Durante toda su vida jamás se había arrepentido de sus decisiones... jamás había reprochado a la vida por haberlo lanzado en los caminos más difíciles de la vida y mucho menos se había dedicado a llorar por los rincones de la casa o a lamentarse hasta morir... ¡no!... él había armado sus pedazos, se había forjado en el fuego y se había convertido en una bestia, en un hombre implacable, en algún digno de respetar, de admirar...

¡Se había convertido en el amo del mundo!, de su mundo... había armado una coraza alrededor de su corazón y había prometido jamás volver a salir herido, se había hecho esa promesa así mismo cuando Clarisa Medina lo había hundido en la peor de las miserias emocionales.

Pero nada se comparaba con lo que estaba sintiendo en ese momento, si alguien le hubiera dicho que sufriría por una mujer más de lo que había sufrido por Clarisa de seguro habría soltado la más sonora carcajada y le hubiera dedicado una mirada llena de burla a ese alguien, porque si, después del e