recuperarla.Muy tarde él se dio cuenta de su amor por ella, de que en realidad Sally era la mujer que lo sabía valorar y representar.Brent
—¡No, no acepto que ella esté viva! —Carlota tiró al suelo todo lo que había en su camino, estaba histérica por la noticia de que su hermana estuvo viva durante estos años y había vuelto.—Es la nueva presidenta en la compañía. —mencionó Brent cabizbajo, ella volteó a verlo con sus ojos abiertos y petrificada.—¿Qué? —ya la noticia había sido oficial, como lo habían predicho el día de ayer en la reunión. Brent había quedado fuera y no tuvo más opciones que aceptar un nuevo cargo de bajo rango, y por si fuera poco, tendría que ajustarle cuentas a ella de todo.—Como escuchaste, Sally volvió para vengarse de nosotros, y todo por tu maldita culpa, por haberle ocasionado ese accidente. ¡Ella estaba embarazada de mí, Carlota, y perdió al bebé en ese accidente que tú ocasionaste! —le gritó en la cara enfadada. Ella enarcó su ceja y lo empujó con molestia.—No me culpes a mí solamente, te recuerdo que tú estuviste de acuerdo conmigo, eres tan culpable como yo, y los dos estamos metidos en es
—Quiero que tiren esto, esto y eso de allá a la basura y lo quemen todo. Suban a la habitación donde dormía mi hermana con mi esposo y saquen de allí todo lo que es de ella y también lo quemen, todo lo que ustedes sepan que pertenece a Carlota préndanle fuego sin miedo, y… suban mis maletas, limpien con rapidez la habitación y acondiciónenla para mí. —el personal de la Mansión Loughty se miraron entre sí confundidos, la mayoría al ser nuevos no la conocían, pero los que ya habían compartido con ella era evidente que si la recordaban muy bien, tanto que su regreso los animaba.—Señor…—Como señora única de la mansión, tienen que obedecerme, sé que muchos no saben quién soy yo, ni que sucedió con Carlota, solo diré que ella no volverá a este hogar jamás porque la única señora de aquí ha vuelto, y esa soy yo, la única esposa que tiene Brent Loughty soy yo. Así que les sugiero que hagan todo lo que les pido, saquen de mi hogar todas las cosas de esa arpía, dense gusto quemándolas, que sé
—¿Te acostaste con ella, verdad? —Carlota se mostró desesperada por saber qué había sucedido anoche entre los dos—. ¡Respóndeme!—¡No, no me acosté con ella, Carlota, no lo hice si eso es lo que tanto te preocupa! —espetó.—Dios, esto es una tortura para mí. —lo abrazó aferrándose a él, Carlota, por más ruda que se viera o les hiciera creer a todo, tenía sus sentimientos, y el único hombre que logró despertar eso en ella, había sido Brent, su gran problema, era que por más amor que tuviera hacia él, su ambición y su carácter la llevaban a cometer errores, tantos que no le importaba tener que manipularlo con llantos y palabras lindas para salirse con la suya.—No deberías venir más a la compañía, si Sally se entera te impedirá la entrada y eso será más humillante para ti. —le sugirió Brent, ese que estaba enredado entre dos mujeres, una que despertaba sus pasiones y deseos carnales más profundos, y otra que hacía que su corazón latiera desenfrenadamente y a cada instante.—No me pidas