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Capítulo 01 “Siete años luego”

—Cada día te soporto menos y te odio más. —comentó Brent con los dientes apretados.

—Eso no era lo que decías cuando me querías tener como tú esposa. —respondió Carlota.

—Y no sabes cuánto me arrepiento de aquella decisión, me siento el hombre más embarcado de la vida. Consideré que eras la ideal para mí, pero solo fingiste para hacerme caer en tus encantos, bruja. —Carlota rodó la mirada y subió sobre su rezago.

—Deja de odiarme tanto, igual te hago sentir hombre y eso te encanta. — susurró encendiendo su cuerpo.

—No te equivocas, has sabido cómo tenerme enredado en tus redes a pesar de que solo estás conmigo por mi dinero y un capricho de envidia hacia tu hermana.

—Difunta hermana, de seguro debe estar en el infierno revolcándose de ira tras ver qué su amado hombre ahora es mío y solo mío. — se desnudaron con rapidez, él la subió al escritorio y allí comenzó a poseerla.

La relación entre Carlota y él se había convertido en algo más sexual que sentimental, con el tiempo Brent se dio cuenta de que habían cometido el peor error de su vida al haberse involucrado con Carlota, ella era lo peor como mujer, pero como amante era única y especial. No podía resistirse a sus encantos ni mucho menos a esos besos que lo derretían, aunque su corazón, con el tiempo, y el pasar de los años, le demostró que solo tenía una dueña y que esa dueña, había muerto por culpa de ellos dos.

Brent gruñó cuando liberó su orgasmo, golpeó fuerte la mesa y se alejó de ella para limpiarse y volver su pantalón a su lugar. Se sirvió un trago de whisky y lo bebió todo para luego soltar unas palabras que a Carlota la ofenderían.

—¿Cuánto quieres por los minutos de sexo? Te haré un pago inmediato… —lo abofeteó.

—Eres detestable.

—Y te encanta que sea así. No te hagas la estúpida que ambos sabemos que estás conmigo por interés, así que cuánto quieres por estos minutos de placer que me has brindado. —encendió un puro y fumó frente a ella esperando su respuesta, pero a cambio solo recibió una mirada de odio.

—Vete al demonio. — salió de la oficina histérica, en ese momento entró su colega.

—¿Otra vez discutiendo? —Brent movió su cuello para tronarlo.

—No tenemos nada más que hacer, es nuestro día a día —respondió luego de beber otro trago—. ¿Qué tienes para mí?

—Esta noche habrá una fiesta de gala, y… ¿Adivina quién asistirá? —se mostró intrigado.

—Habla ya.

—El sujeto que invirtió hace un año el dinero en el proyecto que tu compañía ejecutó, Bruce Baker, gracias a ese proyecto y dinero es que hoy en día tu compañía se encuentra en la número uno del país.

—¡Vaya, hasta que por fin aparece, no le habíamos visto más la cara desde aquel día, siempre suele estar presente su perro faldero! —marcó el número de su asistente—. Necesito que por favor vayas y me compres un traje muy elegante, esta noche tendré una fiesta de gala muy importante y es necesario ir presentable. —pidió a la mujer.

—¿Tanto traje para ver a un hombre? —inquirió su amigo.

—Por favor, claro que no. A ese tipo de eventos van muchas mujeres a las cuales no puedo negarle el privilegio de una magnífica noche. —sonrió con picardía.

—Brent, tú no aprendes. Estás casado, amigo, ten más respeto por Carlota, esa mujer te ama. —Brent volvió a beber todo su vaso de whisky.

—Si no sabes lo que esa mujer siente en realidad, no opines. Nadie tiene idea de la clase de persona que es Carlota, y de lo que sería capaz de hacer con tal de tener lo que quiere—lo dijo recordando aquel momento donde ella le confesó que quería a su propia hermana muerta, y que minutos luego, llegó la noticia del aquel accidente—. Ella es peligrosa. —Gordon no tenía idea de porque razón lo decía, y tampoco se inmutó a averiguar.

—Como digas. ¿Paso por ti?

—No será necesario, iré por mi propia cuenta. Lo que si voy a necesitar de ti es que por favor le pidas a mi asistente que haga una reservación en el hotel de siempre, se me pasó notificarle.

—Como tú digas, amigo.

—¿Algo más?

—Sí, los accionistas quieren reunirse para tratar el tema de las ganancias y sobre algunos pequeños inconvenientes que los mantienen inquietantes. Roger quiere sacarte de la directiva y que otro con más interés en la compañía la dirija, es lo que escuché el día de hoy por los pasillos.

—¿Sacarme? Pero qué imbécil es ese hombre. La única forma de sacarme es muerto, y no creo tenga la valentía para matarme. Es un bufón.

—Sea lo que sea está causando revuelo entre los demás accionista, deberías encontrar más apoyo y tener tu bando de tu lado, porque está teniendo ventaja.

—Las industrias Loughty ha estado bajo el mandato de mi familia por años, y un simple bufón no podrá quitármela. Muchos de los accionistas saben perfectamente que nadie podrá dirigir mejor la compañía como lo hago yo, y quién se atreva a revelarse es porque quiere quedar aplastado como un insecto.

—Solo te digo lo que he escuchado, mi sugerencia, es que busques apoyo en Bruce, es uno de los socios con mayor acciones en tu compañía.

—¿Por qué buscar apoyo en un hombre que hace apenas dos años se unió?

—Porque desde que se unió a las Industrias Loughty, han tenido más éxitos con sus ideas y proposiciones. No te conviene perder a los aliados con más acciones.

—Sí, supongo que tienes razón, después de todo Roger me quiere fuera del juego, y no lo permitiré.

—Bueno, me voy. Nos vemos en la noche, amigo. —Gordon se marchó de la oficina de Brent, dejándolo con algunas inquietudes.

La fiesta de gala había dado inicio, grandes empresarios reconocidos habían hecho presencia, entre ellos se encontraba Brent Loughty, el empresario más millonario del país, el hombre más deseado por las mujeres y odiado por una sola en particular.

Carlota no había asistido con él a la fiesta porque siempre le aburrían, y para él su ausencia era la gloria, de esa forma podía escaparse con la mujer que quisiera sin tantos problemas y sin nadie quien lo detuviera.

Su amigo Gordon llegó a su lado y susurró a su oído que ya Bruce estaba presente en la celebración, y que era la mejor oportunidad para hablar con él y buscar apoyo, algunos accionistas estaban tratando de revocarlo de su cargo y por tal motivo necesitaba del apoyo de muchos, por lo que empezaría por Bruce.

—Bruce Baker, qué honor mirarlo, es usted cómo una leyenda. Increíble, es accionista de mi compañía y muy pocas veces se le suele ver presente. —invitó al sujeto una copa de champán.

—Brent Loughty, grato gusto de verlo, he escuchado que mi proyecto funcionó, entonces mi inversión no fue tan mala.

—En lo absoluto, los números en su cuenta bancaria creo que lo dice todo.

—Eso supongo.

—¿Asistirá mañana a la reunión? Los directivos quieren lanzar en contra de mí un revocatorio, no sé con qué motivo pretenden hacerlo cuando las Industrias Loughty siempre ha estado bajo el mando de mi familia, supongo que se debe a uno de esos socios envidiosos y bajo de poder que quieren tomar mi lugar. Espero y usted me brinde todo su apoyo, señor Bruce. —aquel hombre lo miró sin emitir ningún gesto.

—Me encantaría apoyarlo, señor Loughty, pero no será posible. — los gestos de desconcierto de Brent, hicieron que Gordon se preocupara.

—¿Y por qué razón usted no apoyaría al presidente de la compañía, y más cuando es el heredero?

—Porque no puedo apoyar a nadie, cuando soy la candidata principal para tomar la presidencia que tú, has descuidado. —Brent tras escuchar la voz se paralizó, sus manos temblaron y su frente comenzó a sudar de manera notoria. Quería creer que se trataba de su imaginación, de ese remordimiento de conciencia que lo hacía escuchar su voz, pero no, era ella, era Sally quien habló a su espalda con un tono glorioso.

—¿Sally? —musitó sin voltear, ella misma se tomó la decencia de caminar al lado de Bruce y así hacer que Brent la mirase a los ojos, y se diera cuenta de que había regresado para tomar venganza y hacer pagar a los que intentaron matarla.

—Pareciera que vistes un fantasma —se burló—. Lo peor de todo es que esa expresión que tienes ahora, no se va a comparar a la que tendrás mañana cuando tu puesto de la presidencia, sea mío. Voy a quitarte todo, Brent, incluyendo la mansión dónde solíamos vivir antes de que tú y mi hermana me lo arrebataran todo. —espetó luego de beber la copa de champán.

Brent, seguía sin responder, la presencia de Sally daría un giro inesperado en su vida

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