Sentía que de pronto se había quedado sin palabras, como si su cerebro se rehusara a funcionar de manera adecuada; como si esa mirada hubiera sido capaz de desarmarlo en segundos, como su de pronto todas sus técnicas de coquetería hubieran sido olvidadas o echadas a la basura, ¿dónde había quedado ese hombre galante que era hasta hace unos segundos?, en algún rincón escondida dejando solo a su versión de hombre asustado y apenado.— Yo... — tenía las manos metidas en los bolsillos de su pantalón, llevaba un traje negro su corbata y los primeros botones de su camisa blanca desabrochados, dándole un aspecto despreocupado y menos formal — estás por aquí y la ví salir de la compañía Carbajal... lamento si la he retrasado para algo importante... — paso una de sus manos por la parte de tras de su cabello, despeinandolo, intentando buscar calma para su corazón acelerado.— Descuide, solo necesitaba un loco de aire, no es nada importante — respondió tranquilamente, sin apartar su mirada de es
Era increíble como estando junto a esa chica el tiempo parecía no transcurrir, era como si el reloj se hubiera detenido y el resto del mundo dejara de existir; estaba totalmente fascinado con su risa, su mirada sincera y en como sentía que un millón de mariposas revoloteaban en su estómago con esas pequeñas acciones de la chica.Estaba fascinado, por como lo hacía sentir, como hacia su cuerpo vibrar y se sentía increíblemente viví, como si de pronto todos los males que lo afligían ya no fueran tan importantes; como si la simple compañía de esa muchacha fuera una medicina tranquilizadora para ese dolor que albergaba su alma. Escuchaba atento cada palabra que era pronunciaba por esos hermosa labios para luego ser acompañada por esa risa de campanilla que lo tenía totalmente hipnotizado.La había visto muchas veces, había estado muchos días observandola a la distancia, contemplado como parecía darle color al mundo mientras jugaba como una niña en él agua, provocando que el sonriera de fo
El día para ella había sido una peculiar mezcla entre el peor día de su vida y uno de los mejores días de su vida, ¿cómo era eso posible?, pues el día había comenzado siendo un asco total para luego empeorar por sus líos con Elitzyr y luego sentirse como las palabras de esa mujer la quemaban como si estuviera siendo consumida por las llamas del mismísimo infierno en el momento en que anuncio su embarazo ante Dominick Carbajal. Si con seguridad ese había sido uno de los peores momentos se su vida, casi tan malo como el día en que su corazón se rompió en mil pedazos debido a la terrible traición pero de pronto el destino pareció sonreírle por un momento premiendola con la agradable presencia del dragón es decir Thiago Visantino. Nunca pensó que la compañía de ese hombre le resultaría tan agradable, de cierta forma había logrado calmar su dolor y hacerle ver las cosas de manera diferente, haciendola sentir que sus energías se renovaban y ponía continuar con aún más fuerza que antes. El
Todas las miradas estaban puestas sobre ella, sentada a la cabeza de la gran mesa de reuniones de la constructora Malvorich, su expresión sería hacía que los ejecutivos se sintieran incómodos, estaba sentada, con un bolígrafo en la mano; jugando con el, presionando una y otra vez el pequeño botón del lapicero. Estaba de mal humor, eso era innegable, llevaban más de 16 minutos esperando a la persona faltante en esa reunión, el otro accionista: Armando Malvorich, quien parecía haber tomado aquella reunión convocada por la heredera como un completo chiste. Finalmente cuando el reloj marco las 8:25 de la mañana el hombre apareció, acompañado de su hija Grecia y su nieta Elitzyr, quienes dedicaron una mirada de total desprecio a la señorita que encabezaba aquella reunión. — Llegan tarde — fue lo primero que ella pronunció al momento en que cruzaron la puerta, mirando su reloj de muñeca con expresión malhumorada. — Ya estamos aquí, puedes comenzar con tu circo — fue la respuesta del mayo
Estaba terriblemente perdido en sus pensamientos, en sus recuerdos y por primera vez, desde que la había conocido; la presencia de Mónic no era capaz de calmar su preocupación, al contrario la aumentaba a niveles inimaginables. Aunque pareciera una locura se sentía preocupado por esa niña inocente que estaba en ese momento sentada frente a él. ¿Por qué?, porque el mejor que nadie podía conocer la maldad que corría por las venas de la familia Malvorich, más específicamente en Armando Malvorich y su hermosa nieta: Elitzyr Strauss Malvorich; esa familia era de demonios, capaces de hacer vivir un infierno en vida. Y tenía miedo, miedo de que ese gen maligno despertara en esa hermosa criatura que lo obserbaba con ojos expectantes, miedo de que ellos pudieran hacerle tanto daño que llevarán a su alma, acorralada, a corromperse. Y por primera vez en mucho tiempo sintió la impetuosa necesidad de proteger esa inocencia que emanaba de Mónic, porque a pesar de ser parte de esa familia de demoni
Estaba segura que de seguir llevando ese ritmo de vida terminaría volviéndose loca, ¿cómo rayos iba a distribuir su tiempo entreas constructora, si papel e. la compañía Carbajal y su reciente responsabilidad adquirida con su formación universitaria?, ¡iba a terminar por enloquecer!, de eso estaba más que segura, tendría que organizar extremadamente bien sus horarios y probablemente ausentarse de alguna de las 3 actividades que ocuparían todo su tiempo.¿Que debía hacer?, llevaba un buen rato dandole vueltas al asunto, lo más sensato, a su criterio; era dejar de asistir a la compañía Carbajal, después de todo ya habían terminado con la firma Malvorich y teniendo en cuenta las fiestas que se aproximaban quizás podría descansar de todo ese lío que representaba estar ena compañía de Dominick y así tomarse un tiempo para descansar, necesitaba guardar energías para comenzar las clases con bien pie.Sabía que los locos días que debía asistir a las instalaciones, durante el mes de Diciembre;
Mónic estaba realmente ofuscada y eso Dominick podía notarlo con tan solo mirarla a través del espejo retrovisor, ella lo había pillado observandola un par de veces y rápidamente apartaba la vista, ella sonreía de lado de una forma realmente aterradora, destilaba todo el orgullo que portaba en su interior; Dominick pudo darse cuenta que lejos había quedado esa niña que irradiaba pura inocencia. Algo había cambiado en ella, no supo cuando y exactamente qué la hizo cambiar; pues habían pasado tantas cosas que era difícil saber el momento exacto en que se había producido el cambio pero podía notarlo, en el brillo de sus ojos, en ese fuego de rabia y rencor que se extendía en su mirada clara. Y por primera vez en mucho tiempo sintió miedo, un miedo real que podía calar hasta sus huevos, temió que está vez ella hubiera decidido dejarlo de amar de forma definitiva, la simple idea dolió en su pecho; quizás había pecado de iluso al pensar que ella siempre estaría allí para él, profesando le
Mónic se encontraba recostada boca abajo en su gran y comida cana, ya habían pasado alrededor de dos horas que había llegado a casa de su padre, tenía la cabeza apoyada en una de sus manos para estar semi levantado, sus pies de movían cruzados en el aire dándole un aspecto bastante infantil mientras jugaba con el mando de la televisión y cambiaba los canales con una velocidad impresionante, sin ver nada realmente.Un ligero suspiró escapó de sus labios, estaba más perdida en sus pensamientos que otra cosa, buscaba respuestas para interrogantes que ni siquiera sabía de dónde había surgido o mejor dicho sabía pero se negaba a admitirlo y por más que no quería pensar en eso las ideas no dejaban de dar vueltas en su cabeza.— Yo conozco esa forma de suspirar — se escucha de pronto la voz de Clarisa, que si bien no la había criado si había pasado mucho tiempo a su lado una vez que había llegado al CopaCabana y la había visto de esa forma en muchas ocasiones, cuando se perdía en sus cavilac